viernes, 1 de diciembre de 2017

Esa sensación




Título original Esa sensación

Año                2016

Duración        79 minutos

País               España

Director         Juan Cavestany, Julián Génisson, 

                     Pablo Hernando

Guión           Idem            

Música         Aaron Rux

Reparto       Lorena Iglesias, Vito Sanz, Jorge Suquet,

                   Miquel Insua, David Pareja, Pietro Olivera,

                   Bàrbara Santa Cruz, Juanan Lumbreras,

                   José Luis Alcobendas, Carmela Llorret,

                   Julián Génison.             


Los personajes ( entre todos sobresale Lorena Iglesias 

que ha de mostrar erotismo con las cosas más inverosímiles) se comportan de una manera extraña como poseídos por un demonio. Su forma de actuar parece poco normal, con unos sentimientos un tanto retorcidos, pero no tan alejado de lo que ocurre en un día cualquiera. No hay freno en ese comportamiento extravagante. Está claro que las insatisfacciones amorosas distan bastante de suplirse con una máquina tragaperras de zona azul de aparcamiento o bien con materiales insensibles, sin carne. Las neuras se suceden a cada momento sin saber hacia donde nos van a llevar. La película "Esa sensación" de Juan Cabestany ( director de aquella película/documental  "Gente en sitios" donde con la cámara en mano ya nos mostraba situaciones surrealistas de unos personales marginales extraños) se recrea en esos primeros planos de desesperación.

 Repasa temas banales. típicos y rutinarios entre las juergas de los amigos o las pequeñas cosas de la oficinas y la pérdida del norte de unos protagonistas descerebrados o no.




La película dista mucho de ser lineal sino que las tres historias que lleva ésta van dando tumbos y  se intercalan entre sí sin un orden aparente. Todo lo que sucede deslavazado puede pasarle a cualquiera y eso la hace fresca ( seguro que la inmensa mayoría le parecerá una inmensa chorrada de película). No hay que tomarla como un eje perfecto de historia sino como varios retales de vida que se entrecruzan. Abundan los primeros planos de caretos perdidos sin rumbo alguno como para mostrar la desesperación humana. Lo cierto, es que hay pequeños momentos que te dejan grogui de pensar lo mal que estamos que nos falta una tuerca en un mundo de acelerones y prisas innecesarias y de otros momentos muertos, sin estar contento con nuestro propio cuerpo. Está llena de tópicos: la insatisfacción sexual, la amistad corrosiva, los regalos obligados a los compañeros de empresas, las relaciones familiares rotas, las comidas laborales en medio de un parque infantil. En medio de toda la neura maniática se cuelan anuncios publicitarios donde vemos que allí si que deben estar necesitados y angustiados  en ese Tercer Mundo donde se mueren de hambre y le damos la espalda, miramos para otra parte, es decir nos preocupan las auténticas "chorradas". La primera historia cuenta la desesperación de una mujer por buscar ese deseo sexual que encuentra en la frialdad de las cosas, en los seres materiales o los contornos de una roca gigante en medio de la carretera. Las formas de la roca o la frialdad de un puente metálico le llevan al éxtasis. Ese placer que no le da la humanidad entera se lo proporciona las cosas insensibles que ella misma les proporciona vida, allí se siente segura y reconfortada. La historia de un padre desquiciado que no deja de observarlo su propio hijo o unos amigos que sienten vértigo de la vida que llevan. En definitiva, los personajes se encuentran deshumanizados y perdidos en un laberinto de sensaciones extrañas. Una exploración del mundo de las sensaciones al margen de lo humano. No apto para los amantes de la acción y la coherencia argumental.

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