Título original Sangue del mio sangue
Año 2015
Duración 107 minutos
País Italia
Director Marco Bellucchio
Música Carlo Crivelli
Fotografía Daniele Cipri
Reparto Alba Rohrwacher, Filippo Timi,
Toni Bertorelli, Ivan Franek,
Roberto Herlizka, Pier Giorgio Bellocchio
Las instituciones religiosas intentan mantener en secreto las tropelías que ocurren dentro de sus conventos. Sin embargo, las historias más sobrecogedoras las vemos en esa cerrazón de los fanáticos que siempre han realizado carnicerías en todos los tiempos ya sean en conquistas o en tiempos de la Inquisición. Encontramos películas donde los religiosos se han pasado de frenada de tal manera que han tenido que esconder sus actos porque no correspondían con su discurso, así por ejemplo, en "El club" de Pablo Larraín encontrábamos a unos religiosos escondidos en las antípodas de la civilización para esconder sus culpas y sus atrocidades o el silencio de la monja que no es capaz de confesar la verdad de una hijo a esa madre desesperada en vida con la búsqueda de su hijo arrebatado de sus brazos como ocurre en
"Philomena" de Stephen Frears. Es cierto, como humanos que son, que están expuestos a los pecados de la carne y otras barbaridades propias del género humano.Ellos, por mucho que estén tocados por una luminosidad divina, están expuestos a los pecados de los mortales. La película que vamos a comentar, "Sangre de mi sangre" de Sandro Bellocchio nos cuenta situaciones delicadas de épocas diferente entre religiosos, en una primera parte y personajes variopintos, en una segunda parte actual, donde muestra otro matiz diferenciador.
Año 2015
Duración 107 minutos
País Italia
Director Marco Bellucchio
Música Carlo Crivelli
Fotografía Daniele Cipri
Reparto Alba Rohrwacher, Filippo Timi,
Toni Bertorelli, Ivan Franek,
Roberto Herlizka, Pier Giorgio Bellocchio
Las instituciones religiosas intentan mantener en secreto las tropelías que ocurren dentro de sus conventos. Sin embargo, las historias más sobrecogedoras las vemos en esa cerrazón de los fanáticos que siempre han realizado carnicerías en todos los tiempos ya sean en conquistas o en tiempos de la Inquisición. Encontramos películas donde los religiosos se han pasado de frenada de tal manera que han tenido que esconder sus actos porque no correspondían con su discurso, así por ejemplo, en "El club" de Pablo Larraín encontrábamos a unos religiosos escondidos en las antípodas de la civilización para esconder sus culpas y sus atrocidades o el silencio de la monja que no es capaz de confesar la verdad de una hijo a esa madre desesperada en vida con la búsqueda de su hijo arrebatado de sus brazos como ocurre en
"Philomena" de Stephen Frears. Es cierto, como humanos que son, que están expuestos a los pecados de la carne y otras barbaridades propias del género humano.Ellos, por mucho que estén tocados por una luminosidad divina, están expuestos a los pecados de los mortales. La película que vamos a comentar, "Sangre de mi sangre" de Sandro Bellocchio nos cuenta situaciones delicadas de épocas diferente entre religiosos, en una primera parte y personajes variopintos, en una segunda parte actual, donde muestra otro matiz diferenciador.
La cinta se estructura en dos
partes diferenciadas en el tiempo. La primera en un tiempo pasado enmarcado en
el siglo XVII donde la Inquisición se siente fuerte y a poco que suceda un
hecho que se les va de las manos como puede ser un suicidio, se buscará un
cabeza de turco para endemoniarlo y ajustarle las cuentas. La muerte extraña de
ese sacerdote va a ser investigada por su propio hermano gemelo que quiere que
se haga justicia y un enterramiento
acorde con su vida de santidad. Una vez en el convento de Babbio se observan dos
tipos de comportamientos: uno externo que muestra unas idílicas situaciones
donde unas monjas recogen frutos del árbol, mientras que de otro lado, en el
interior del convento, las torturas sacrílegas sobre una monja para que despida
el demonio se suceden cada vez con
una violencia más desbocada. La segunda parte cambia abruptamente de época para
venir a un tiempo actual, siempre ocupando el mismo espacio, pero con unos
personajes muy variopintos, desde un vampiro muy especial hasta un loco que
cuenta los trapicheos de la gente con tal de cobrar un dinero de la
administración sin dar ni golpe. En definitiva, una película que tiene sus
puntazos, pero hay que agarrarla con pinzas si se quieren unir o darle un
sentido a las dos partes entre sí, o mejor buscar alguna entrevista del
director que nos aclare la relación entre las partes y alguna que otra neura desperdigada por la cinta.
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