Título original As bestas
Año 2022
Duración 137 minutos
País España
Dirección Rodrigo Sorogoyen
Guión Isabel Peña, Rodrigo Sorogoyen
Música Olivier Arson
Fotografía Álex de Pablo
Reparto Marina Föis, Denis Ménochet,
Luis Zahera, Siego Anido,
Marie Colomb, Luisa Merelas,
J.Manuel Fernández,Federico Pérez.
Xavier Estévez, Gonzalo García.
"Con el fin de defender su vida en libertad" Esto es a modo de eslogan todo el contenido de la película al menos el personaje principal,
Ese personaje llegado de Francia es rechazado por los habitantes de ese lugar rural de Galicia porque se niega firmar los documentos de ventas de las tierras a una empresa eólica. Los dos hermanos, vecinos de él, pretenden convencerlo para que firme. En caso contrario, es objeto de burlas que se irán acrecentando conforme pase el tiempo. Esa lucha por marcharse del lugar hacia espacios nunca visitados, comprar un taxi con el dinero recogido y salir de la mierda de las vacas que no dan para nada. En cambio, Antoine y su pareja quieren acabar sus días en plena naturaleza. Se habla de integración a un medio rural, pero las diferentes disputas son constantes y los hermanos, muy violentos, se consideran amos y dueños del lugar donde siempre han vivido y no pueden tolerar que venga alguien de fuera a decirles lo que tienen que hacer. Ellos imponen el territorio y lo dominan con violencia como lo hacen las propias bestias. La historia avanza con mucha verosimilitud, pues esos ganaderos rústicos que se reúnen en un bar cutre a jugar la partida y a hablar de historias que siempre consisten en picar e insultar al francés como por ejemplo culparlo conquistas históricas del pasado. En ese Ese bar cutre se reúnen los contertulios con cerveza en mano, mono por vestido, barbas de varios días y partida de dominó. Da mucho miedo la forma cruel en que se calientan sus bocas con el nuevo terrateniente. Las putadas de los hermanos se van acentuando: botellas de licor vacías en su parcela, las tumbonas donde contemplan la puesta de sol completamente meadas. Todo ello denunciado a la guardia civil que desvía la mirada comentando que son " cosas de vecinos". No le dan la menor importancia. Ante la pasividad de la benemérita decide gravar sus propias vejaciones. Las provocaciones van creciendo con la intimidación propia de animales, por ejemplo, cerrarles el paso con el todoterreno, a él y a su esposa, en medio del camino de vuelta a casa en mitad de la oscura noche y allí gritarles para asustarles. Esos comportamientos buscan deteriorar las fuerzas de los vecinos para que firmen de una vez por todas y se marchen, porque consideran que son sus tierras y tienen más derechos que ellos. Acaso no están allí toda la vida, son como las raíces de los árboles. No pueden depender de los invasores franceses como en otras épocas.Allí, en medio de la nada el comportamiento borracho e intolerante destaca ante los inocentes bajo la soledad del bosque. Escopeta en mano y tambaleantes, por el alcohol ingerido, los hermanos cafres marchan porque les da la gana ya que ellos son los dueños del lugar. Ha llegado el momento de dialogar con los hermanos con una botella de vino y por mucho que él les dice que esto es un paraíso; los hermanos le dicen que están hasta los cojones de quitar mierda de vaca y quieren vender e irse a la ciudad. Pero antes debe saber que ellos viven allí toda la vida y que por ello tienen más derecho que él en los terrenos. Aquello que para uno es idílico, pera los otros es una tortura del carajo.No puede haber arreglo entre las partes ni un final feliz. Ante la ruptura final de la propuesta no queda otra que liquidar por lo sano a una de las partes. Se produce una elipsis temporal sin que la policía de con el paradero del francés. La esposa ha quedado sola y quiere investigar por su cuenta la desaparición de su marido y continuar su proyecto, pese a la oposición de su hija que ha venido para convencerla de que abandone el proyecto en solitario si no quiere que le pase como a su marido. Sin embargo, ella quiere llegar hasta el final y que se haga justicia de las barbaridades cometidas con él. Su decisión no la abandonará sin que se salden cuentas pendientes. En definitiva, el conflicto entre hombres de ciudad y hombres de campo no se puede resolver a las buenas y hablando con una botella de vino y unas copas, sino como las propias bestias, con violencia y muerte.
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