Título original The Confirmation
Duración 100 minutos
País Canada
Director Bob Nelson
Guión Bob Nelson
Música Jeff Cardoni
Fotografía Terry Stacey
Reparto Clive Owen, María Bello, Jaeden Lieberher,
Patton Oswalt, Stephen Tobolowsky,
Spencer Drever, Michael Eklund, Ryan Robbins,
Tim Blake Nelson.
"The confirmation" de Bob Nelson,
director y guionista, muestra un catálogo de situaciones sencillas entre un
padre, un tanto bohemio, y un hijo con unos cánones de vida diferentes a los de su padre. Ese intercambio de golpes, durante un día de custodia ajetreado, se decantará del lado del padre más
humano y cercano con la realidad. Ese punto de sensibilidad viene del mismo guionista de "Nebraska" con la que guarda ciertas connotaciones. Los seres más desprotegidos, en un mundo de pura carroña, eran los seres más entrañables. La relación de padres e hijos entre dos mundos equidistantes será la propuesta elegida : una
madre de una religiosidad profunda y unas composturas tradicionales frente a un
padre bebedor, aficionado a vivir la vida tal y como viene sin compromisos externos. En
medio un hijo que se las tiene que ver con esas dos formas diferentes de tomarse la vida y de ahí, el chico, tomará las conclusiones pertinentes, En cierta manera, ese padre despreocupado
tiene ciertas parecido con Ethan Hawke en su papel de padre separado en la
película de Richard Linklater (1)"Boyhood" ( momentos de una vida).
La trama es sencilla: un
matrimonio separado con un niño de por medio con una educación religiosa y unas normas muy pautadas que
pasará un día con su padre con una metodología totalmente diferente. Al principio, parece que va a ser un día de lo más aburrido, pero
el robo de una caja de herramientas cambiará completamente las perspectivas. La
búsqueda de éstas llevará a una relación estrecha entre padre ( excelente interpretación de Clive Owen se le veía en(2) "Hijos de los hombres" de Cuarón) e hijo con unos
diálogos abiertos donde el hijo investiga los comportamientos opuestos a los
que obtiene con su propia madre. La experiencia de la vida calamitosa de su
padre: de subsistencia, de comprensión hacia el prójimo, de sencillez. Esta nueva dimensión de la vida le llevará a una plenitud diferente, contraria a lo que ha vivido hasta ahora. Esas posiciones alejadas en el infinito entre padre e hijo, a medida
que pasa la cinta, reconocemos que se van acercando hasta fusionarse. La proximidad supone derrumbar fronteras de mundos diferenciados para conocerse
para estar más cerca el uno del otro. Finalmente, el mundo de la subsistencia
será el que prevalezca: el de vivir al día sin preocuparse del más allá. Por lo
tanto, el aburrido día que en principio esperaba pasar se convierte en una auténtica
odisea. La lección final está en apreciar las cosas insignificantes aquellas
que no nos damos cuenta y que siempre hay detrás del tiempo de una vida: mesas, sillas, ventanas, que un día se construyeron y se montaron por una persona anónima que puso su tiempo y su trabajo en aquello que tan buen uso tiene. Saber apreciar los pequeños
detalles que es realmente donde se encuentra la esencia de la vida. Eso es lo
que hay detrás de los personajes unos valores añadidos que no se ven sino que se deben descubrir al margen de la jauría humana que se da de hostias para conseguir otros valores efímeros.
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