Año 2016
Duración 83 minutos
País Francia
Director Vicent Garenq
Guión Vicent Garenq, Julien Rappeneau
Música Nicolás Errèra
Fotografía Renaud Chassaing
Reparto Daniel Auteuil, Sebastián Koch,
Marie-Josee Croze, Audrey
Quoturi, Joannes Oliver Hamm,
Chistelle Kmiotek, Serge Feuillard,
Fred Personne, Therése
Roussei, Tom Hudson
Chistelle Kmiotek, Serge Feuillard,
Fred Personne, Therése
Roussei, Tom Hudson
La película "El secreto de KalinKa" ( por cierto qué ganas de cambiarle el nombre a los títulos no podían dejarlo en el original que no cambia nada " En el nombre de mi hija". aunque igual se busca el matiz exótico que lleva el nombre) de Vicente Garenq arranca con el arresto
del protagonista , protagonizado por un fantástico
Daniel Auteuil que te puede venir a la cabeza por sus destacadas actuaciones, en mi caso lo recuerdo en
"Caché" de Michael Haneke en aquel papel con una atmósfera asfixiante de saberse espiado por una cámara todas las horas del día o en "El octavo día" de Jaco Van Dormael en un papel brillante de ejecutivo con una relación sincera y cariñosa de saltarte las lágrimas por la relación con otro personaje con una enfermedad de Síndrome de Dow. En esta ocasión con un trabajo de atormentado por el paso de unas relaciones matrimoniales rotas, pues con el tiempo están a disposición de pasar por el bache de la distancia de la inapetencia o la simple atracción hacia otra persona para iniciar aquel fuego amoroso que hace tiempo se apagó. En el otro extremo de la acción se encuentra el hombre que le arrebata a su mujer, protagonizado por
Sebastian Koch aquel escritor espiado en "La vida de los otros" de Florian Henckel von Donnersmarck más allá del muro en la Alemania del lado ruso en 1984. Vemos que la relación de pareja está deteriorada y el acercamiento de un amigo no puede llevar a otra cosa que a un romance extramatrimonial. El director suelta gotas de drama como chispas de un fuego que queman lentamente la relación. El matrimonio se tambalea con la angustia por medio de dejar dos niños pequeños abandonados a su destino.
Daniel Auteuil que te puede venir a la cabeza por sus destacadas actuaciones, en mi caso lo recuerdo en
"Caché" de Michael Haneke en aquel papel con una atmósfera asfixiante de saberse espiado por una cámara todas las horas del día o en "El octavo día" de Jaco Van Dormael en un papel brillante de ejecutivo con una relación sincera y cariñosa de saltarte las lágrimas por la relación con otro personaje con una enfermedad de Síndrome de Dow. En esta ocasión con un trabajo de atormentado por el paso de unas relaciones matrimoniales rotas, pues con el tiempo están a disposición de pasar por el bache de la distancia de la inapetencia o la simple atracción hacia otra persona para iniciar aquel fuego amoroso que hace tiempo se apagó. En el otro extremo de la acción se encuentra el hombre que le arrebata a su mujer, protagonizado por
Sebastian Koch aquel escritor espiado en "La vida de los otros" de Florian Henckel von Donnersmarck más allá del muro en la Alemania del lado ruso en 1984. Vemos que la relación de pareja está deteriorada y el acercamiento de un amigo no puede llevar a otra cosa que a un romance extramatrimonial. El director suelta gotas de drama como chispas de un fuego que queman lentamente la relación. El matrimonio se tambalea con la angustia por medio de dejar dos niños pequeños abandonados a su destino.
Las relaciones matrimoniales no son
murallas infranqueables como puede decir la Iglesia hasta que la muerte os separe, sino que están expuestas a la erosión del tiempo. El
tema central pasa por esa relación adúltera de una esposa y el marido que
averigua si ha sido un desliz ocasional como se ha confesado o por el contrario
su cornamenta se mantendrá duradera. En muchas ocasiones la vida no pasa etapas
de felicidad porque un hecho con sus hijos marca una nueva dirección de sus
expectativas. El protagonista, a partir de este momento, ya no puede soportar el segundo golpe que le endosa
su contrincante: antes se llevó a su esposa y ahora ha dado con los huesos de
su hija bajo tierra. Por eso su única obsesión en su vida es la de dar con los huesos de su contrincante en la cárcel, porque mantiene sospechas de estar ante un violador de adolescentes. La venganza está más que servida, aunque para ello se
arruine la vida para siempre. No importa, pues si la misma persona le ha arrebatado lo que más quiere dos veces seguidas irá a por él. Una sombra oscura se cierne
sobre la extraña desaparición de su hija. Detrás se esconde una sospecha de
violación que se quiere archivar a toda costa. El padre ante la incompetencia de
los tribunales pasa a la acción por su cuenta y riesgo, aunque se pase toda su vida en el intento. En definitiva, las
venganzas vistas desde fuera, desde la distancia parece que ninguna está
justificada, sin embargo cuando te toca tu propia piel, vivirlo en tus propias
carnes, entonces, cuando la justicia pasa de puntillas sobre el caso, la ira y
el odio se apoderan del humano y un pacífico individuo puede entregarse en cuerpo y alma en conseguir su objetivo.
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