Título original Ma vie de Courgette
Año 2016
Duración 66 minutos
País Suiza
Director Claude Barras
Guión Céline Sciamma, Germano Zullo
Música Sophie Hunger
Fotografía David Toutevoix
Reparto Animación
Calabacín es un niño apático acostumbrado a la soledad y al poco cariño, con una madre alcohólica y un padre desaparecido que está en el imaginario del niño por medio de una cometa que siempre le acompaña y echa a volar cuando está triste.
Los dibujos de “plastimation” ( un subgénero del “stop motion”) se mueven zafios con esos cabezones y labios superpuestos de plastilina o arcilla, pero el director, Claude Barras, de “Las historias de Calabacín” les da una ternura y un encanto especial. Recuerda a aquella película excelente
“Arrugas” de Ignacio Ferreras donde un anciano era recluido en un asilo y debía hacer frente a un mundo desconocido, empezar una vida nueva: encontrar amigos y enfrentarse a una serie de dificultades penosas que casi te hacían llorar. Ahora es a la inversa en la edad:
Calbacín es un niño de ocho años que ha quedado huérfano y debe recluirse en un centro con niños de su condición. Afrontar un mundo nuevo, una vida diferente a la anterior donde convivía con su madre y en su mundo particular.
En ese ambiente, los niños sienten la necesidad de saber de sexo y lanzan propuestas de lo más variopintas que recuerdan a aquel P. Tinto, memorable Luis Ciges, ( en "El milagro de P. Tinto" de Javier Fesser) tan original que pensaba tener hijos dándole arriba y abajo con las manos a los tirantes del pantalón. El formato es de dibujos, pero el contenido es más bien para adultos como pasaba en aquella cinta de animación
“Anomalisa” de Charlie Kaufman donde hay un fondo de pasión y lucha por la vida que se encuentra lejos de la infancia.