Theodore Melfi se apunta al carro
de sacar a la luz la discriminación de la raza negra. Ahora no se va muy lejos
de un tiempo actual, solo ha de retroceder medio siglo y situarse a mediados
del siglo pasado. No cabe duda que la marginación de este colectiva da mucho
juego y además como protesta está bien que se saque a la luz. El director se
estrenó hace unos años con "St Vicent"
una comedia donde no falta el toque pasota de un jubilado
cascarrabias encarnado por un Bill Murray que pasea de la mano de un niño por los
tugurios que él frecuenta. En este caso, "Figuras ocultas"
cuenta las putadas
discriminatorias que tienen que pasar tres afroamericanas que las ha contratado
la NASA para realizar matemáticas de cálculo preciso de los cohetes espaciales. Aquí ,como
ocurría en "Criadas y Señoras"
de Tate Taylor donde las sirvientas negras debían ser
consideradas inferiores por el hecho de ser de color, se cambia el escenario de una casa por las instalaciones planetarias, aquí ya no son inferiores intelectualmente, pero las discriminación con respecto a los blancos es más que evidente. En esos puntos marginales descansa la trama de la cinta. Si embargo, siempre habrá un duro director del programa espacial,
Kevin Costner, capaz de
recuperar esos valores humanos tan evidentes que deberían unir en vez de separar. Mencionar que está nominada al Óscar como mejor película y como actriz de reparto Octavia Spencer
El tema del racismoda mucho juego en las películas, pues
allí se evidencia el trato vejatorio que se ha dado en la historia ( por
desgracia todavía quedan flecos de odio) contra la raza afroamericana. Ocurre
que cuando un tema está demasiado cargado o concentrado en un mismo tiempo, porque da la casualidad de
estrenarse varias cintas con la misma temática, entonces se puede hacer un poco cansino. Así por ejemplo,
“Figuras ocultas” de Theodore Melfi donde el esfuerzo de esas mujeres que
controlan el tiempo espacial siempre se deben esforzar el doble o más si
quieren conseguir lo mismo que los blancos,
“Moonligh” de Barry Jenkins donde
la sociedad te empujaba a ser un drogadicto por muy buenazo que seas en la
infancia o tu adolescencia, estás condenado a la miseria de la droga, “Fences”
de Denzel Washington también se vislumbra esa amargura de tener que aguantar
las discriminaciones del personal por culpa del color de la piel ( todas ellas
en pugna por la estatuilla del Òscar a mejor película del 2017). Otras que se
quedaron fuera de la pugna como
“Loving” de Jeff Nichols ( con muy poquitas estatuillas de nominación) donde un matrimonio
interracial no se puede casar según las leyes de ese estado de Virginia y en caso de que lo
hagan en otro pueden ir a la cárcel en cuanto vuelvan a casa, o la cinta
"El nacimiento de una nación" de Nate Parker donde la esclavitud, la tortura y la fuerza por arrancarse las cadenas de encima están latentes. La película que nos toca comentar aquí, Fences, es poco menos que un monólogo del padre,
Denzel Washington, ( director y protagonista nominado al Óscar como actor principal por su papel muy logrado de padre entregado a una vida sin ilusión y amargado por las injusticias sociales, y nominada también como mejor película ) con su familia y un repaso de su vidajunto con las condiciones penosas que
afronta la vida.
Todo ello se desarrolla en la casa familiar como si de una representación teatral se tratara, pues la acción no va más allá que del
patio de su casa. Las disputas
familiares ( sobre todo la interpretación brillante de la esposa,
Viola Davis, nominada a mejor actriz de reparto en los Óscar) y el repaso de una vida amarga por su condición racial son los temas
centrales de la trama.
" A un millón de millas" de Alejandra Márquez Abella ( cuando aparecen dos películas en un periodo de tiempo corto con una trama parecida que parece que se pisan una a otra, como ocurrió con "El sexto sentido" de M. Night Shyamalan y "Los otros" de Alejandro Amenábar donde el tema de los protagonistas que están muertos es el hilo conductor de las dos, entonces puede que pierda fuelle la una y la otra) se acerca a ese niño que está obsesionado por el espacio y desde su niñez, justo se sitúa en el momento del lanzamiento de la primera nave espacial a la luna. Se nos viene a la cabeza la cinta de dibujos animados con la misma temática del director norteamericano Richard Linklater "Apolo 10 y medio: una infancia espacial". Sin embargo, hay diferencias sustanciales que hace que el interés por ésta no decaiga. Primero, los protagonistas son humanos y segundo, el enfoque de estos se hace desde la mirada del lado mexicano, pues ellos son inmigrantes que pasan la frontera a trabajar de jornaleros. Por tanto, la anterior es una muestra una familia media acomodada de la época, en cambio, ésta se detiene en unos niños que deben dar el cayo en el curro al mismo tiempo que intentan estudiar. Luego, tanto las diferencias económicas de las familias son abismales.
Además, las creaciones, aunque son parecidas, pueden ser proyectos que duran años de hecho una de las guionistas, Bettina Gilois, murió hace tres años. En fin, está bien verlas seguidas para apreciar las diferencias sociales y el modo de vida diferencial. Las dos tienen su estilo especial y es interesante diferenciar una sociedad norteamericana, la anterior, donde el padre está bien situado en la misma NASA, en cambio, la del otro lado, la mexicana, la que nos ocupa en este momento, se ven obligados a salir de su tierra para ganarse la vida con sus manos y trabajar duramente en la agricultura. Pero el desarrollo posterior se parece, por la capacidad de lucha del protagonista que no hay que perder de vista que es un hecho verídico y real, a "Figuras ocultas"de Theodore Melfi, en aquella ocasión tres mujeres negras irrumpían en la NASA para ser objeto de vejaciones constantes hasta que se dan cuenta de que son más válidas que el resto de personal. El inicio parece un tanto oportunista con una canción que engancha como es el caso de "California Dream" de The Mamas and the Papas, pero la realidad es que la historia entronca con la música, pues ese personaje, interpretado por el actor
Michael Peña, persigue un camino deseado de tranquilidad y arranca su vida de trasiego inmigrante por los campos de cultivo de California siempre lleva de la mano la obsesión de ser astronauta desde la infancia. Pasan los años, ya se ha hecho adulto, graduado ingeniero en la universidad y echa la solicitud para ser aceptado dentro de la NASA hasta más de diez veces con resultados negativos. Cuando entra, al fin, se encontrará con ciertas discriminaciones por su procedencia.
En definitiva, la historia gana enteros porque está sacada de la realidad y del libro "El cosechador de estrellas" de José Hernández donde cuenta a modo de autobiografía su propia historia que consiguió ascender al espacio en la misión STS-128.
Título original A Million Miles Away
Año 2023
Duración 122 minutos
País Estados Unidos
Dirección Alejandra Márquez Abella
Guion Añlejandra Márquez Abella,
Bettina Gilois: libro "El cosechador de estrellas"
han hecho una carrera prolongada en su filmografía. No vamos a repasarla porque es muy extensa, pero ellos dos ya eran matrimonio en aquella película un tanto agobiante "Fany Games" de Michael Haneke donde un matrimonio iba a su segunda residencia a pasar unas confortables vacaciones y merodeando el lugar se encuentran dos sádicos que quieren jugar con ellos. Ahora se enfrentan ante un conflicto con su hijo adoptivo llegado desde África que muestra señales de estar metido en algún problema terrorista o por lo menos así lo ve su profesora
( Octavia Spencer aquella vigorosa especialista en temas espaciales en la película "Figuras ocultas" de Theodore Melfi donde sobresale su energía positiva todo lo contrario que aquí que muestra rabia y envidia y ganas de hundir al personal). La película se centra en esa disputa entre alumno y profesora.