viernes, 11 de octubre de 2019

Mientras dure la guerra



Título original Mientras dure la guerra

Año                2019

Duración        107 minutos

País               España

Dirección       Alejandro Amenabar

Guión            Alejandro Amenabar

Música          Alejandro Amenabar

Fotografía     Alex Catalán

Reparto        Karra Elejalde, Eduard Fernández

                     Santi Prego, Patricia López
      
                     Inma Cuevas, Nathalia Poza

                     Lluis Bermejo, Mireia Rey,

                     Tito Valverde, Lluis Calleja,

                     Luis Zahera, Pep Tosar
             

"Mientras dure la guerra" de Alejandro Amenabar  director que hace lo que le da la gana después de haber triunfado con "Tésis", su ópera prima donde sacaba a relucir el negocio de las cintas gore como una realidad que se cernía sobre una estudiante, Ana Torrent, porque quería escapar de las garras asesinas de un pirado pijo, Eduardo Noriega; el mismo que un año después se metería en la carne de un ligón millonario en la película "Abre los ojos" donde la ciencia ficción y la realidad conviven en el mismo plano; seguiría con el más allá de los muertos en "Los otros" con una Nicole Kidman desde el más allá y en plena lucha con los vivos; "Mar adentro" con un Javier Bardem en busca de la eutanasia con un relato real duro. Aquí, el pequeño Paquito, con voz de susurro y mano de hierro para ejecutor a todo aquel que no confiese con su ideología porque es un mal español y no tiene sentido su vida. Mientras duren las heridas de guerra ( del y tu más que se han apropiado los políticos, pero en este caso el tema es de  a ver quien se lleva más pasta en los bolsillos). Decía que esas heridas son las de los muertos en la cuneta, quien tiene más de su banda, si los republicanos por quemar iglesias monjas y curas o los nacionales por asesinar en un pelotón de fusilamiento a culpables por ser o pensar diferente. En esas estamos, siempre con la pugna que dura casi un siglo y todavía asoman en las tertulias y los políticos de pacotilla para apropiarse de una bandera de unas siglas manoseadas por la dictadura. Ese patriotismo que se apoderó el régimen de Franco es el que se reniega en estos momentos. Esas heridas están abiertas en cuanto está en el ambiente la doble cara de los que quieren trasladar la momia del dictador y los que se oponen. Mientras la película cuenta el momento del alzamiento nacional en Salamanca y las peripecias de Miguel de Unamuno ( el careto y la voz serán para siempre de Karra Elejalde) echo un lío sin saber de qué bando decantarse, con la frustración de los republicanos y la repugnancia hacia los que llegan ahora. En frente el viva la muerte de Millán Astray, militar desgajado por las guerras y que espolea con cánticos a sus militares de la legión para que sigan en su empeño de enfrentarse a los enemigos ( todos españoles). Se mete en la piel Eduard Fernández en un papel de los suyos sin desperdicio.







Estamos en el verano del 36 del siglo pasado, en Salamanca, cuando estalla la revuelta de los generales que quieren hacer frente al gobierno electo de la república. El bando de toque de queda marca el inicio de lo que duraría cuatro años, mucha sangre derramada y muertos todavía hoy en tumbas comunes. El director se quiere centrar en los hechos iniciales donde la detonación recae sobre el bando sublevado que busca aliados en los alemanes para que les presten la aviación tan necesaria para la victoria, sin embargo, éstos a cambio necesitan un líder que no lo tienen.  Aquí es cuando se producen los escarceos en la junta nacional de Burgos y los que llegan de África cono Franco y su fiel aliado Millán Astray. Hay una pelea por tomar el mando y en caso de adelantarse, como el general Sanjurgo, sufre un accidente inesperado y se cae el avión donde viajaba.Estamos en Salamanca y ahí circula un escritor anciano muy famoso como es el caso del rector de la universidad Miguel de Unamuno, el cual, pese a la evidencia de los acontecimientos, quiere llevar una vida igual que antes de los acontecimientos, sin embargo, con el devenir de los acontecimientos ( sus amigos más cercanos caen en la red de la dictadura sin que él, con su influencia, pueda hacer nada por salvar sus vidas) no tendrá más remedio que cambiar de opinión y enfrentarse a los sublevados. Èl no quiere ser una marioneta del régimen pese a discrepar con las acciones de los republicanos y se enfrenta en una final, verídica, en la universidad, a todo un congreso de exaltación patriótica que solo busca sangre y odio. Ahí queda el famoso: "Venceréis pero no convenceréis", mientras un Millán Astray dubitativo solo es capaz de gritar un " Viva la muerte y un España" para que como sables cortantes se abalanzaran las manos rectas y con la palma de la mano amenazadoras. Sin embargo, Unamuno repite su eslogan: "Venceréis pero no convenceréis" 

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