Año 2015
Duración 130 minutos
País Francia
Director Maïwenn Le Besco
Guión Etienne Comar, Maïwenn Le Besco
Fotografía Claire Mathon
Reparto Vincent Cassel, Emmanuelle Bercot, Louis Garrel,
Isild Le Besco, Chrystèle Saint, Louis Augustin,
Patrick Raynal, Yann Goven, Paul Hamy,
Djemel Barek, Slim El Hedli, Lionel Desruelles,
Laetitia Dosch, Félix Bossuet, Giovanni Pucci,
Michael Evans, Vincent Nemeth.
"Mi amor" de Maïwen Le Besco habla de las relaciones
de pareja y la duración de su efímero amor. Incide directamente en las contradicciones del ser
humano y los cambios que se producen en la personalidad ante la llegada de un nuevo ser
dentro de la relación. Sobre todo, resaltar la
actuación de Emmanuelle Bercot ( premio mejor actriz en Cannes 2015) en el papel de Tony una amargada y
atormentada mujer. Muestra con acierto los cambios de temperamento de aquellos
momentos de felicidad que contrastan con los de inmenso dramatismo. Ella se
siente esclava de su marido y pretende recuperar su libertad que tenía antes del matrimonio. Muestra
los cambios de sentimientos con plena naturalidad que se hacen cercanos y
creíbles. Su personaje recuerda, no sé si por el accidente que sufren en las piernas o por el camino feliz
y amargo al mismo tiempo que pasan con sus parejas, a Marion Cotillard en (1) "De óxido y hueso" del
director Jacques Aurdiard. La cinta plantea, en líneas generales, si las
situaciones llegan porque el destino así lo quiere o es que en realidad las
buscamos nosotros mismos.
La película plantea dos periodos de tiempo que
se van solapando a la vez: el
primero es el presente donde la
protagonista se ha dado un tortazo mientras esquía por, intuimos a poco que avanza la cinta, la vida desesperada que
lleva y en ese periodo de recuperación piensa en los motivos que la han llevado a esta situación; el segundo discurre en el pasado y su relación amorosa con su pareja. El espectador permanece atento sin saber qué nos depararán las dos
secuencias temporales que avanzan para dar origen a la película, aunque el desastre se ve llegar. A ella le
interesa recordar esa relación tan feliz que ha tenido con su hombre. El típico
flechazo de amor que la ha dejado hipnotizada. Son los primeros momentos de
enamoramientos donde todo es alegría y buen rollo. Cualquier detalle banal hace
gracias y es motivo de risas. Esa primera relación pasional y de sexo es
difícil que fracase. De todos modos la recuperación de la pierna y el dolor que
sufre ya nos indica que todo va a acabar mal. La montaña rusa de felicidad termina en el momento en que se
les ocurre tener un hijo, ya que a partir de este punto la vida ya nunca será
igual. Ha llegado una responsabilidad que empuja a la pareja a un cambio de
vida radical. Y esto no sienta nada bien a la pareja. Su marido quiere seguir el mismo
ritmo de vida: el de crápula con ganas de fiestas, y otras mujeres. La esposa, por
eso, se siente marginada en casa con los
cuidados del niño. Ante esta nueva situación, se siente engañada nada
satisfecha con su nuevo rol de mujer de familia con tareas que le llenan a medias. Quizá el cambio ha sido brusco y no ha tenido tiempo de digerirlo. Esa
situación de mujer objeto por culpa del machismo de su marido que se retira a un lado en una situación delicada les lleva a una crisis de
personalidad aguda. En definitiva, ante este panorama se entiende la
desesperación del personaje femenino que desea romper todo vínculo con su vida
pasada para recuperar la libertad que disponía antes de conocer al déspota. Al
final de tanta lucha puede que entre luz nueva en su vida.
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