sábado, 14 de enero de 2023

El hombre que vendió su piel


 Título original L'Homme qui a vendu sa peau

Año                 2020

Duración         104 minutos

País                Túnez

Dirección        Kaouther Ben Hania

Guión             Kaouther Ben Hania

Música           Amin Bouhafa

Fotografía      Chistopher Aoun

Reparto.         Koen Do Bouw, Dea Liane,

                       Yahya Mahayni, Husam Chadat,

                       Rupert Wynne-James, Saad Lostan,

                       Najoua Zouheir, Nadim Cheikhrouha,

                       Adrienne Mei Irving,

                       Mónica Bellucci.

 "El hombre que vendió su piel" de Kaouther Ben Hania trata de dos enamorados que tienen un destino amoroso distinto, pues la chica está entregada a un hombre con una posición social alta por deseo familiar, pero esté realmente enamorada de alguien con muy poca proyección económica. 

Por lo tanto, ese amor no se puede consumar, por mucho que el chico se declare públicamente en el vagón de un tren delante de los pasajeros( ese tema de amor imposible en un mundo islámico, porque los padres entregan a sus hijas a un señor acomodado ya se ha tratado en muchas películas como por ejemplo en "Solo un beso" de Ken Loach).Sin embargo, el chico se resiste a esa situación y busca una salida digna a su persona. Insiste constantemente en intentar con todos los medios obtener a su chica. Los inicios de la chica son fatales en el momento en que ha de aguantar las presiones de los designios familiares.La acción se sitúa en Túnez y los amantes realizarán lo posible para unirse en matrimonio.Sam, protagonizado por 

Koen De Bouw, debe buscarse la vida para salir del trabajo rutinario y escapar con su amada. Esto no es posible a no ser por la casualidad de toparse en su camino con un artista que quiere experimentar con él y su espalda. De esta manera, crear una dimensión distinta de su arte, ya que pretende pintar un fresco sobre la carne. Esta pintura en su espalda le dará fama y dinero, para conquistar a su amada, pero, al mismo tiempo, será un esclavo del famoso pintor, pues debe estar expuesto constantemente como un cuadro de pared. Por lo tanto, debe pagar un precio muy alto por la fama y el dinero de su piel.



La vida de esa pareja de enamorados infelices discurre por los cauces normales: ella se casa con el diplomático adinerado y él deambula en trabajos miserables y dando bandazos en la vida.Además, vive dentro de la tristeza de saber que su amor no lo puede conseguir porque no puede darle las comodidades que obtiene de su marido. De tanto en tanto, una conferencia a escondidas con su amada, pero esto es insuficiente para él. Sin embargo, el tipo le hecha morro a la vida y se cuela en fiestas y eventos de altura.Se salta los controles en esas exposiciones de personal famoso para abrirse camino en la vida. En ese espacio tiene la suerte de encontrarse con el artista de las obras de arte que se exponen en museos famosos y le propondrá un trato peculiar: pintar un fresco en su propia carne. Esta propuesta la estudia mientras trabaja en una fábrica de pollos. Aceptarlo le ayudará a desplazarse a Europa para reunirse con su amada. Considera que esa firma en su espalda del famoso artista será despegar en la fama y el éxito y, de manera, esa, impresa en su piel y de tanto valor le abrirá las puertas de todas las fronteras. Con ello, podrá salir de su país, ser famoso, conseguir dinero y el artista dará una nueva dimensión a su obra que será el que facilite pasar fronteras a un humano sin problemas con su pintura a cuestas. A partir de ahora ya no es un humano libre, por mucho que él así lo crea, pues deberá estar atado a exposiciones del artista.Ahora es un privilegiado que dispone de dinero que manda a su familia, pero a cambio debe ser un esclavo del artista que debe exponerse donde quieran. Esa obra de arte que es la espalda de una persona puede, incluso, venderse como un cuadro. En definitiva, es una vuelta de tuerca a la venta de esclavos de forma moderna como excusa tiene la pintura y la firma del artista marcado en la carne del reo.Pero cuidado con el arte impreso en una carne que se mueve, pues tiene vida y no es un material inerte como un cuadro, por lo tanto puede sublevarse.


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