Año 2014
Duración 99 minutos
País Francia
Director Anne Fontaine
Guión Pascal Bonitzer, Anne Fontaine ( nov. Posy Simmonds)
Música Bruno Coulais
Fotografía Chistophe Beaucarne
Reparto Gemma Arterton, Fabrice Luchini, Jason Flemyng,
Isabelle Candelier, Mel Raido, Pip Torrens,
Elsa Zylberstein, Edith Scob, Niels Schneider,
Kacey Mottet Klein, Pascale Arbillot.
"Primavera en Normandía" de Anne Fontaine se sostiene en un nivel
muy alto de interés gracias a las dos actuaciones portentosas de sus protagonistas: de un lado, Gemma Artenton ( que ya
le vale el nombre, Gemma, a tres bandas: una, el suyo propio, dos, el mismo de la
protagonista y tres las similitudes que guarda con la ficción de la Gemma de "Madame Bovary" de Flaubert, de hecho, el título original de la película es Gemma Bovary) que
muestra un portento de sensualidad y provocación, la cual mantiene locos a los
cuatro hombres que le rondan dentro de la cinta. Algo parecido sucedió en la película de Stephen Frears (1) "Tamara Drewe" donde los
encantos y la sensualidad de Artenton salen a relucir para encandilar a la parroquia de la
campiña; por el otro lado, Fabrice Luchini ( actor que mantiene en pie una
película como "El juez" de Christian Vincent o la interpretación excelente en la
película de François Ozon (2) "En la casa" donde ficción y realidad son una auténtica
sorpresa y vuelven loco del misterio que se forma en torno a la historia) realiza el contrapunto intelectual que mezcla la ficción con la realidad de tal manera que se forma en el coco del personaje una conexión que existe entre
el personaje de ficción de Flaubert con su vecina inglesa recién llegada.
La película concentra la historia justo en el momento en que llega la pareja de ingleses a la Normandía. El vecino, panadero intelectual retirado, ha vuelto a su pueblo para mantener a flote la panadería de sus
padres y se interesa por los recién llegados. Su cordialidad y atención hacia los recién llegados es
exquisita, de tal manera que se hacen amigos. A medida que pasa el tiempo, las imágenes muestran a un hombre
obsesionado por aquella mujer y las pasiones de la literatura se cruzan en su
cerebro con la realidad de aquella mujer que la fusiona con la protagonista de Madame Bovary para sacar frases y situaciones de la ficción y sobreponerlas en la actualidad. La nueva aparición de la vecina supone un vuelco del aburrimiento cotidiano para subirle la moral con esa
presencia portentosa. El protagonista se siente hipnotizado por el erotismo de
la chica que al mismo tiempo mantiene encandilados a varios hombres, sin
embargo, él sabe que su función es tan solo de simple mirón. Su atracción llega
tan lejos que le lleva a espiarla y ver los movimientos que realiza y se siente
defraudado de ver que le pone los cuernos a su marido. Se suceden imágenes sensuales en un momento en que amasan el pan y al mismo tiempo, ella se pronuncia en su sensualidad mientras se retira el cabello de manera. Él observa y contempla abstraído de la realidad. La cámara que son sus ojos se detienen en
las curvas de su cuerpo muy sugerentes. El panadero se cuenta a sí mismo con su
propia voz en off aquello que piensa, en otras ocasiones encuentra como aliado a su
perro que le va contando aquello que piensa, porque ni en su esposa ni su hijo
puede confesar estas intimidades. En
definitiva, tanto el encanto sensual de la protagonista como la pericia del
contrapunto de la novela de Flauvert son los factores determinantes que le dan un plus a la historia
para que nos mantengamos expectantes en ver cómo va a acabar la historia,
porque la ficción y la realidad están conectadas directamente con el cerebro del protagonista y se intenta que traspase la pantalla y conecte con el espectador. La ficción se funde dentro de la realidad.
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