Título original Campeones
Año 2018
Duración 124 minutos
País España
Dirección Javier Fesser
Guión Javier Fesser, David marqués
Música Rafael Arnau
Fotografía Chechu Graf
Reparto Javier Gutiérrez, Juan Margallo,
Luisa Gavasa, Jesús Vidal,
Daniel Freire, Athenea Mata,
Roberto Chinchilla, Alberto Nieto,
Gloria Ramos, Itziar Castro.
Javier Gutiérrez, por momentos, parece salido de la serie televisiva "Vergüenza" de Juan Cabertany con ese porte de autosuficiencia, de prepotencia. Su talante es el mismo: una persona intolerante, conflictiva y muy poco empática con el personal. Si tiene que poner a parir a alguien no guarda reparos en hacerlo. Hablamos de "Campeones" la película ( recientemente seleccionada para competir en los Oscar del año que viene, otra cosa será que la elijan o no) de Javier Fesser director de varias películas de humor diferente; primero con la esperpéntica "El milagro de P. Pinto" donde una familia muy especial, un Luis Ciges surrealista, recorría su vida al lado de unos hijos adoptados( dos extraterrestres enanos salidos de vete tú a saber qué planeta y un grandullón con una bombona de butano) o "La gran aventura de Mortadelo y Filemón" adaptación de la obra de Ibáñez llevado al cine con una caracterización casi perfecta de Pepe Viyuela y Benito Pocino, pero donde realmente destaca es en el drama, pues "Camino", Nerea Camacho, aquella niña llena de luz y felicidad, pero tocada por una enfermedad letal. Allí da un retrato del Opus Dei por medio de unos padres fanáticos, los cuales aplican su técnica ante la segura muerte de su hija. Esas conversaciones entre madre e hija se clavan como puñales en el espectador .
Ahora un entrenador de baloncesto defenestrado por su carácter violento y enfrentamientos con la policía, tiene que cumplir condena en un centro donde se agrupan personas con discapacidad intelectual. Allí entenderá que la palabra normal puede ampliar un campo más extenso de la realidad cotidiana.
El protagonista va por la vida de
sobrado. Tiene una actitud altiva frente a todo el personal que se le cruce. Es
entrenador segundo de un equipo de la élite del baloncesto. No tolera estar a
las órdenes de alguien que ejecuta un trabajo diferente a como él lo piensa. Por
eso, se pelea con su compañero de trabajo, la policía, y cualquiera que se le ponga por delante, para colmo su mujer lo
ha abandonado, pues ha llegado la hora de tener una relación más sólida y con una familia más amplia, pero él de eso nada de nada. Ante su comportamiento soez y despectivo con la autoridad, la juez le impone tres meses de trabajo social en un centro donde
hay personas con problemas mentales. Mientras el protagonista lidia con los
problemas, su mujer se le acerca para emprender la relación, sin embargo, él
lleva puesta la careta de duro y no quiere atender las súplicas de ésta. La primera impresión y su relación con los chicos discapacitados siente que el mundo se le cae encima. Con aquello que acaba de ver es imposible montar un equipo de básquet, pues no hay coordinación de movimientos. Sin embargo, conforme pasa el tiempo, le lleva a pensar que esos dos mundos diferenciados pueden cohabitar juntos, pues se pueden ayudar mutuamente. Puede que ya no sepa si él es el normal o
más bien el que más problema tiene de todos. Pese a todo, el protagonista mantiene ese desprecio que lo mantiene distante de ellos, pues si le saliera un hijo así, vaya palo. En cambio, ellos lo querrían como padre tal y como es. Todo ello es una demostración de sensibilidad y de apreciar valores diferentes, pues ellos demuestran valores más sensibles y humanos que el
resto de los mortales. En definitiva, la lección final está en que hay que
competir para disfrutar se gane o se pierda. En fin, el déspota del principio
de la cinta se ha vuelto humano gracias a la generosidad del grupo de
disminuidos.
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