viernes, 22 de diciembre de 2023

La sociedad de la nieve




 "La sociedad de la nieve" ( Premio del Público en el festival de San Sebastián 2023 y numerosas nominaciones en el mismo año a los Goya y a los Globo de Oro, etc.) del escritor Pablo Vierci es un libro que J.A. Bayona "Un monstruo viene a verme", "El orfanato"relata en sus múltiples entrevistas de promoción de su película que lo leía cuando gravaba "Lo imposible" y le entró ganas de realizar la película. El tema es lo suficientemente conocido por su impacto general de la época en aquel accidente de avión en plenas montañas de Los Andes chilenos o argentinos. Esto sucedió el 13 de octubre de 1972. En aquel avión viajaban unos jóvenes de un equipo de rugby, además de otros pasajeros, que iban a realizar un partido entre un equipo de Montevideo ( Old Christians) y otro de Santiago de Chile. La tragedia de los Andes tuvo más impacto desde el momento en que se conoció que para sobrevivir, en unas temperaturas de treinta y cinco grados bajo cero, debían comer y no tenían nada a su alcance sino era una buena cantidad de proteínas de sus compañeros de viaje muertos por la colisión.



Uno de los impulsores para alimentarse de sus compañeros fue Nando Parrado que estuvo tres días en coma profundo hasta que despertó. Fue uno de los más destacados, junto a Roberto Canessa, después de dos meses de penurias colgados a cuatro mil metros de altitud, en medio de la nieve,  por ser el que caminó más de diez días por la cordillera hasta llegar a una zona habitada. Cuenta, en multitud de sus entrevistas, que invitó a su hermana y a su madre para que vieran el partido que a la postre tuvo que sostener el cuerpo maltrecho de su hermana mientras agonizaba en sus brazos mientras sabía que su madre ya había fallecido. Comenta también que el miedo del hambre y no poder comer nada fue lo más terrible que experimentó. No tener nada para comer ni saber cuándo se volvería a comer es lo más horrible que le puede pasar a una persona ( puede que sea una forma de justificar el hecho de comerse la carne de sus compañeros muertos, ese canibalismo necesario en el caso de querer subsistir a la tragedia). Días antes del accidente, las condiciones climatológicas de la época no eran nada alentadoras, pero ya estaba estipulado que el avión bajara bordeando los Andes hacia el sur para después atravesar la cordillera por un paso ( Paso del Planchón) más propicio para cruzar al lado chileno. Esa ruta entre Mendoza y Santiago sufre grandes turbulencias ( fenómeno llamado "ondas de montaña") que incluso hoy causa el pánico en multitud de pasajeros. En el momento del accidente, los pilotos cometieron un error y viraron el avión en dirección a Santiago cuando todavía no habían sobrepasado la cordillera de  Los Andes. Lo que les llevó a chocar contra las montañas. Las alas del avión chocaron violentamente y la cola salió despedida hacia atrás llevándose con ella a varios pasajeros que fallecieron segundos después. La carcasa del avión cayó por una ladera que resbaló por un manto de nieve a una velocidad superior de trescientos kilómetros por hora hasta chocar con un glaciar helado. Milagrosamente treinta y dos pasajeros sobrevivieron al impacto inicial de los cuarenta y pico del total de la tripulación. 




Sin embargo, en el impacto final fallecieron más personas y otras quedaron mal heridas que irían falleciendo como un goteo. A su alrededor no había nada de árboles y menos animales, solo un paisaje blanco completamente de nieve, un manto de muerte helada. Pensaban que estaban cerca de Chile cuando la realidad era que se encontraban en zona Argentina y lejos de los prados verdes. Así, veintisiete personas debían sobrevivir con un poco de vino y chocolate. Consiguen una radio y oyen que no van a buscarlos pasados ocho días, pues el aparato blanco había quedado mimetizado con la nieve y eran incapaces de divisarlo. Esta noticia les crea mayor desilusión. La decisión de alimentarse de los muertos no fue fácil, puesto que eran conocidos, por eso, se decidieron, de no ser así habrían fallecido, por el más desconocido para ellos: el piloto. Quizá también como remordimiento o un ligero castigo, pues fue, en cierta manera, el culpable de la masacre. El director cuenta esa tragedia cuidando los detalles con protagonistas de la zona con su acento y con un cuidado minucioso en la caracterización y deterioro de esos humanos por el paso del tiempo. Muestra su calvario y el lado más humano con una acercamiento a las personas que sobrevivieron el accidente. 



Además, en cada momento que muere una persona a modo de homenaje aparece a un lado el nombre o los nombres de los recién fallecidos. Puede considerarse como un remake de la película de 1992 "Viven " del director Frank Marshall con actores que posteriormente triunfaron como es el caso de Ethan Hawke o John Malkovich. En fin, con todas las desgracias, al final, todavía necesitaron un golpe de suerte para que hicieran caso del campesino que los encontró 


( Sergio Hilario Catalán) y se comunicaron con una nota pues el río bajaba con un gran cauce y no había paso hacia el otro lado. Antes de marchar les había lanzado unos panes a la otra orilla del río,  y viajó más de diez horas para dar aviso a los agentes de policía, los cuales no creyeron y pensaron que estaba borracho hasta ver la nota en cuestión. 

Título original La sociedad de la nieve

Año                2023

Duración        144 minutos

País                España

Dirección        J.A. Bayona

Guion              J.A.Bayona, Bernat Vilaplana.

                        Libro: Pablo Vierci

Música            Michael GiaCChino

Fotografía       Pedro Luque

Reparto           Enzo Vogrincic, Agustín Pardella,

                        Matias Recalt, Esteban Bigliardi,

                        Esteban Kukuriczka, Francisco Romero,

                        Diego Vegezzi, Fernando Contigiani,

                        Rafael Federmen, Valentino Alonso,

                        Tomas Wolf, Felile González.

 





La película se inicia con los prolegómenos del inicio del viaje en avión. El grupo, son rabiosamente jóvenes que juegan a rugby . Se encuentran animosos y contentos. Se respira felicidad. La acción no pierde el tiempo en presentaciones y después de unas fotos se les ve de lleno en el avión dispuestos a sobrevolar Los Andes. La tripulación al completo es  uruguaya y respecto a la película norteamericana "Viven", las diferencias son significativas. Revisadas las dos, hay momentos en que la del siglo pasado busca más la espectacular, por ejemplo, cuando se quiere mostrar demasiado a las claras las sangre que corre por la frente o el socavón que se ha hecho otro en una pierna;  el hierro que se ha clavado otro y que el estudiante de medicina se lo arranca del tirón; en el momento en que salen a buscar un lugar habitado y casi se desprenden por un acantilado.  Además, se hace visible en ese miembro de la tripulación, mecánico, que se vuelve loco y está delirando por la chatarra constantemente. También esa visión de las caras casi perfectas con un buen chorro de sangre impregnado hasta el cuello, pero el peinado impecable y las trajes también. Eso chirría un tanto. En aquella se quiere dar una visión excesivamente traumática que lo era, pero lo quiere resaltar más todavía si cabe, incluso por momentos parece que haya una sobre actuación de los personajes. En este caso, está claro que por mucho que se estrene en Netflix el día cuatro de enero, las sensaciones del accidente no tiene nada que ver vivirlo en la sala donde tanto el sonido como las imágenes son más impactantes. Además, hay momentos  cuando el alud les cae encima y salen de la nieve y suena el crujido  mientras salen a flote del mar blanco. Este sonido se siente en las propias carnes. La visión espectacular de las imágenes blancas con las personas como hormigas de supervivientes intentando avanzar en un lugar imposible o los chasquidos de los huesos mientras se aprisionan contra las butacas en el momento de la colisión final de lo que queda del avión. Aquí, ante las adversidades, parece que hay más humanización y compañerismo. También acaban completamente demacrados y eso se ve.  No se busca tanto la espectacularidad de la sangre y ahondar más todavía en la desgracia. Quizá hay un momento donde se muestra las costillas de un fallecido prácticamente roídas, como si varias alimañas rondaran la zona. Allí estaban tiradas en medio de la nieve, esa visión resulta ciertamente angustiosa. Aunque todo sea dicho, no se ceba con el morbo del canibalismo. En definitiva, relata con cierta veracidad el drama real del accidente. Pasa de la ilusión y frescura de los jóvenes a la tragedia de la supervivencia en tan solo unas horas. Pese a las condiciones extremas contemplamos la empatía humana ante las adversidades. Eso.


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