La represión de ciertas
sociedades puede llegar a sus límites más escandalosos. Cuando, por ejemplo, un
sencillo juego de niños que consiste en montar a caballo en la playa con otros niños. Esta despedida de fin de curso puede ser considerada por los adultos de esa sociedad reprimida como un abuso sexual.
La obscenidad de ese pensamiento enfermo no puede dejarse sin su castigo
pertinente. La abuela es el verdugo obcecada en dar un severo castigo, a toda
costa, a sus cinco nietas perversas. Pese a la oposición de éstas a una reprimenda que no entienden se ven abocadas a ser víctimas.
martes, 15 de diciembre de 2015
Mustang
Suscribirse a:
Entradas (Atom)