Año 2017
Duración 103 minutos
País Canadá
Dirección Robin Aubert
Música Pierre-Philippe Coté
Fotografía Steeve Desrosiers
Reparto Marc-André Grondín, Monia Chokri,
Charlotte St-Martín, Micheline Lanctot,
Marie-Ginetti Guay, Brigitte Poupart
Edouard Tremblay-Grenier, Luc Prouix
Didier Lucien, Robert Brouillette,
Martín Heroux, Patrick Hivon
La película "Los hambrientos" de Robin Aoubert se puede encasillar en el subgénero de las malditas de zombis. Así, de entrada, los espectadores que aborrecen la sangre a borbotones y las cabezas rodando por
el asfalto, ya pueden olvidarse de perder el tiempo.
El resto, puede pasar el rato deambulando de la mano de esos seres que no saben ni dónde van y menos dónde refugiarse. No hay introducción alguna, nada más empezar ya se centra en la caza y muerte de esos malditos seres, desconocemos lo que pasó, pero los habitantes de ese lugar lo tienen muy claro, en cuanto se cruzan con una pieza de ese estilo la liquidan y punto. Las primeras imágenes ya nos introducen a una especie de holocausto final que dan pie a imaginar en una situación extrema de contagio o de locura colectiva: accidentes, ropas con sangre por el suelo, gentes que corren despavoridas.
Unos personajes perdidos sin rumbo. Eso es lo que veremos.
El resto, puede pasar el rato deambulando de la mano de esos seres que no saben ni dónde van y menos dónde refugiarse. No hay introducción alguna, nada más empezar ya se centra en la caza y muerte de esos malditos seres, desconocemos lo que pasó, pero los habitantes de ese lugar lo tienen muy claro, en cuanto se cruzan con una pieza de ese estilo la liquidan y punto. Las primeras imágenes ya nos introducen a una especie de holocausto final que dan pie a imaginar en una situación extrema de contagio o de locura colectiva: accidentes, ropas con sangre por el suelo, gentes que corren despavoridas.
Unos personajes perdidos sin rumbo. Eso es lo que veremos.
La invasión zombi causa estragos
en la población que no puede con los seres extraños. Ahora que los habitantes
están perdidos recuerdan un pasado mejor y las situaciones perdidas, aquellas
que ya no podrán realizar. Cuando está la muerte tan cerca se piensa en lo que
debía haber hecho y nunca hizo. El suspense llega de esos silencios que no pasa
nada, pero intuyes que sonará un disparo hacia una cabeza que reventará en una
explosión de sangre. Ese es el valor positivo de la cinta: mantenerte alerta,
pendiente durante unos segundos de tranquilidad para desencadenar una acción
muy violenta de un zombi perdido que amenaza con dar un bocado a su humano de turno. Esos zombis raros medio enfermizos ( parece
que sufran la enfermedad del síndrome de diógenes: almacenan, en una gran montaña en medio del bosque, trastos viejos para crear una
gran falla y si se les molesta en sus tareas pues atacan violentamente). Los seres son raros y atacan cuando se les increpa. El ambiente
apocalíptico continúa mientras los humanos sanos deambulan y están alerta por si les salta un
zombi en la chepa y les muerde en la cara. Hay algún apunte de ironía y el típico personaje bromista que muere por imbécil, aquí viene bien el dicho popular: hay bromas que matan. En definitiva, se
van amontonando: gritos, sangre, terror, angustia, supervivencia, todo ello en
un ambiente de naturaleza. Bueno, a veces, se trata de pasar el rato, sin más. Sin retorcerte demasiado el cerebro en disquisiciones intelectuales, pues eso, ya sabes a qué te enfrentas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar en esta página