"El comensal",adaptación de la novela con el mismo nombre de Gabriela Ybarra que sufrió la muerte de su abuelo empresario por la banda terrorista ETA en el año 1977, de Ángeles González Sinde ( sus películas se alimentan del drama social como en "La muerte dormida" por la pérdida de unos familiares o "Una palabra tuya" con la marginación social de unas barrenderas como telón de fondo) abarca dos épocas en el tiempos de la historia para mostrar el dolor de la muerte y la tragedia que causa en sus seres queridos un secuestro inesperado.
Primero, el sufrimiento de esa familia que quiere pagar el rescate de mil millones de pesetas que le pide la banda terrorista para financiarse en su lucha por un pueblo independiente. No es fácil salvar al rehén, su padre, el empresario Javier Arriaga, rico y de religiosidad máxima, pero que se encuentra con las trabas de los bancos que m quieren soltar la pasta; segundo, aparece de nuevo la tortura de la muerte por medio de la enfermedad de cáncer de la madre, protagonizada por la siempre actriz excelente
Adriana Ozores en ese papel de sostener la personalidad de sus últimos días, pues anda con una enfermedad terminal. Mientras, el resto de su familia, su marido, interpretado por Ginés García Millán, y su hija, Aia Kruse, sostienen el drama como pueden.
Habla de esa contención dramática, de esos humanos que les han mutilado a sus seres queridos, como lo hacía en "Maixabel" de Iciar Bollaín del estado traumático que deja a esa familia después de que los terroristas atenten contra el padre empresario.La historia tiene ciertas similitudes con "Soldado de Salamina" de David Trueba ( la novela de Javier Cercas) en esa búsqueda de la verdad, de lo que sucedió en el pasado y las huellas que se hacen presentes.En fin, la nieta quiere descubrir ese pasado oscuro del secuestro y posterior asesinato de su abuelo y por qué tuvo que marchar de su ciudad siendo la víctima. Escribir sobre ello, según su padre no sirve para nada, pero para ella es reencontrarse con el pasado y superarlo.
