"La chica danesa", del director Tom
Hooper,( conocido por “Los miserables” o “El discurso del rey” ,entre otras, es
un especialista en crear una ambientación especial para la época y el momento,
es decir, crea un clima, una atmósfera que te atrapa y no te suelta hasta el
final) habla de sensaciones, de
estados del cuerpo, de manifestaciones entrecortadas en la infancia y que en un
tiempo posterior afloran de nuevo, pero en este caso en la parte adulta sin
saber cómo ni por qué, iniciados por un mero juego. Estamos hablando de travestismo, de
homosexualidad, de una salida del armario de una forma natural, pero con las
connotaciones negativas que acarrea entre la pareja. El personaje principal, Einar (
interpretado por el excelente Eddie Redmay, el cual ya fue galardonado con un Óscar ( 2014) al mejor actor en la interpretación de Stephen Hawking. Este año vuelve a entrar en las apuestas de la estatuilla, pero se va a encontrar en
el camino a un duro competidor, que en este caso no se le puede escapar, un
Leonardo DiCaprio con mucha fuerza de cara al premio con su interpretación en “El
Renacido”) realiza una transformación pausada en su cambio de hombre a mujer.
Si en la “Teoría del todo” pasaba de un personaje con una vida brillante vida por
sus investigaciones científicas a un estado penoso físicamente por causa de una enfermedad, en este caso, la
trasformación es interior, una fuerza que no puede controlar y que se ve
forzado a travestirse porque le atrae esa nueva condición. Entonces pasa del
juego a una atracción especial para acabar poseído completamente por esa pasión
descontrolada.
Einar, así se llama el personaje,
siente una atracción personal y pasional en el momento en que se coloca un
vestido para que su mujer realice un cuadro. Se siente hipnotizado, con una
cierta sensación de placer mientras acaricia el vestido como si sintiera una atracción pasional
hacia la prenda, y seducido por el otro sexo. A partir de aquí, los guiños y
caricias hacia los conjuntos de vestidos de su mujer son más atractivos que la atracción del propio cuerpo de su mujer. ( Alicia Vikander nominada a mejor actriz de reparto
en los Óscar de este año). Así es como se inicia en su camino hacia el otro cuerpo que
acaba de nacer: Lili. Esa posición de meterse en el interior de las carnes de
otra persona por un instante puede ser divertido, pero si se pasa la frontera
de la diversión y resulta que la
atracción es tan poderosa que le puede dejar grogui y sin ganas de volver a tu
estado de hombre, entonces se puede plantear un problema. Más si cabe cuando
empieza a detestar que le molesta volver al hombre que era antes. La nueva creación
del ser necesita de unas composturas más femeninas y se cuida de los
movimientos porque quiere pulirlos al máximo. Por eso quiere
perfeccionar su nueva faceta. Lili, la mujer que ha aparecido de la nada empieza a
tomar forma, tanto es así que se está apropiando de su estado anterior hasta
que llega a eliminarlo en su totalidad. Su cuerpo masculino ha dejado de estar
presente en su cerebro, ya no cuenta para ella, aunque todavía queda el rastro
penoso de la marca del sexo que es difícil de eliminar. Sus posturas se estilizan porque toma
modelos de las chicas que encuentra en su camino: la trasformación ya no tiene
marcha atrás. El rechazo hacia esa persona que ocupaba su cuerpo ha dejado de
existir en ella. Y por mucho que su mujer le pida rabiosa y le suplique que
abandone esa locura y que cambie de persona, no conseguirá modificar ni un
ápice a la mujer que ha saltado abruptamente en el cuerpo no deseado del
hombre. La relación de pareja
llega a un estado frenético donde ya no se puede aguantar, pero ya no hay
marcha atrás y el destino está escrito. La relación de pareja ha quedado como
un amor del pasado, hoy olvidado. En definitiva, estamos ante una cinta donde
aparece abruptamente de la nada una persona de diferente sexo y esto cambia la relación y la vida de pareja, la
cual se va trasformando al mismo tiempo que el hombre cambia en mujer para
pasar a una relación de amistad entre dos mujeres. El director camina por el
hilo de lo sentimental sin llegar a cansar ni ser unas secuencias demasiado
lacrimógenas. Por tanto, la película avanza con mucho tacto de no caer en la
sensiblería barata.
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