viernes, 13 de enero de 2017

El ciudadano ilustre





Título original El ciudadano ilustre

Año               2016

Duración        118 minutos

Director          Mariano Cohn,Gastón Duprat

Guión            Andrés Duprat

Música           Toni M. Mir

Fotografía       Mariano Cohn, Gastón Duprat

Reparto          Óscar Martínez, Dady Brieva, 

                      Andrea Figerio, Belén Chavanne,

                     Nora Navas, Iván Steinhardt,

                     Manuel Vicente, Marcelo D'Andrea,

                    Gustavo Garzón, Emma Rivera.

Las relaciones humanas son muy complejas, tanto que uno mismo entra en contradicciones constantemente. Los directores,Mariano Cohn y Gastón Duprat, buscan esa conexión tierna entre personas que necesitan ocupar un espacio vital en las vidas de los demás sin renunciar a sus creencias o sus objetivos. Esos personajes que retratan, quieren ordenar su mundo y el de los demás. Ahí entra la capacidad del hombre para persuadir, para darle la vuelta a las situaciones, para beneficiarse de una situación concreta. En ese juego racional o irracional de lucha por conseguir aquello que deseamos entra en juego el sentido común, en un primer momento, pero si con estos métodos no se consigue lo deseado, pues la irracionalidad brotará desde el fondo del ser y aparecerá la violencia. El humano lleva la bestia incrustada en su propio cuerpo, porque siempre quiere salirse con la suya tenga o no la razón, incluso si fuera preciso mataría para conseguir lo que desea. Los directores argentinos hurgan en ese conflicto humano. El sistema consiste en confrontar dos maneras diferentes de ver la vida: de un lado, la del intelectual que proviene de una capa social acomodada y ,del otro, la persona de un ámbito rural con proyecciones más simples en la vida, pero que también pretende alcanzar sus metas. Así, por ejemplo, en 

"El hombre de al lado" muestran la agria disputa entre vecinos porque uno de ellos quiere hacer una ventana para tener luz y aire y su vecino se opone ya que le invade su territorio de intimidad. La película que nos ocupa, "El ciudadano ilustre", Espiga de Plata en el Festival de Valladolid y los premios que le llegarán, ( hecho ilustre en su pueblo natal y por volver a él) narra la situación kafkiana que mantiene un escritor famoso, incluso con el Nobel en las manos, para enfrentarse a unos ciudadanos que lo

veneran en una primera toma de contacto, pero al mismo tiempo lo descuartizan, pues le recriminan que los haya sacado en sus novelas como auténticos animales. 

Óscar Martínez, mejor actor en el Festival de Venecia, se defiende de una situación comprometida donde todo son cercanías para sacarle la pasta o recordar a sus antepasados, reconocidos protagonistas de su novela, sin embargo el creador se niega a reconocer esta situación, pues solo son ficciones. Su personaje mantiene un cierto aire con el que realizaba en "Relatos salvajes" de Damián Szifrón donde, en una de las historias, interpreta a un ricachón que se las tiene que ver crudas con los buitres que le rondan para sacarle el dinero por culpa de un hijo que acaba de atropellar a una persona.  La similitud se encuentra en que aquí también le piden dinero como si él fuera una ONG que debe salvar a los necesitados.




 

La película arranca con la concesión del Nobel como distinción casi póstuma de un escritor. A partir de aquí ya se ha ganado todo en el mundo literario y la dedicación es exclusiva en dar conferencias o más bien en rechazarlas. Sin embargo, llega a sus manos una carta de su pueblo de infancia que lo invitan para homenajearle, lo cual le atrae. Se marcha solo, sin secretaria que le ordene el tiempo. Le condecoran como hijo predilecto de aquí el título. Todo son bienvenidas y palmadas en el hombro, pero pronto cambia el decorado y todo parece torcerse. Los amigos están casados con su ex; la hija de éste le tiende una emboscada de cama; los vecinos influyentes, que dominan el pueblo, quieren imponer su criterio por encima del premiado escritor. A él lo quieren como jarrón chino, para la entrega de premios, pero quien decide el premiado será el cacique de turno, de lo contrario habrá guerra. Por otra parte, le piden dinero u obras de caridad como si estuviera en sus manos solucionar las precariedades sociales. En otras ocasiones, vecinos que se pegan como lapas y pretenden su confianza para recordar a sus antepasados porque afirman que aparecen en sus libros, cuando él les advierte de que todo es ficción. Al final se tiene que plantar ante tanto caos a su alrededor, ya no sabe como desprenderse de tanto agobio . En definitiva, la sensación agobiante del personaje traspasa la pantalla y se te acaba insertando. De todo el conglomerado del personal que habita ese pueblo, el escritor solo salva al conserje del hotel donde se hospeda porque considera una persona sencilla que solo quiere mostrarle unos cuentos que ha escrito para que le dé su opinión. En fin, una película que te hace reflexionar sobre el éxito y el fracaso, sobre la realidad y la ficción y que ante todo, uno debe actuar como le dicta su conciencia sin atender a chantajes o artimañas del personal que te rodea.

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