"The Innocents" de Eskil Bogh muestra constantemente las maldades de unos adolescentes frente a la vida. No se están de nada y buscan entretenerse y divertirse haciendo el mal a todo aquello que se les presente por delante y que es inferior a ellos. Ocurre con los animales: hormigas machacadas en su hormiguero, gusanos pisoteados en el agua y un gato tirado desde lo más alto de un peso en el hueco de la escalera.
Esas son las propuestas, incluso el animal moribundo son capaces de pisarlo y matarlo con una risa de fondo. Son malignos porque lo hacen con todo aquel que está en inferioridad, por ejemplo, una de las chicas tiene una hermana mayor que es autista y le meterá cristales rotos en su zapato para lastimarla o pellizcarla con los dedos porque sabe que no se entera del dolor y no es capaz de protestar. Ante todo esto, los adultos van a su rollo sin fijarse en nada de lo que pasa en el mundo de los infantes.
En ese ambiente de incomunicación entre adultos e infantiles se va complicando violentamente cada vez más el discurrir de la vida de la protagonista y su hermana autista que mantendrán una pugna de terror con unos poderes malignos que habitan en esa urbanización.
En fin, empieza como un tema de empatía de los niños hacia la sociedad y acaba en una forma de tontería de poderes extraterrenales para llegar de nuevo a la normalidad cotidiana.Eso: una fantasía de niños con muy mal rollo.