"Falcon Lake" de Charlotte Le Bon plantea el enamoramiento de un adolescente Bastien, interpretado por
Joseph Engel de Chloé, interpretado por Sara Montpetit.
Él está en la frontera de la niñez y la adolescencia, pues tiene catorce años, en cambio ella tiene diecisiete y está en plena adolescencia. Esa distancia marcarán unas diferencias que afectará al chico. La familia de Bastian son franceses que se han desplazado a Quebec para pasar las vacaciones de verano. El lugar es idílico: una casita de madera en medio de la montaña y un lago para ellos solos en el cual se pueden bañar sin problemas. Se detiene en esa época de la pubertad donde las preguntas, si lo has hecho o no, de las relaciones entre pareja y las rupturas son constantes. Están en la edad de experimentar sexualmente y no piensan en otra cosa que no sea las parejas y el sexo. Siempre en la mira está si eres mi novio, me quieres o me dejas.
Así, el protagonista se encuentra en esa fina línea del niño y del adulto, no es ni una cosa ni la otra y se ruboriza de hablar de sexo. También le resbalan las conversaciones de sus padres y de sus amigos y solo le atrae la juerga y experimentar con la bebida, el tabaco y la droga. Además, el sexo será su nueva dimensión de explorar con su amiga. En ese mundo entre la tierra y la pubertad se mueve la trama. En fin, una forma de enamorarse en unas vacaciones de verano, mientras experimentan sensaciones eróticas con su cuerpo.
"La historia de Trump" ( El aprendiz) del director Ali Abbasi ( director de "Araña sagrada" que se desarrollaba al torno de la vida de un asesino de prostitutas en Teherán que estaba convencido de que esas personas son escoria y debía eliminarlas); se centra en un trepa que busca llenarse las manos de pasta. Cuenta el recorrido de los años de juventud del presidente de Estados Unidos Donald Trump, interpretado por Sebastian Stan.
Se inicia con el presidente Kisinger en un fragmento de un discurso donde indica que su vida es trasparente y lo que tiene se lo ha ganado honestamente. El joven hijo de empresario quiere salir de los negocios cutres de su padre y se arrima en los lugares donde frecuentan los multimillonarios, ya sea sala de fiestas o restaurantes. Y allí, donde se maneja la pasta, seguro que algo se le pegará algo. Así, ese tipo busca influencia y arrimarse a los tipos influyentes del país que dominan la corrupción y las mafias. Pegarse a los que mueven los mandos del país supone un ascenso astronómico. El inexperto que busca fama y dinero se introduce en la guarida de los tipos poderosos. De hecho, se sienta en la mesa que la preside Roy Cohn, interpretado por Jeremy Strong
( con un discurso anti-homosexual, para esconder su propia ), brazo derecho del senador Joseph McCarthy que encerraba a comunistas a punta pala que a las primeras de cambio se vanagloria de llevar a la silla eléctrica a los hermanos Rosenberg ( se les acusó de revelar el secreto de la bomba atómica a los rusos) por formar parte de las juventudes comunistas. En esa mesa está rodeada de ladrones: Tony Salerno que en esa época ya movía cincuenta millones de dólares al año en apuestas ilegales; Carmine Galante, apodado el cigarro, porque raro es la vez que no se le veía con un cigarro entre los labios, asociado a la Mafia en la Ley Seca. Se comentó que éste último ejecutó más de ochenta asesinatos por encargo. Cualquier biografía de estos tipos entraría directamente a formar parte de lo que sucede en la película del Padrino de Coppola. De hecho, la muerte de Galante en un restaurante recuerda a la que se produce en el restaurante cuando Al Pacino, que hace de hijo del Padrino, le pega unos tiros al jefe de policía. En este contexto se mueve el joven Trump que años más tarde pasaría a ser presidente de los Estados Unidos y ahora sigue en los mismos intereses. Será el inicio de una carrera hacia la riqueza y la fama. Entra de lleno en el mundo del abogado mafioso ( son los causantes de los juicios que realizados después de lanzarse la bomba atómica contra Robert Oppenheimer y se ve en la peli "Oppenheimer" de Chistofher Nolant) , pero antes deberá cambiar de vida: nada de beber agua y más droga, sexo y lo que se tercie en las farras. En fin, el joven Trump, con una voraz hambre de comerse el mundo y levantar un gran hotel en la Gran Avenida (Así es como se construyó seguidamente la Torre Trump en la Quinta Avenida en el ático instalada su residencia privada) hará lo que sea por conseguir sus sueños. Incluso, cuando está con Roy que tiene colgados de la pared a fotos de personalidades como Nixon, comenta: "Un día estaré colgado yo ahí" Y lo ha conseguido en dos legislaturas.
Finalmente, pese a alguna escena que lo deja a parir en su violación a su propia esposa queda bien parado reflejando una cierta humanización. Su emisión en las salas nada le ha afectado en su segunda carrera hacia la presidencia del país más potente del mundo: ya es el puto amo.
"Testament" de Denys Arcand ( director y guionista) cuenta el corto recorrido que le queda a un personaje que se define en sus interioridades como alguien que ha vivido sin pena ni gloria: sin familia ni hijos con algún polvo que otro en la juventud y que se está más cerca, mientras pasea por un cementerio de ellos, los muertos, que de los vivos. El pobre Jean-Michel, interpretado por Remy Gurard, ya está al final de sus días y se enfrenta con resignación, pero temeroso.
Tiene aversión a todo, desde el momento en que sale del asilo donde reside por mucho que le insistan para que realice gimnasia o cambie de vida, pero él se agarra a sus dos días de trabajo en una biblioteca para pasar el rato y poco más que le dejen con su copita de vino mientras come y sus paseos en tranquilidad. Ahora, en un cine, está dispuesto a recoger un título por su vida de escritor, olvidado, por cierto y antes pasarán por la tribuna nuevas generaciones de escritores reivindicadores de no se sabe qué movimientos. Nadie se percata de él como si fuera ya un mueble viejo que se debe quemar. Allí se encuentra el ministro de cultura con una cara de capullo total que se la hará reverencias. La ironía corrosiva resalta en sus monólogos internos y en las situaciones que se dan en el transcurso de su caminar, por ejemplo, en las personas con comentarios y convicciones deferentes a él que presumían de dar consejos benignos y frente a la muerte, por mucho que se cuiden, nada pueden hacer. Por tanto, lo más patético del humano se muestra frente al anciano que intenta llevar como puede sus últimos días de vida sin dar por saco a nadie y viviéndolos como puede.
Mantiene una amistad cordial con la directora de la residencia, interpretada por Sophie Lorain, que creía que él se entendía con una joven que la visitaba en su habitación cada semana. Sin embargo, es una forma de confesión de unas sensaciones del tiempo que se acaba. Quiere confesar a alguien su existencialismo y por ello la recompensa. A esa edad, nada de pensamientos obscenos. En fin, se busca la ironía y el sarcasmo de una sociedad patética donde la farándula y la exaltación premia a los vulgares que quieren destacar sobre la excelencia del personaje discreto.
"De naturaleza violenta" de Chis Nash es una peli de un zombi, sí, porque solo es uno el que va segando cabezas por mitad del bosque. Así, quien no le guste la trama ya sabe de qué va y puede abandonar. Es un fiambre que remonta sobre la tierra, porque han tocado un recuerdo que colgada de su tumba y eso no lo va a consentir. Se inicia con ese cadáver que irrumpe de entre las hojas en un medio de la naturaleza de Kennedale, un pueblo de Texas. Aparece como si tal cosa: con sangre, chichones y magullado, pero su andar y aspecto se parece más a los vivos que a los difuntos. Camina sin vacilación después de estar enterrado vete tú a saber cuanto tiempo, luego dicen que unos diez años, pero está rollizo de buen año. Se conserva bastante bien, quitado el careto deforme, el resto mantiene la fuerza suficiente que le sobra para cargarse a personal vivo.
Se encamina con buen paso hacia el lugar donde suena una conversación de dos tipos con muy malas pulgas, peores lleva él, claro. Por lo que vemos, parece que el muerto ha dejado ciertas cuentas que saldar y sencillamente, ha resucitado para vengarse. Camina sin rumbo, pero todo aquello que se cruce con él, dejará de moverse para siempre. Se encuentra con una cuadrilla de jóvenes acampados en el bosque y en medio de la oscuridad. No podía ser de otra manera, ¡un clásico de estas cintas! Uno a uno pagará con las consecuencias de despertarlo de su profundo sueño. Y nos asaltan las pelis de serie B de terror del estilo de "Pesadilla en Elm Street" y un Freddy Krouger sin uñas largas. Así, un grupo de adolescentes, como siempre ocurre, que acampan en medio del bosque y cuentan los sucesos macabros que ocurrieron en aquella zona hace más de diez años y se produjo una masacre.
En fin, una más de terror de un muerto con poca capacidad de sorprender, porque entre otras cosas, el zombi se encuentra casi en perfectas condiciones, rollizo y de buen año. Nada de descomposición. Se toma su tiempo para empezar a descuartizar al personal. No apta para los espectadores sensibles y gozarán aquellos que les guste la carnaza sangrienta.
La sinopsis de la película "Alice, cariño" de la directora Mary Nighy más cinco minutos de visionado ya nos acercan a una especie de pánico machista que sufre la protagonista. No es necesario que salgan criminales o que haya un maltrato físico evidente. Se puede llevar dentro sin que la protagonista,
Anna Kendrick, (actriz con una larga trayectoria, muy reconocible, pero sin acertar a ubicarla en ninguna película destacada hasta llegar en su larga filmografía a aquel film de Jason Reitman"Ul in the Air", quizá por verla unas cuantas veces, que junto a George Clooney que se dedicaban a analizar el estado de las empresas y despedir a saco a todo aquel que no fuera productivo, luego se largaban y les daba igual dejar hechos polvo a unas personas que difícilmente encontrarían trabajo nuevo) sea capaz de hacer nada para desligarse de esa especie de esclavitud en pareja. Aquí, el personaje, pese a tener un inicio de cierta libertad, siempre guardando las apariencias, con unas amigas en un bar donde hablan sin tapujos sobre los hombres. Sin embargo, ya olemos el machismo en cuanto el marido, insiste por teléfono que le cuente cómo está y ya le está pidiendo una foto provocativa desde el lavabo, vete tú a saber con qué fin. En principio, esa relación de pareja parece normal de cara al exterior: tienen un trato cordial y amoroso de cara a la galería, pero ella, por dentro, en sus meditaciones personales, algo fuerte oculta que no funciona bien que no la deja vivir. Simón, su marido, es un pintor que expone sin demasiado éxito y siente ansiedad por un futuro de fracaso. Pero la realidad es otra: ella lo impulsa, lo consuela, lo adora, pero todo es mentira, pues ese servilismo no es otra cosa que dejarse llevar por el otro y no tener la capacidad autónoma para decidir y opinar dentro del matrimonio.
Está hundida y necesita salir a flote. En definitiva, esa ansiedad interna que es incapaz de desprenderse, de luchar por tener una voz y un espacio personal hace que sea infeliz.
Las noticias brotan rápido nada más iniciarse la acción: el protagonista llega a su casa donde oye unos suspiros sospechosos que escapan de su habitación, las sospechas se hacen realidad al abrir la puerta, pues su mujer está fornicando con un apuesto chico joven, el cual huye a paso tranquilo e insultando al recién llegado de viejo gruñón. Hablamos de la película "Death of a Ladies Man" de Matt Bissonnette. La ruptura matrimonial es evidente. Aquí no acaban las sorpresas y en la siguiente toma, en un bar con su hijo le confiesa que es gay con la sorpresa siguiente. El personaje que le ocurre esto nada más empezar es
Gabriel Byrne, actor que suena mucho su cara, pero no acabo de ver la película. Repaso su biografía y aparece aquel personaje mafioso que se pasaba de banda en banda jugándose la vida a cada trueque de mafiosos en “La muerte entre las flores” de los hermanos Coen, siempre rondándole una pistola en su cabeza. Allí resaltaba su interpretación con una maravillosa película de gánsters. En esta caso, la cinta se fragmenta en tres partes, una donde muestra el ocaso del protagonista, una segunda, en la que desparece lo humano y ya está en un estado más allá de la vida y una tercera que es el epílogo y la desaparición, la unión con el padre. Allí se desarrolla la última confesión del más allá. Todo ello aderezado con las canciones de Leonard Cohen como “Hallelujah”
de Viggo Mortensen ( actor importante- "Green Book "de Peter Farrelly, "Captain Fantastic" de Matt Ross, "Promesas del este" y "Una historia de violencia" de David Cronenberg, "Alatriste" de Agustín Díaz Yanes por citar alguna de las últimas de su amplia carrera de actor que ahora se ha pasado detrás de la cámara para dirigirse a sí mismo) te posee, te atrae desde el principio, incluso cuando las primeras palabras que te encuentras son lapidarias en el momento en que el padre ve nacer a su hijo:" Siento traerte a este mundo para que después tengas que morir". Cuenta la historia entre padre e hijo y su relación en el tiempo. Se van intercalando secuencias de la niñez( imágenes de campo, de caza, de tranquilidad y reposo de una calma y tranquilidad sosegada )del protagonista
Virgo Mortensen y su padre en horas bajas
Lance Henriksen, contrasta la relación sencilla, calmada de la familia con el agrio trato que se sucede en la vejez del padre. Las escenas del presente se combinan y se solapan en las mismas situaciones con el pasado, de manera que se va completando las vidas del padre y del hijo en una forma de fusión y de incomprensión entre los dos.Por un lado, el padre autoritario que está completamente resentido porque su mujer lo dejó por otro y no pierde tiempo en hablar de ella con los apelativos tan despreciables como que es una zorra y una puta; y por el otro, el hijo que no quiere claudicar en todo lo que le ordena su padre. Es la moderación y el respeto frente a ese chaparrón de insultos de su padre que el hijo aguanta con solvencia sin mover un dedo sin una mala palabra. Sin embargo, la pelea dialéctica está servida. Está contada con delicadeza y las imágenes nos trasladan hacia el recuerdo de los dos, nos llevan a la infancia. La mente del anciano está perturbada en otra órbita, ha perdido el norte, la imaginación cae en picado en otros mundos diferentes a los reales.La puerta de la muerte y el abismo infinito están muy cerca.
Piensas en una cinta que te gustó en su estreno hace muchos años" Perros de
paja" de Sam Peckimpack, pero solo unos minutos después ya se te ha ido la ilusión. Las diferencias te asaltan enseguida, pero aquí ya no es un
matrimonio sino una madre y dos hijas que llegan a una casa nueva. Se intuye una lucha descarnada con un asesino de familias. Imaginamos que detrás
de todo eso está un psicópata. Pronto nos hemos desilusionado: nada que ver con la anterior donde la propuesta
sexual respecto a la esposa le daba un punto de intriga con aquellos reformadores de la casa que se las tenían con
el dueño. Basta comprobar que en su anterior película ya tuve que desistir de su anterior visión de "Martyrs" otra cinta sin mucho sentido. Ahora vuelve a la carga con su "Ghostland" me ha
vuelto a defraudar con un guión un tanto deslavazado que no es capaz de unir
con coherencia una relación temporal o quizá sea mi problema, pero no le pillo el
ritmo, la verdad. Esperaba aguantar hasta el final y me ha parecido un refrito
de terror insustancial.
La película "Los hambrientos" de Robin Aoubert se puede encasillar en el subgénero de las malditas de zombis. Así, de entrada, los espectadores que aborrecen la sangre a borbotones y las cabezas rodando por
el asfalto, ya pueden olvidarse de perder el tiempo.
El resto, puede pasar el rato deambulando de la mano de esos seres que no saben ni dónde van y menos dónde refugiarse. No hay introducción alguna, nada más empezar ya se centra en la caza
y muerte de esos malditos seres, desconocemos lo que pasó, pero los habitantes
de ese lugar lo tienen muy claro, en cuanto se cruzan con una pieza de ese
estilo la liquidan y punto. Las primeras imágenes ya nos introducen a una especie de holocausto final que dan pie a imaginar en una situación extrema de contagio o de locura
colectiva: accidentes, ropas con sangre por el suelo, gentes que corren
despavoridas.
Unos personajes perdidos sin rumbo. Eso es lo que veremos.
Reparto Clive Owen, María Bello, Jaeden Lieberher,
Patton Oswalt, Stephen Tobolowsky,
Spencer Drever, Michael Eklund, Ryan Robbins,
Tim Blake Nelson.
"The confirmation" de Bob Nelson,
director y guionista, muestra un catálogo de situaciones sencillas entre un
padre, un tanto bohemio, y un hijo con unos cánones de vida diferentes a los de su padre. Ese intercambio de golpes, durante un día de custodia ajetreado, se decantará del lado del padre más
humano y cercano con la realidad. Ese punto de sensibilidad viene del mismo guionista de "Nebraska" con la que guarda ciertas connotaciones. Los seres más desprotegidos, en un mundo de pura carroña, eran los seres más entrañables. La relación de padres e hijos entre dos mundos equidistantes será la propuesta elegida : una
madre de una religiosidad profunda y unas composturas tradicionales frente a un
padre bebedor, aficionado a vivir la vida tal y como viene sin compromisos externos. En
medio un hijo que se las tiene que ver con esas dos formas diferentes de tomarse la vida y de ahí, el chico, tomará las conclusiones pertinentes, En cierta manera, ese padre despreocupado
tiene ciertas parecido con Ethan Hawke en su papel de padre separado en la
película de Richard Linklater (1)"Boyhood" ( momentos de una vida).