viernes, 3 de diciembre de 2021

Las leyes de la frontera

 


Título original Las leyes de la frontera

Año                      2021

Duración              129 minutos

País                      España

Dirección              Daniel Monzón

Guión                   Jorge Guerricaechevarria,

                             Daniel Monzón. Novela Javier Cercas.

Música                 Burrito Kachimba

Fotografía             Carles Gusi

Reparto                Marcos Ruíz, Begoña Vargas,

                            Chechu Salgado, Carlos Oviedo,

                            Daniel Ibañez, Guillermo Lasheras,

                            Santiago Molero, Xavier Martín,

                            Ainhoa Santamaría, Pep Tosar,

                           Xavi Sáez, Jorge Aparicio, 

                           Cintia García.

Uno de los datos iniciales que nos llevan al momento en que se desarrolla la acción lo vemos en unos segundos mientras el rey emérito, Juan Carlos, jura el cargo de rey de España.

Nos indica, en un televisor de blanco y negro,  la época en que estamos: el 22 de noviembre de 1975 ( con un pequeño desfase, sin importancia, todo hay que decirlo, pues van de manga corta y es verano) El personaje central, una especie de friki, estudioso de clase media, deambula en tierra de nadie sin rumbo alguno, con él se meten todos sus compañeros y lo incordian a collejas. Es la época de la transición, el inicio de las libertades y, en concreto, ese adolescente la llama las películas del destape de la época y perderse por los antros del barrio. Nos da más detalles de la ubicación, Cataluña, pues en el cine, la taquillera contesta en catalán o con el dueño del local de juego, nos ubicamos en Girona. Ya desde el inicio se plantea el tema del acoso de un “bullying” violento hacia su persona. 

Encontramos una ambientación de la época muy cuidada: vestuario de pantalones acampanados; pelos largos por la espalda, casas, coches robados por los quinquis circulando a toda pastilla para estirar un bolso; música discotequera con el quinqui bailongo en medio de la pista aclamado por el corro de amigos que aplaude eufóricos al estilo de Travolta; la chica  quinqui que vive en un barrio marginal de calles con lodazales y condiciones de cierta pobreza. La música de las Grecas “ Te estoy amando locamente”. Todo muy cuidado. Ese personaje, Marcos Ruíz,



 el "gafitas" está cansado de recibir palos de todos los lados: sus compañeros del colegio, su familia. Ese adolescente marginal y blando les servirá de cebo para los atracos. Usa el catalán y su aspecto de modoso que atraerá a las víctimas a una trampa segura de donde no podrán salir ilesos.Hablamos de "Las leyes de la frontera"( libro del mismo título de Javier Cercas) de Daniel Monzón director que realizó una gran película como "Celda 211" donde resaltaba el presidiario Luis Tosar y Alberto Ammann en el otro extremo. Muestra ciertos parecidos con las películas quinquis de De la Loma, "Yo, el  Vaquilla", o "Deprisa, deprisa" de Carlos Saura. Nominada a "pedrea" de los premios menores de los Goya, creo que le debían haber caído otros de mayor importancia. Cuestión de gustos.


Se centra en esos momentos de los quinquis de las zonas de locales de máquinas “pinball”, futbolines, chulerías y atracos a la vista. Allí acude nuestro personaje para matar el tiempo y huir de su entorno adolescente que le acosa y no le deja vivir.Jugaban en bares o salas especiales donde se reunía el personal adicto al juego. En ese lugar, nuestro personaje conoce a dos quinquis profesionales del robo. El plan es atracar los recreativos, pero él se niega a formar parte del robo, pues siente una cierta simpatía por el dueño. Se ve atraído por una chica del grupo, un poco de sexo y ya forma parte de la pandilla. Ese grupo de maleantes le sirve para encontrar aquello que buscaba: alguien que le atendiera que le diera un hueco y que le diera un cobijo, una comprensión, aunque para ello tenga que delinquir y pasar la barrera de las leyes. Es una forma de sentirse persona reconocida, la cual cosa no la encuentra en su vida hasta ahora: los amigos de infancia ni el entorno familiar. Al mismo tiempo, encuentra el amor. El gatitas está en la línea de traspasar esa frontera del bien y del mal, cuando se encuentra con su familia se coloca las gafas y es otro diferente al que vemos con los quinquis sin anteojos.Se siente cómodo a ese lado:tener pasta, putas, droga y pasárselo bien es muy fácil con solo unos palos a farmacias o tirar de unos bolsos. Eso le recompensa, se lo pasa bien y se siente alguien.Para qué seguir como antes si ahora se lo pasa de coña.Los robos van en aumento y empiezan las muertes de los colegas. Por eso, toman la decisión: si hay que morir al menos será con un buen atraco de un banco, nada de farmacias y golpes de menor calado. Aquí empieza el lío con las persecuciones de vértigo y las muertes de policías y El gafitas toma la decisión de dejarlo, pues él no es como ellos. Sin embargo, está muy pillado por la chica quinqui.En definitiva, el grupo es carne de presidio o muerte segura, pero él puede retornar a su nido de origen y pasar de nuevo hacia la otra línea a un lugar de confort. A todo el resto de mortales de otra frontera, un tiro, la droga o el sida se los llevará al otro barrio.

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