Año 1995
Duración 88 minutos
País España
Director Daniel Calparsoro
Música Varios
Fotografía Kiko de la Rica
Reparto Najwa Nimri, Roberto Chalu, Alfredo Villa,
Ion Gabella, Karra Elejalde, Kándido Uranga,
Saturnino García, Mariví Bilbao.
Daniel Calparsoro le da un tono de
thiller a sus películas a partir de la precariedad de los personajes que se
mueven en un mundo miserable. Con esta película inicia una trayectoria de observación
de los seres desprotegidos de la sociedad. Éstos aguantan el tipo debajo de su único paraguas que depende de recluirse en su propio caparazón como auténticos bichos raros. El director
remueve todos los resortes de esos desprotegidos sociales y les acerca el zoom
de la cámara para mostrar su rabia y coraje de su situación extrema. Los protagonistas
llevan en sus carnes las penalidades de la vida y lo aguantan como pueden, porque ese destino que van a
pasar sus carnes nunca podrán huir de él. Están condenados, predestinados a sufrir las
consecuencias de encontrarse en un lugar y una situación que ellos mismos nunca
buscaron, pero que el entorno social los ha abocado a un callejón sin salida. Está rodeados de la nada y no pueden confiar en nadie. El
soporte que reciben de su familia, de sus colegas todavía les acarrea más al
desastre en sus vidas. Las situaciones les queman, porque la camarilla de
compañía les empuja a vérselas con la situaciones más cruda. Da igual que se
encuentren en la ciudad como ocurre en posteriores películas (1) “Asfalto”, porque las compañías siguen siendo las mismas; otras como( 2)"Guerreros" donde se metan en un tanque como cascos azules de paz en la guerra de los Balcanes, allí un guaperas como Eduardo Noriega se las verá crudas con el sembrado de bombas en el suelo en espera de descuartizar cuerpos por los aires ; o que hayas tenido un pasado
oscuro en la Guerra de Irak que no te deje vivir tranquilo como en(3) “Invasor”; o la última (4)“Cien años de perdón” que dejará con el
culo al aire un entramado político de corrupción que en principio partía de un
atraco y nada más. Los personajes están acorralados, no pueden salir de su
situación y ante ese estado no queda otra salida que pelear hasta la muerte como el animal acorralado: arañar,
morder, matar.