Título original Kollektivet
Año 2016
Duración 107 minutos
País Dinamarca
Director Thomas Vinterberg
Guión Tobias Lindholm, T. Vinterberg
Música Fons Merkies
Reparto Ulrich Thomsen, Trine Dyholm,
Martha Sofie Wallstron Hansen
Helene Reingaard Neumann
Lars Ranthe, Fares Fares,
Julie Agnete Vang, Lise Koefoed,
Adam Fischer, Magnus Millang,
Oliver Methling Sondergaard
Rasmus Lind Rubin
El amor de fondo frustrado es el tema que aborda en sus últimas películas del danés Thomas Vinterberg en "Lejos del mundanal ruido"
donde un joven granjero se enamora de su vecina que le pide en matrimonio, pero por culpa de una herencia ( las herencias no unen mucho a las familias y menos a los enamorados) millonaria sus destinos se separan y cuando parece que consiguen un acercamiento, vuelven a separarse o en
"Submarino" donde el trauma de la infancia no consigue que el protagonista encuentre el camino del amor. El protagonista deambula por la vida sin encontrar una estabilidad.
"La comuna", su última cinta, muestra una visión del mundo jipi o más bien una forma de ver el momento en que se originó este movimiento, el cual parte de personas con una vida normal y corriente que, de pronto, se ven necesitados de vivir de otra forma diferente, de romper con los esquemas establecidos y de disfrutar la vida desde otra óptica, pues ésta se esfuma de las manos como humo de cigarrillo y hay que buscar motivaciones que te llenen de nuevo. Por lo tanto, quieren disfrutar de otra manera sin preocupaciones y compartiendo lo que tienen con los demás. La actriz,
Trine Dyholm ( Oso de Plata mejor actriz en el festival de Berlín 2016), en el papel de locutora de televisión, está desesperada de esa situación agobiante. Por eso, inicia ese camino en grupo y comenta:” sexo y sol”. Estos son los ingredientes libertadores de los lazos que te unen a realizar una vida que no quieres continuar. Por lo tanto, La comuna nace de la indiferencia, del aburrimiento, de saberse cansado de la rutina diaria. Así, un caserón heredado de proporciones inmensas se quiere rellenar de amigos con una visión de la vida como la que tienen ellos: romper con todo y empezar de cero para compartir espacio, gastos y experiencias enriquecedoras que al final no lo serán tanto.
Estamos en los años 70 del siglo
pasado, en Copenhague donde un matrimonio hereda una mansión. La primera
idea es la de vender el caserón
porque su mantenimiento traerá demasiados gastos, pero se cruzan en el camino
sensaciones extrañas, ideas de cambio de vida. Por qué no dar un giro en su vida y quedarse a
vivir ahí para compartir el espacio con sus amigos. La idea no es otra que la de llevar a cabo experiencias enriquecedoras entre un colectivo, ya que el matrimonio muestra debilidades de pareja, un cierto hastío con ganas de cambiar. No se les ocurre otra que llamar a unos amigos para
compartir la casa, con ello experimentar nuevas experiencias. De todos modos,
pronto se verá que no todas las relaciones humanas son amorosas y de amistad.
Por delante de sus vidas se cruzan otras vidas que cambiarán el rumbo de las
cosas. La felicidad es efímera y dura muy poco dentro de la multitud, porque
esa capacidad de sentirse pleno se encuentra dentro de uno mismo y a veces no
se logra encontrar fuera. Se supone que el colectivo humano es suficiente para
encontrar la paz y el apoyo cuando llegan los problemas, pero nada de eso sucede. Las relaciones se vuelven tensas, peor que al principio. La soledad de los protagonistas todavía es mayor que antes de empezar el grupo. En definitiva, la solución de
la apatía dentro de la pareja no estaba con hacer piña con el personal, pues la relación se tuerce cada vez más y más. El mal rollo sigue
creciendo, ya que los ideales son maravillosos mientras se piensan, pero llevarlos a la práctica pueden causar estragos.
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