martes, 16 de octubre de 2018

El secreto de Kalinka




Título original Au nom de ma fille

Año                2016

Duración        83 minutos

País               Francia

Director         Vicent Garenq

Guión            Vicent Garenq, Julien Rappeneau

Música          Nicolás Errèra

Fotografía     Renaud Chassaing

Reparto         Daniel Auteuil, Sebastián Koch,

                      Marie-Josee Croze, Audrey

                      Quoturi, Joannes Oliver Hamm,

                      Chistelle Kmiotek, Serge Feuillard,

                      Fred Personne, Therése

                     Roussei, Tom Hudson


La película "El secreto de KalinKa" ( por cierto qué ganas de cambiarle el nombre a los títulos no podían dejarlo en el original que no cambia nada " En el nombre de mi hija". aunque igual se busca el matiz exótico que lleva el nombre) de Vicente Garenq arranca con el arresto del protagonista , protagonizado por un fantástico


Daniel Auteuil que te puede venir a la cabeza por sus destacadas actuaciones, en mi caso lo recuerdo en

 "Caché" de Michael Haneke en aquel papel  con una atmósfera asfixiante de saberse espiado por una cámara todas las horas del día o en "El octavo día" de Jaco Van Dormael en un papel brillante de ejecutivo con una relación sincera y cariñosa de saltarte las lágrimas por la relación con otro personaje con una enfermedad de Síndrome de Dow. En esta ocasión con un trabajo de atormentado por el paso de unas relaciones matrimoniales rotas, pues con el tiempo están a disposición de pasar por el bache de la distancia de la inapetencia o la simple atracción hacia otra persona para iniciar aquel fuego amoroso que hace tiempo se apagó.  En el otro extremo de la acción se encuentra el hombre que le arrebata a su mujer, protagonizado por 

Sebastian Koch aquel escritor espiado en "La vida de los otros" de Florian Henckel von Donnersmarck más allá del muro en la Alemania del lado ruso en 1984. Vemos que la relación de pareja está deteriorada y el acercamiento de un amigo no puede llevar a otra cosa que a un romance extramatrimonial. El director suelta gotas de drama como chispas de un fuego que queman lentamente la relación. El matrimonio se tambalea con la angustia por medio de dejar dos niños pequeños abandonados a su destino.






Las relaciones matrimoniales no son murallas infranqueables como puede decir la Iglesia hasta que la muerte os separe, sino que están expuestas a la erosión del tiempo. El tema central pasa por esa relación adúltera de una esposa y el marido que averigua si ha sido un desliz ocasional como se ha confesado o por el contrario su cornamenta se mantendrá duradera. En muchas ocasiones la vida no pasa etapas de felicidad porque un hecho con sus hijos marca una nueva dirección de sus expectativas. El protagonista, a partir de este momento, ya no puede soportar el segundo golpe que le endosa su contrincante: antes se llevó a su esposa y ahora ha dado con los huesos de su hija bajo tierra. Por eso su única obsesión en su vida es la de dar con los huesos de su contrincante en la cárcel, porque mantiene sospechas de estar ante un violador de adolescentes. La venganza está más que servida, aunque para ello se arruine la vida para siempre. No importa, pues si la misma persona le ha arrebatado lo que más quiere dos veces seguidas irá a por él. Una sombra oscura se cierne sobre la extraña desaparición de su hija. Detrás se esconde una sospecha de violación que se quiere archivar a toda costa. El padre ante la incompetencia de los tribunales pasa a la acción por su cuenta y riesgo, aunque se pase toda su vida en el intento. En definitiva, las venganzas vistas desde fuera, desde la distancia parece que ninguna está justificada, sin embargo cuando te toca tu propia piel, vivirlo en tus propias carnes, entonces, cuando la justicia pasa de puntillas sobre el caso, la ira y el odio se apoderan del humano y un pacífico individuo puede entregarse en cuerpo y alma en conseguir su objetivo.


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