Título original The Invitation
Año 2015
Duración 90 minutos
País Estados unidos
Director Karyn Kusama
Guión Phil Hay, Matt Manfredi
Música Theodore Shapiro
Fotografía Bobby Shore
Reparto Logan Marshall-Green, Michiel Huisman,
Tammy Blanchard, John Carroll Lynch,
Mike Doyle, Emayatzy Corinealdi, Karl Yune,
Toby Huss, Marieh Delfino, Michelle Krusiec,
Lindsay Burdge, Aiden Lovekamp, Jordi Vilasuso,
Jay Larson, Danielle Camastra.
"La invitación" de Karyn Kusuma ( mejor película en el festival de Sitges) muestra el abismo existencial de unas parejas de edad mediana y acomodada. Sienten la necesidad de reunirse para contarse las penas mutuamente y alejar los fantasmas del pasado incierto y oscuro. Necesitan hacer terapia de grupo y entre todos matar las penas que surjan. Actualmente está muy de moda las reuniones de
auto satisfacción de autoayuda donde el presonal se cuenta los problemas porque compartirlos supone descargar el peso sobre el otro y en cierta manera sacarse la espina de encima ( la carga compartida se lleva mejor). La religión se ha quedado desfasada y por eso se confía más en las amistades de siempre que pueden ayudar a sobrepasar las dificultades de la vida. En ese grupo ( como sucede en otros muchas ocasiones con drogadictos, alcohólicos, etc) destaca el factor humano de amigos donde puedan confesar sus sentimientos hasta lugares inciertos de la
mente humana. El mecanismo de sincerarse con uno mismo y con los demás puede
llevar a la reunión hasta extremos insospechados como pasa en las religiones
fundamentalistas donde se pierde el control de los actos y acaba en muertes.
La cinta empieza con un muerto
aunque sea animal que va a desestabilizar el cuerpo del protagonista. No deja de ser un hecho corriente que en una carretera de montaña se te cruce una bestia delante del coche y te la cargues sin querer. Sin embargo, esto es anecdótico, la trama de
la cinta se desarrolla en la casa del protagonista, allí donde hace años vivía
con su mujer y un hijo, pero que una desgracia llevó a la muerte a éste y la
separación del matrimonio con el consiguiente desequilibrio metal de la pareja. Ahora, pasados los
años, se reunían unos amigos en la que fue su casa y su mujer. No está nada seguro si lo que hace es lo más correcto. Se siente mal ante la nueva situación. Todavía más, la casa será la causa de su tortura, pues los recuerdos se asoman a medida que avanza al película para taladrarle el cerebro. El “flashbacks” de las imágenes del
pasado torturan sin cesar al protagonista que a cada paso que da se le cae
encima constantemente el recuerdo. El ánimo de los anfitriones está en mostrar
unas imágenes sectarias de un video de una reunión donde el gurú ayuda a las personas a que
abandonen los males que les invaden el cuerpo. El mal rollo de los espíritus
parece que hace mella en los presentes. La tensión crece constantemente dentro del personal. Se propone un juego para destensar tensiones. Los presentes deben ser
sinceros y contar aquello que nunca hicieron. Es decir, sacar sus pasiones
internas sus pensamientos secretos sin tapujos, con plena libertad. Digamos que
es una confesión secreta que la expulsas a modo de confesión y te sinceras con los amigos y
aquello que nunca dirías ahora das rienda suelta a tus impulsos, sin
contemplación alguna. Dices aquello que te apetece. Esto lleva a los interlocutores a
sincerarse de tal manera que las propuestas y las provocaciones se hacen
constantes. Desde un morreo intenso hasta pedir una mamada y pasando por contar
que uno de ellos asesinó a su propia mujer. El monstruo que llevan dentro asoma tan natural. Ante la mirada y las salidas
de tono de los reunidos hay quien no entra en el juego macabra. No todos aguantarán el juego impertinente porque ya se
sabe que esto no va a conducir a ningún lugar. Finalmente, la tensión crece y a medida que
pasa el tiempo, la locura explotará con toda seguridad en un final de sangre infernal.
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