miércoles, 23 de noviembre de 2016

Dioses


Título original  Bogowie

Año                2014

Duración         120 minutos

País               Polonia

Director          Lukasz Palkowski

Guión             Krzysztof Chajdecki

Fotografía      Piotr Sobicinski Jr.

Reparto         Tomasz Kot, Piotr Glowachki

                     Szymon Piotz Warszawki, Magdalena

                     Czerwinska, Rafal Zawierucha, 

                     Marta Scislowicz, Karolina Piechota

                    Wojciech Splarz, Arkadiusz Janiczek

                    Cezary Kosinski, Konrad Bugai, 

                    Magdalena Kaczmarek, Nurse Michalina

                    Zbigniew Zamachowski

La foto de la portada no es una ficción sino una realidad. Se trata del doctor Zbigniew Religa, de quien trata la película, y su paciente Tadeus Zitkevits, por cierto fallecería antes el cirujano que el operado, justo después de haber realizado una operación de corazón. Su mirada fija y perdida sobre el panel de las constantes vitales y al fondo un ayudante exhausto después de una operación larga dan una muestra fidedigna de tal magnitud de derrota y desesperación. La fotografía, ganadora del National Geographi de 1987, es elocuente  y detrás de ella hay una historia para filmar y contar: "Dioses" ( el título hace referencia a lo que quisieran ser para salvar esas vidas que se van sin que su mano terrenal pueda hacer nada por salvarlas) de Lukasz Palkowski que arrasó en la taquilla de Polonia con un éxito aplastante y muestra las dificultades para llevar a cabo su proyecto. Tomasz Kot, el protagonista, 

se mete dentro de la carne del cirujano para crear un personaje paradigmático y obsesivo con un punto extravagante y endiosado. A su lado, hay caras muy conocidas que te llevan a películas míticas como es el caso del actor Zbigniew Zamachowski

enfundado en su mismo papel que hiciera en "Tres colores: Blanco" de Krzysztof Kieslowski con su personaje típico de mentiroso que lleva al protagonista a una situación delicada. La cinta muestra la delirante obsesión por realizar una de las operaciones más conflictivas de la época desde que Christian Barnard allá por el año 1967 realizara el primer trasplante de corazón sin mucho éxito. A partir de aquí hubo infinidad de intentos en todo el mundo por realizar una de las operaciones más complejas ( era una carrera por estar en las primeras posiciones y avances en la ciencia médica) para salvar la vida a muchas personas.






La cinta repasa la trayectoria del doctor en cuestión. Un personaje ciego y obcecado en obtener los resultados óptimos en sus operaciones. Se presenta a una persona persistente, diferente al resto de médicos, aquellos que no se saltan las normas establecidas dentro del hospital, en cambio él no se está de nada siempre y cuando detrás hay una vida por salvar. Ésta es su única obsesión y al mismo tiempo su frustración. Cigarrillo tras cigarrillo y envuelto en una nube de humo no ceja hasta conseguir su propia clínica de transplante, porque en el hospital donde se encuentra ha llegado al final del camino y le cierran las puertas a nuevos proyectos. Para él, en ese lugar, la medicina y los adelantos están como los pacientes graves: acabados, muertos. Él mismo se arremanga las mangas de la camisa y se lanza por las carreteras de los años ochenta como un Fitipaldi para conseguir los apoyos que le niegan los empresarios del país, porque inicialmente no tiene nada y parte de cero. Nadie quiere apoyar un proyecto que nace desde la nada con un futuro oscuro. Tiene que inyectar confianza a su equipo ya sea animándolos o despidiéndolos, no importa nada con tal de arrastrar el proyecto hasta el final. Operación tras operación, los resultados no son satisfactorios, pero su entrega no decae nunca. Al margen queda su vida matrimonial que se muestra como un suspiro porque él solo atiende a su profesión. En su carrera se abren nuevas dificultades, pues está ante un país inmensamente religioso se hace complicado convencer a los parientes del fallecido para que se produzca una donación, pues el corazón, para ellos, está visto mucho más allá que un simple miembro del cuerpo. Ante este panorama, la derrota hace mella en el cuerpo del doctor que ,ante sus fracasos, no ve salida  a sus esfuerzos. En definitiva, una película que se sigue con interés con los pacientes abiertos en canal en la camilla de operaciones y el histriónico personaje dándole caladas al pitillo sin cesar.

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