Año 2016
Duración 116 minutos
País Italia
Director Giuseppe Tornatore
Guión Giuseppe Tornatore
Música Ennio Morricone
Fotografía Fabio Zmarion
Reparto Jeremy Irons, Olga Kurylenko, Shauna
Macdonald, Darren Whitfield, Simon
Meacock, Jerry Kwarteng, James Bloor,
Rod Glenn, Stuart Adams, Anna Savva,
Florian Schwienbacher, Colin MacDougall,
Patricia Winker, Simon Johns, Jean-Luc
Julien, James Warren
“La correspondencia” de Giuseppe Tornatore busca la manera de
enfocar el amor desde el más allá. El director sigue la línea dramática qué
utilizo en (1)“Cinema Paradiso” busca la lágrima fácil tanto de la protagonista
como del espectador que quiere que sea cómplice directo del estado de ansiedad
amorosa que padece. Allí, Salvatore, se acordaba de un amigo de la infancia,
Alfredo, que proyectaba películas en un cine de pueblo y el recuerdo se
completaba al final de la película con unas imágenes de todos los cortes de censura de los besos
que se daban los protagonistas en ciertas secuencias. No sé si la inspiración le ha venido de ahí,
pero guarda una conexión si se quiere remota: las imágenes grabadas son las que promueven el
recuerdo y el drama llorón, en este caso, sucede lo mismo, las grabaciones,
cartas y consignas del enamorado, una vez que ha desaparecido, mantienen viva la llama del amor . La película
se desarrolla en el recuerdo de un amor infinito y las grabaciones que ha
dejado ese amor que levantan pasión y vuelven a recordar de nuevo el amor de otros
tiempos. Al mismo tiempo se va creando una intriga en torno a la situación que recuerda a la excelente (2) “La
mejor oferta” del mismo director ( pero no consigue el mismo nivel ni de coña) donde un enamorado ciego de
pasión se ve involucrado en una encerrona donde quedará pelado de sus bienes.
La película se inicia con una
escena de amor o de despedida entre una pareja. Muestra los pasillos de un hotel y ya nos introduce a una situación de amantes en la clandestinidad. Ella, Olga
Kurylenko, es una especialista en escenas peligrosas en las películas de acción.
En cambio, él, su amor secreto, es un reconocido profesor, Jeremy
Irons, de astrofísica que se encargará de mantener su imagen de enamorado hasta
el infinito durante todo el metraje, pero de una manera especial. Su desaparición
física de la pantalla no quiere decir que abandone para siempre su papel de
enamorado sino que estará presente de una forma virtual. Es, en cierta forma,
un “Ghost: más allá del amor” más actual que se manifiesta de manera virtual por medio de
videoconferencias grabadas antes de irse al otro barrio, de palmarla, vamos . Si el espectador logra
meterse en la piel de la protagonista, que es justo lo que desea el director, y
experimentar el sentimiento de dolor y duda ante la situación dramática,
entonces es posible que sientas vértigo ante tal situación. De lo contrario
puede que te preguntes pero esté tío qué rollo nos está contando: que el
protagonista quiere controlar los pasos del personal mediante notas y mensajes grabados, los cuales guardan una relación con la realidad del presente, eso, cuando está en el más allá. Esta sincronía en una distancia sideral, es un pegote que resulta poco creíble, incluso te pueden asaltar bostezos inesperados. Es pues cuestión de creértelo, de meterte de cabeza dentro de los personajes, pero eso no va a resultar fácil.
Finalmente, la cinta es sensiblera porque explora el campo de la búsqueda de
ese amor que ya no puede ser. Sigue esa vía sin profundizar en otros temas que
se deja de lado como el matrimonio del profesor que lo muestra muy de refilón. Se centra en esa relación imposible,
en el control de la situación terrenal, por parte del profesor, como si fuera un semidiós capaz de controlar los designios humanos desde otra dimensión. Esperamos nuevos proyectos de este excelente director.
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