martes, 14 de mayo de 2019

Brava





Título original  Brava

Año                 2017

Duración         91 minutos

Dirección        Roser Aguilar

Guión             Roser Aguilar, Alejandro Hernández

Música           Vicent Barriere

Fotografía      Diego Dussuel

Reparto          Laia Marull, Bruno Todeschini,

                       Sergio Caballero, Francesc Orella,

                       Emilio Gutiérrez Caba, Mikel Iglesias,

                       Empar Ferrer, María Ribera.

Ahora que está tan candente y actual el tema de la Manada, esta cinta "Brava" de Roser Aguilar ( hay una película suya interesante

"Lo mejor de mí") muestra otra vuelta de tuerca en el campo de la violación, los lobos nocturnos que acosan y violan a las chicas solitarias e indefensas. O el violador de La Verneda ( barrio de Barcelona) que asaltó a más de diez chicas le cayeron más de ciento cincuenta años de cárcel y con veinte cumplidos ya está en la calle preparado para nuevas aventuras macabras. Los informes indican que no está curado y no puede estar en vigilancia las  veinticuatro  horas, lo que indica que el riesgo de violación está en el aire del barrio.

Laia Marull como protagonista ( con una larga trayectoria de papeles dramáticos a sus espaldas. Ya desde los inicios su rol de pareja inconformista, triste, preocupada, insatisfecha, por ejemplo, en "Mensaka" de Salvador García Ruiz, la huída desesperada, por un atraco fallido, con una niña en "Furtivos" de Miguel Hermoso,la excelente "Te doy mis ojos" de Iciar Bollaín donde el radical machismo brota en cada secuencia y recientemente

 "La madre" de Alberto Morais. Estamos ante un caso de violación donde el trauma trastorna el personaje ya de por si solitario y poco feliz, pero este hecho lo aísla todavía más.

 Entonces un nuevo amor puede chocar con el recuerdo







Tras la violación, las marcas externas sanan solas, pero las secuelas internas durarán toda la vida. Esa chica ya no podrá salir a la calle libre, tranquila, pues los miedos la asolarán de lleno. La vergüenza de confesar esa violación marcará el devenir de una vida que ya nunca será como antes. Se ocultan los hechos por temor, por sentirse sucia ante los demás sin culpa alguna. Por tanto, la agresión queda de momento en un anonimato. Por mucho que lo confiese poca ayuda le dará su pareja porque la frialdad es absoluta ni un abrazo ni un beso de comprensión. La violación supone una pesadilla constante: quedarse parada sin capacidad de reacción durante la jornada de trabajo, noches en vela con la imagen de una persecución. La angustia traspasa las pantallas se hace sentir como propia. Tras una relación fría de pareja puede abrirse una nueva, pero después de una violación, las sensaciones pueden ser muy diferentes.  A partir del suceso, la soledad de la protagonista se hace más pronunciada. Si antes del suceso su vida era rutinaria y aburrida, ahora se ha vuelto tortuosa y desoladora. Por eso, la película transcurre con innumerables silencios que el propio espectador deberá rellenar. Ella, para combatir su soledad, marcha a su pueblo, pero allí la sombra de la melancolía se alarga más. En fin, película donde la soledad y el drama se apoderan de las imágenes.

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