Título original 100 metros
Año 2016
Duración 108 minutos
País España
Director Marcel Barrena
Música Rodrigo Leao
Fotografía Xavi Giménez
Reparto Dani Rovira, Karra Elejalde,
Alexandra Jiménez, María de
Madeiros, Clara Segura, David
Verdaguer, Bruno Bergonzini,
Alba Ribas, Marc Balaguer,
Andrés Velencoso.
El dúo, que tantos éxitos les dio con
"Ocho apellidos vascos" de Emilio Martínez Lázaro, donde se cachondeaban de las particularidades andaluzas enfrentadas o contrastadas con las vascas. En este caso,
Karra Elejalde, medio salvaje y alcohólico en su casa en ruinas, y Dani Rovira
emprendedor en una empresa de proyección, prueban en esta ocasión enfrentase a un drama desde un punto de vista guasón. En concreto una enfermedad, esclerosis múltiple, que se va manifestando lentamente sin que te enteres. Recuerda, en parte, a la cinta “Amo la vida” del inglés Michael Winterbotton donde un Robert Carlyle ( aquel tipo tan cachondo de "Full Monty" de Peter Cattaneo donde para sacar pasta se tiran al striptease) que representa a un personaje normal y corriente con una vida plena, pero con la llegada de la enfermedad crítica, poco a poco se le van recortando sus posibilidades de maniobra. Esto se ve lentamente, no es un proceso de un día, sino que la capacidad de movimiento se van mermando poco a poco, para que la gran putada de la enfermedad hunda definitivamente en la miseria a la persona. La pareja de actores, incompatibles en la ficción por ser muy diferentes pese a ser yerno y suegro ( bien acompañados por la actriz
Alexandra Jiménez) , acaban ayudándose como auténticos colegas. Por tanto, estamos ante una película con una carga dramática fuerte que a poco que seas sensible no tardará más de quince minutos en brotar el riachuelo de lágrimas.
Año 2016
Duración 108 minutos
País España
Director Marcel Barrena
Música Rodrigo Leao
Fotografía Xavi Giménez
Reparto Dani Rovira, Karra Elejalde,
Alexandra Jiménez, María de
Madeiros, Clara Segura, David
Verdaguer, Bruno Bergonzini,
Alba Ribas, Marc Balaguer,
Andrés Velencoso.
El dúo, que tantos éxitos les dio con
"Ocho apellidos vascos" de Emilio Martínez Lázaro, donde se cachondeaban de las particularidades andaluzas enfrentadas o contrastadas con las vascas. En este caso,
Karra Elejalde, medio salvaje y alcohólico en su casa en ruinas, y Dani Rovira
emprendedor en una empresa de proyección, prueban en esta ocasión enfrentase a un drama desde un punto de vista guasón. En concreto una enfermedad, esclerosis múltiple, que se va manifestando lentamente sin que te enteres. Recuerda, en parte, a la cinta “Amo la vida” del inglés Michael Winterbotton donde un Robert Carlyle ( aquel tipo tan cachondo de "Full Monty" de Peter Cattaneo donde para sacar pasta se tiran al striptease) que representa a un personaje normal y corriente con una vida plena, pero con la llegada de la enfermedad crítica, poco a poco se le van recortando sus posibilidades de maniobra. Esto se ve lentamente, no es un proceso de un día, sino que la capacidad de movimiento se van mermando poco a poco, para que la gran putada de la enfermedad hunda definitivamente en la miseria a la persona. La pareja de actores, incompatibles en la ficción por ser muy diferentes pese a ser yerno y suegro ( bien acompañados por la actriz
Alexandra Jiménez) , acaban ayudándose como auténticos colegas. Por tanto, estamos ante una película con una carga dramática fuerte que a poco que seas sensible no tardará más de quince minutos en brotar el riachuelo de lágrimas.
La película cuenta la historia
verídica de un caso de esclerosis múltiple. El personaje empieza a notar que
sus movimientos no guardan un ritmo normal a partir de que no se puede hacer el
nudo del zapato. Son los primeros síntomas del zarpazo de la enfermedad. A
primera vista, el traslado de su suegro a su casa, por la precariedad en que se encuentra, parece que va a ser un
desastre, porque son incompatibles, pero conforme avanza la cinta las sensaciones y la amistad ganan
terreno para enfrentarse a un problema tan serio. La situación se complica cada
vez más y los amigos no están para hacer compañía a un lisiado. Su soledad es
absoluta, porque lo que se pide y necesita en esos momentos difíciles es un
punto de sensibilidad y comprensión, no tanto una ayuda económica sino un apoyo
humano que ahora nadie está para echársela. Normal, cuando todo va bien y si es
para ir de fiesta todo el personal se apunta, pero cuando hay que dar un
soporte solidario por enfermedad u otro motivo, la desbandada de amigos es
considerable. Para colmo llega un nuevo hijo que ni siquiera va a ser capaz de
levantarlo en brazos. Ante el despegue de los colegas de su alrededor, no les
queda otra que liarse con el suegro borracho y cascarrabias ( pero lleno de humanidad) para atender a sus
necesidades, aunque hasta ahora se llevaban como el culo, pero no tienen más
remedio que tolerarse mutuamente, incluso hacerse colegas con el tiempo. Así
que el tándem Rovira/Elejalde funciona como en "Intocable" de Oliver Nakache el de Cluzet/Omar Sy,
pero la diferencia está en que uno la relación se desarrolla en la ciudad y el
otro en pleno campo. La situación
se hace insostenible, pues pronto no podrá ni andar más allá de cien metros, pero la obsesión por realizar un Triatlon consigue superarse a sí mismo. En
definitiva, hay que decir que la película no levanta la moral, pero al menos te
conciencias con el personal con dificultades físicas y puede que te haga más sensible con las personas con ciertas deficiencias.
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