sábado, 12 de febrero de 2022

Maixabel

Título original Maixabel


Año                   2021


Duración           115 minutos


Dirección          Iciar Bollaín


Guión               Iciar Bollaín, Isa Campo.


Música             Alberto Iglesias


Fotografía       Javier Aguirre Erauso


Reparto           Blanca Portilla, Luis Tosar,


                       Mikel Bustamante, Bruno Sevilla,


                      María Cerezuela, Jone Laspiur,

 

                     Urko Olazabal, David Blanka.



"Maixabel" de Iciar Bollaín ( No vamos a descubrir hoy a Iciar. Ahí quedan en su filmografía títulos sobresalientes como "Te doy mis ojos" donde el maltrato de género ponía los pelos de punta al espectador, "También la lluvia" y otras menores, más actuales como "El olivo" o "La boda de Rosa" donde los conflictos sociales están asegurados. ) en este caso cuenta un atentado que se produjo en la realidad, interpretado por 

Luis Tosar ( como en muchas de sus películas), en un papel del etarra que asesinó a Jauregui, socialista  que antes había pertenecido a la banda ETA, de hecho, su mujer comenta en un momento de la cinta que no sabía quién le mataría si ellos o el gobierno. Todo ello discurre a través de la lucha de su mujer, interpretado por 

Blanca Portillo, que se volvió activista contra ese movimiento por la pérdida de su marido. Esos momentos de rechazo hacia el etarra encarcelado por sus propios amigos o vecinos recuerdan el  libro "Patria" de Fernando Aramburu por la soledad y el abandono que quedan de un lado y del otro; otra película que aborda el tema es "Días contados "de Imanol Uribe. En este caso, se inicia con el atentado, con un tiro en la nuca del político  y la siguiente huida. Posteriormente, sigue  la fatal noticia del suceso a los familiares. Así se lo cuentan a ella, a bocajarro como ha sucedido el asesinato: "te lo han matado de un tiro de gracia, se lo han cargado y ya está". Muestra el sufrimiento de esa familia, madre e hija, las cuales esperaban tal desenlace, pero no se creían que fuera ahora o incluso que no pudiera pasar nunca. Vemos que el paso del tiempo no es capaz de curar las heridas.

Muestra esas dos partes que no acaban de entender esa muerte inútil: por un lado los asesinos que se esconden en sus ideas y por la otra esa familia hundida en el llanto.




La película recorre a esos dos protagonistas principales pasados diez años: el terrorista y la víctima. El primero no acaba de entender por qué lo hizo, la segunda vive con la pena de perder, de pronto, violentamente, a alguien que se quiere sin entender por qué ha sido. Las dos partes están confundidas. Ella se implica en una lucha en los medios de comunicación contra aquellos que asesinaron a su marido. Vive con el arrepentimiento de no haberse despedido de aquel que amaba porque se lo arrebataron violentamente.Él, de la banda, está arrepentido de haber realizado aquellos asesinatos. No entiende tantos años de cárcel para nada. Ahora, en la muerte de sus familiares y el reencuentro con su madre, rechaza aquellos panfletos de la banda que todavía cuelgan de su habitación de juventud:”¿Quieres recordarme lo imbécil que era. Tíralo todo, anda”. Desde la cárcel, ese asesino quiere pedir perdón a alguna víctima de la banda terrorista.Por lo tanto, la trama gira en torno al perdón de unos y la aceptación de los otros. Los encarcelados comentan que ellos no deben perdonar porque es la organización que les metió en ese lío y ya están pagando suficiente con la cárcel, primero deben confesar cuántos mataron y cómo lo hicieron, algo así como un lavado de alma. Ellos no sabían nada de sus víctimas sencillamente les dan el objetivo y apretaban el gatillo.En cierta manera, dejan entrever que ellos no eran responsables y no sabían qué hacían, lo dejan todo en manos de ese ente de liberación del país. En el barrio, en las salidas diarias de la cárcel de permiso provisional , se sienten repudiados por los amigos por la sociedad. Piensan de qué sirvió esa lucha y muertes estériles para acabar con sus vidas en prisión. Por otro lado, la víctima quiere mantener distancias con sus asesinos, no se fía demasiado. Ese recuerdo de la muerte inesperada siempre presente como una pesadilla. Escarba en la llaga sin cesar, porque no encuentra respuestas a sus preguntas. Su vida es un taladro constante que no puede parar. Ella y su hija pasan momentos de crisis. En definitiva, unos y otros se sienten condenados a no entenderse. El punto culminante llega en el momento en que se está preparando esa entrevista final de arrepentimiento. Allí, el que apretó el gatillo sobre la nuca se confiesa fanático y manipulado por la organización. Un final emotivo para tapar las heridas sufridas por las dos partes.Ella comenta:"A mi no me gustaría ser tu madre". Él remata: "A mí me gustaría ser tu marido"

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