Año 2019
Duración 107 minutos
País España
Dirección Alejandro Amenabar
Guión Alejandro Amenabar
Música Alejandro Amenabar
Fotografía Alex Catalán
Reparto Karra Elejalde, Eduard Fernández
Santi Prego, Patricia López
Inma Cuevas, Nathalia Poza
Lluis Bermejo, Mireia Rey,
Tito Valverde, Lluis Calleja,
Luis Zahera, Pep Tosar
"Mientras dure la guerra" de Alejandro Amenabar director que hace lo que le da la gana después de haber triunfado con "Tésis", su ópera prima donde sacaba a relucir el negocio de las cintas gore como una realidad que se cernía sobre una estudiante, Ana Torrent, porque quería escapar de las garras asesinas de un pirado pijo, Eduardo Noriega; el mismo que un año después se metería en la carne de un ligón millonario en la película "Abre los ojos" donde la ciencia ficción y la realidad conviven en el mismo plano; seguiría con el más allá de los muertos en "Los otros" con una Nicole Kidman desde el más allá y en plena lucha con los vivos; "Mar adentro" con un Javier Bardem en busca de la eutanasia con un relato real duro. Aquí, el pequeño
Paquito, con voz de susurro y mano de hierro para ejecutor a todo aquel que no
confiese con su ideología porque es un mal español y no tiene sentido su vida.
Mientras duren las heridas de guerra ( del y tu más que se han apropiado los
políticos, pero en este caso el tema es de a ver quien se lleva más pasta
en los bolsillos). Decía que esas heridas son las de los muertos en la cuneta,
quien tiene más de su banda, si los republicanos por quemar iglesias monjas y
curas o los nacionales por asesinar en un pelotón
de fusilamiento a culpables por ser o pensar diferente. En esas estamos,
siempre con la pugna que dura casi un siglo y todavía asoman en las tertulias y
los políticos de pacotilla para apropiarse de una bandera de unas siglas
manoseadas por la dictadura. Ese patriotismo que se apoderó el régimen de
Franco es el que se reniega en estos momentos. Esas heridas están abiertas en
cuanto está en el ambiente la doble cara de los que quieren trasladar la momia del dictador y los que se oponen. Mientras la película cuenta el momento del alzamiento
nacional en Salamanca y las peripecias de Miguel de Unamuno ( el careto y la
voz serán para siempre de Karra Elejalde) echo un lío sin saber de qué bando decantarse, con la frustración de los
republicanos y la repugnancia hacia los que llegan ahora. En frente el viva la
muerte de Millán Astray, militar desgajado por las guerras y que espolea con cánticos a sus
militares de la legión para que sigan en su empeño de enfrentarse a los
enemigos ( todos españoles). Se mete en la piel Eduard Fernández en un papel de
los suyos sin desperdicio.
Estamos en el verano del 36 del siglo
pasado, en Salamanca, cuando estalla la revuelta de los generales que quieren hacer frente al
gobierno electo de la república. El bando de toque de queda marca el inicio de
lo que duraría cuatro años, mucha sangre derramada y muertos todavía hoy en
tumbas comunes. El director se quiere centrar en los hechos iniciales donde la
detonación recae sobre el bando sublevado que busca aliados en los alemanes
para que les presten la aviación tan necesaria para la victoria, sin embargo,
éstos a cambio necesitan un líder que no lo tienen. Aquí es cuando se
producen los escarceos en la junta nacional de Burgos y los que llegan de
África cono Franco y su fiel aliado Millán Astray. Hay una pelea por tomar el mando y en caso de adelantarse, como el general Sanjurgo, sufre un accidente inesperado y se cae el avión donde viajaba.Estamos en Salamanca y ahí
circula un escritor anciano muy famoso como es el caso del rector de la universidad
Miguel de Unamuno, el cual, pese a la evidencia de los acontecimientos, quiere
llevar una vida igual que antes de los acontecimientos, sin embargo, con el
devenir de los acontecimientos ( sus amigos más cercanos caen en la red de la
dictadura sin que él, con su influencia, pueda hacer nada por salvar sus vidas)
no tendrá más remedio que cambiar de opinión y enfrentarse a los sublevados. Èl
no quiere ser una marioneta del régimen pese a discrepar con las acciones de
los republicanos y se enfrenta en una final, verídica, en la universidad, a
todo un congreso de exaltación patriótica que solo busca sangre y odio. Ahí
queda el famoso: "Venceréis pero no convenceréis", mientras un Millán
Astray dubitativo solo es capaz de gritar un " Viva la muerte y un España" para que como sables cortantes se abalanzaran las manos rectas y con la palma
de la mano amenazadoras. Sin embargo, Unamuno repite su eslogan:
"Venceréis pero no convenceréis"
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