El director, Kristoffer Borgli de "Sick of Myself" ( Harta de sí misma) quiere jugar con el recurso de la empatía hacia los demás. Se plantea el dilema de la ayuda a los otros y del saber estar en una situación compleja. Así, muestra, en el arranque de la acción, una pareja que come y bebe un vino de miles de euros, en el cumpleaños de la chica y que tramará hacer un "simpa", es decir, escapar corriendo con la botella debajo de los brazos y sin pagar. Buscamos la comprensión de la imagen y la vemos en el camarero que va corriendo detrás, puede que se haya jugado una parte del sueldo o incluso su despido. Esa chica cómplice,
Kristine Kujath Thorp ( aquella actriz de "Ninjababy" del director Yngvild Sve Fikke que hablaba de las posibilidades de entregar su bebe, todavía en su vientre, a una familia acomodada porque ella no lo deseaba) que se ha hecho la despistada y ha huido simulando una llamada de teléfono trabaja también en un bar. Ella misma observa, en un ataque de un perro a una cliente, como las personas pasan de ayudar a una persona moribunda en el suelo, en cambio ella responde positivamente. Dicho esto, podemos ver que dependiendo del momento en que ocurran los hechos, puede haber o no empatía con las personas. Sin embargo, lo que realmente nos quiere mostrar es la insatisfacción de una chica con su propia vida y con el mundo entero. De tal manera que busca sin sentido alguno "autodestruirse" y tomar pastillas que degeneren su figura y su estado anímico. Con ello conseguirá descaradamente la atención de los otros, pero desde el lado de la lástima cuando ya se ha destrozado por completo. Finalmente, rechaza su propio ser y necesita destruirse.