Título original Electricity
Año 2014
País Reino Unido
Duración 96 minutos
Director Bryan Higgins
Guión Joe Fisher,
Música John Lunn
Fotografía Si Beli
Reparto Agyness Deny, Leonora Crichlow, Chistian Cooke,
Paul Anderson, Tom Georgeson, Alice Lowe,
Ben Batt, Saffron Coomber, Millie Taylforth,
Jake Gibbson.
"Electricity" de Bryn Higgins muestra la cara oscura de una enfermedad que no ha tenido mucho eco en las películas. Se trata de ataques epilépticos que sufre la protagonista con cierta asiduidad. Las situaciones siempre le pillan desprevenida y cuando llegan no tiene tiempo de reaccionar. Se manifiestan con destellos, imágenes incoherentes y mareos sucesivos. Despierta magullada y malparada de las caídas. El personaje está bien interpretado, pero, con todo el dramatismo que arrastra, le falta concreción y profundidad sobre la enfermedad. Casi siempre encontramos una elipsis entre el proceso del ataque y el resultado final de lo que ha sucedido. Eso sí, no es necesario explicar demasiado, solo basta ver las magulladuras en su rostro. Por tanto, la película se centra solo en una parte de la enfermedad: aquella que sufre la protagonista en sus carnes. Las desgracias se completan con una infancia desastrosa y unos hermanos con unas vidas perdidas que poco le pueden ayudar ante tal trauma.
La película podía tener un mayor
recorrido en respuesta a su enfermedad. El director no ha querido mostrar la otra cara de
la realidad y es el comportamiento de la peña que le rodea ante esta
circunstancia extrema ( Puedo contar mi experiencia en una clase de latín donde, por el contenido denso de la materia: calor, acusativo, preguntas y más preguntas, dativo. En esas un alumno se desplomó en el suelo sin que nadie supiera qué le pasaba. Éste buscaba ayuda desesperadamente mientras sujetaba con fuerza las piernas del profesor, el cual sin tener ni idea ni conocimiento del caso intentaba huir con cara de pánico). Por lo tanto, ha dejado de lado un aspecto importante que podía tener mucha miga que contar. Hubiera estado bien mostrar la otra cara, aquella en los momentos en que se
produce: con la salvaje convulsión y el espanto del personal ante tal violencia
de respuesta del organismo. Una situación de lo más asombrosa que causa
sobresaltos y pone los pelos de punta al personal que rodea a la persona
afectada. No lo digo por morbo, sino por ver y explorar la reacción que se produce en las personas que le rodean. Y mostrar la cruda realidad de esta enfermedad en su totalidad. Parece que al director no le interesaba ampliar el campo de mira, porque se distanciaba del personaje o quizá no disponía de un conocimiento personal que le motivara a abordarla, aunque estaría bien haber profundizado con una mirada más amplia y abarcar el campo de la enfermedad en toda su crueldad. Es cierto, todo hay que decirlo, que una chica se apiada de ella, pero resulta un tanto forzado. Ésta es lesbiana, qué casualidad. Así, la película se centra en las
desgracias personales de la enferma que no es solo su enfermedad sino una vida
de desdichas desde su infancia con una madre que no la desea hasta unos hermanos
perdidos en el mundo del juego y de la droga. En este ambiente no es de
extrañar que la chica se encuentre abandonada a su propia suerte. Y los golpes
que recibe de parte de su enfermedad tambalearán más todavía su maltrecha
situación. La cinta trascurre con la intención de encontrar a su hermano
pequeño pues su madre acaba de morir y les ha dejado una herencia que quiere
compartir con él. En definitiva, es la excusa perfecta para encontrarle y darle un abrazo que siempre ha deseado.
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