El relato épico de "La mujer rey" de Gina Prince-Bythewood se sostiene con firmeza porque toma un hecho verídico de siglos anteriores en momentos de esclavitud en el reino de Dahomey, lo que es hoy Porto Novo capital de la república de Benin, al oeste de África.
La historia argumental tira de ese relato guerrero de unas mujeres que luchaban contra las manadas de hombres que hacían esclavos para el mercado humano.Todo ello, lo engalana de una manera actual, incluso futurista, las guerreras van muy armadas y con trajes parecidos a los de "Mad Max" y sus entregas futuristas de George Miller. Este revestimiento de modernidad con peinados y una fortaleza fuera de lo normal que se cargará a todo hombre rudo que las amenace con una fotografía del paisaje le da un cierto tono atractiva. En ese ambiente de colorido un tanto falso se desarrollará la acción del machismo y la marginación de la mujer.
La jefa del batallón femenino es Nakiska, interpretado por Viola Davis.La única solución a la opresión es la guerra. Quizá haya demasiada recreación y su metraje llegue a cansar. En definitiva, trata de un hecho real con un revestimiento de actualidad y ese punto reivindicativo feminista para liberarse de la opresión del hombre: colorido y estética reivindicativa.