Año 2016
Duración 100 minutos
País Bélgica
Director Joachim Lafosse
Guión Joaquin Lafosse, Fanny Burdino,
Mazarine Pingeot
Fotografía Jean-François Hensgens
Reparto Berénice Bajo, Cédric Kahn,
Jade Soentjens, Margaux
Soenjens, Marthe Keller
Catherine Salee, Tibo
Vandenborre, Philippe
Jeusette, Annick Johnson,
Pascal Rogard, Ariane Rousseau.
"Después de nosotros" de Joaquim Lafosse arranca sin más
preámbulo con una bronca continuada de un matrimonio ( interpretado por
Berenice Bejo y Cédric Kahn
) con sus dos hijas como espectadoras. No sabemos nada de sus vidas anteriores porque el director quiere meterse de lleno a cortar materia de un tema tan complejo como es el divorcio y la separación de bienes materiales junto a la distribución de los bienes morales compartidos como es la educación de sus hijas. Y aquí es cuando llegan los problemas más importantes porque cuando no se va a una y los padres no hacen piña en muchos criterios lo más normal es que se utilice a los hijos como piedra arrojadiza para lastimarse entre ellos. Esto es justo lo que sucede a partir en que los puntos de vista varían sencillamente por llevarse la contraria uno al otro, solo por fastidiar. En ese contexto, los niños se suelen aprovechar de la situación como por ejemplo en el momento de tomar un helado después de una batalla de discusión por comerse la comida, uno quiere castigar sin postre, pero el otro consiente la golosina.
Recuerda, con la excepción de que en aquella ocasión no había niños de por medio y que no es tan violenta por lo menos físicamente, a "La guerra de los Rose" de Danny DeVito donde Katheleen Turner y Michael Douglas se tiraban los trastos a la cabeza con una violencia tan extrema que llagaban hasta la muerte. En este caso es una lucha descarnada por apropiarse, por las dos partes, tanto la casa como la tutela de las hijas.
Berenice Bejo y Cédric Kahn
) con sus dos hijas como espectadoras. No sabemos nada de sus vidas anteriores porque el director quiere meterse de lleno a cortar materia de un tema tan complejo como es el divorcio y la separación de bienes materiales junto a la distribución de los bienes morales compartidos como es la educación de sus hijas. Y aquí es cuando llegan los problemas más importantes porque cuando no se va a una y los padres no hacen piña en muchos criterios lo más normal es que se utilice a los hijos como piedra arrojadiza para lastimarse entre ellos. Esto es justo lo que sucede a partir en que los puntos de vista varían sencillamente por llevarse la contraria uno al otro, solo por fastidiar. En ese contexto, los niños se suelen aprovechar de la situación como por ejemplo en el momento de tomar un helado después de una batalla de discusión por comerse la comida, uno quiere castigar sin postre, pero el otro consiente la golosina.
Recuerda, con la excepción de que en aquella ocasión no había niños de por medio y que no es tan violenta por lo menos físicamente, a "La guerra de los Rose" de Danny DeVito donde Katheleen Turner y Michael Douglas se tiraban los trastos a la cabeza con una violencia tan extrema que llagaban hasta la muerte. En este caso es una lucha descarnada por apropiarse, por las dos partes, tanto la casa como la tutela de las hijas.
La película cuenta desde el inicio
las pautas de un matrimonio en puertas de la separación. Una parcelación del
territorio en la casa: horario para tener a los niños, separación de habitaciones
incluso de espacios tan reducidos como la nevera con un carácter de privacidad
extremo. Todo ello porque el marido no tiene trabajo ni retribuciones
económicas que le permitan largarse de casa. No sabemos nada de su anterior
relación ni como han llegado a una situación de crisis tan grave. Intuimos que
la relación se ha ido crispando, desgastando con el paso del tiempo. El hecho
de compartir casa se producen escenas de violencia cuando los amigos de ella se
reúnen en casa y se juntan en la cena, con él delante, allí se producen
diálogos crispados donde saltan chispas de mal rollo. Con todo, atisbamos un rayo de luz donde vemos que en un
momento del pasado estaban enamorados, pues hay un corto espacio para rememorar
aquellos tiempos de enamoramiento. Sin embargo, la alegría dura minutos porque
pasada la euforia en compañía de sus hijas vuelven a la carga. En medio, como
no podía ser de otra forma, aparece la suegra para generar paz, pero lo que
provoca es más odio. En definitiva, una película bronca que nos dejará un sabor
de boca áspero con la impresión de que el ser humano contiene una maquinaria de
precisión inconformista con su condición actual que nunca será feliz con lo que
tiene porque la felicidad es efímera y más si se busca donde no está: hay que
sumergirse dentro de uno mismo para encontrarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar en esta página