miércoles, 10 de febrero de 2016

#El programa






Título original                The Program 

Año                                  2015

Duración                         103 minutos

Director                            Stephan Frears

Guión                               John Hodge

Música                             Alex Heffes

Fotografía                        Danny Cohen

Reparto                            Ben Foster, Chris O'Dowd, Jesse Plemons,

                                         Guillaume Canet, Lee Pace, Dustin Hoffman,

                                        Denis Ménochet, Elaine Cassidy, Chris Larkin,

                                        Edward Hogg, Jorge León Martínez.  




“The program” del inglés Sthephan Frears director de una filmografía extensa y excelente ( “Las amistades peligrosas”, “La camioneta”, “Café irlandés” entre otras) profundiza en este caso( dos décadas desde 1990 a 2010) en la vida deportiva de Lance  Amstrong, ciclista americano que marcó una época de triunfos profesionales. La película te va a gustar hasta la saciedad si te apasiona este deporte, porque muestra las entrañas del engaño y los chanchullos que se realizan con tal de ganar la carrera. Se inyectan a saco productos prohibidos para ser el mejor en las carreras: cortisona y otras hormonas químicas para adulterar el metabolismo. El cuerpo no debe sentir el cansancio de la prueba bestial porque con éstas el esfuerzo es menor. El motor humano sufre una transformación, ya que éste se encuentra revolucionado a mil por hora y sale disparado en dirección a la meta como un auténtico cohete. Con ello, se produce un desafío a las condiciones físicas del humano. Sin embargo, en el caso del espectador que  no le guste este deporte se le puede hacer interminable la cantidad de referencias de las sustancias prohibidas, los nombres reales que compitieron en ese deporte durante los años de las diferentes carreras, además de las tomas de éstas en vivo y en directo. Con todo, la película resulta entretenida.
El ciclista antepone los éxitos al fracaso de una vida mediocre. De qué sirve pedalear en el pelotón de los escuderos si no te llevas ni una victoria de etapa. Eso no lo quiere el corredor protagonista, un Ben Foster espléndido, de ninguna manera, porque él es un ganador nato, aunque para ello debe realizar trampas y adulterar su cuerpo. Por eso, se chuta a tope y se pone hasta el culo de drogas. No importa que el doctor encargado de tomar las muestras golpee la puerta de su caravana con la intención de pillarlo desprevenido, porque él siempre encontrará la excusa para bajar los valores que lo puedan delatar. Para ello realizará las mil y una  pillerías para que no lo detecten. El profesional acostumbrado a las victorias ya nada le importará con el propósito de seguir ganando. Por eso, si se mete mierda a tope y luego en la carrera va como un tiro ya no lo podrá dejar jamás.