lunes, 21 de agosto de 2017

La vida de Calabacín



Título original Ma vie de Courgette

Año                2016

Duración        66 minutos

País               Suiza

Director          Claude Barras

Guión             Céline Sciamma, Germano Zullo

Música           Sophie Hunger

Fotografía      David Toutevoix

Reparto          Animación


Calabacín es un niño apático acostumbrado a la soledad y al poco cariño, con una madre alcohólica y un padre desaparecido que está en el imaginario del niño por medio de una cometa que siempre le acompaña y echa a volar cuando está triste. 

Los dibujos de “plastimation” ( un subgénero del “stop motion”) se mueven zafios con esos cabezones y labios superpuestos de plastilina o arcilla, pero el director, Claude Barras, de “Las historias de Calabacín” les da una ternura y un encanto especial.  Recuerda a aquella película excelente

Arrugas” de Ignacio Ferreras donde un anciano era recluido en un asilo y debía hacer frente a un mundo desconocido, empezar una vida nueva: encontrar  amigos y enfrentarse a una serie de dificultades penosas que casi te hacían llorar. Ahora es a la inversa en la edad:

Calbacín es un niño de ocho años que ha quedado huérfano y debe recluirse en un centro con niños de su condición. Afrontar un mundo nuevo, una vida diferente a la anterior donde convivía con su madre  y en su mundo particular.

 En ese ambiente, los niños sienten la necesidad de saber de sexo y lanzan propuestas de lo más variopintas que recuerdan a aquel P. Tinto, memorable Luis Ciges, ( en "El milagro de P. Tinto" de Javier Fesser) tan original que pensaba tener hijos dándole arriba y abajo con las manos a los tirantes del pantalón. El formato es de dibujos, pero el contenido es más bien para adultos como pasaba en aquella cinta de animación 

Anomalisa” de Charlie Kaufman donde hay un fondo de pasión y lucha por la vida que se encuentra lejos de la infancia.




El mundo que se le abre a Calabacín no será mucho mejor que el que tenía antes, pues se encuentra más solo, más aislado, ya que su madre acaba de fallecer por un accidente. Ahora debe compartir el espacio con otros niños de la misma condición que la suya. Este mundo donde los niños son medio gamberros y de una calaña de mucho cuidado donde el líder quiere imponer sus condiciones. Ante esta agresión de su espacio vital se siente solo, abandonado a su suerte. Así las cosas ,el orfanato es lo más parecido que hay a una prisión donde el nuevo ha de pasar por el tubo y si se niega a las buenas, pues a las malas se utilizará la violencia para doblegarle. Calabacín es un niño introvertido que se ha hecho su mundo en soledad y no aguanta que le toquen sus cosas y menos su cometa sagrada con referentes a su padre. Como metáfora de aquello que ellos no conseguirán: vuela un pájaro con un palo en la boca para la reconstrucción del nido, imposible para ellos. En ese mundo cerrado y opresivo, el líder impone su poder y marca los tiempos. Sabe del mundo exterior porque sus padres ( drogadictos) le dejaban hacer de todo. Los niños en este ambiente quieren descubrirse a sí mismos y a su manera ese universo que se les abre en un lugar cerrado y de reclusión. Las preguntas son constantes. En definitiva, se consigue una alianza estrecha entre los compañeros. La cinta ( corta poco más de sesenta minutos que se pasan como un soplo) es sensible. Y esas vidas tristes te abren un hueco dentro de corazón.

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