Año 2017
Duración 102 minutos
País España
Director Alex de la Iglesia
Guión Jorge Guerricaechevarria
Música Carlos Riera, Joan Valent
Fotografía Ángel Amorós
Reparto Blanca Suárez, Mario Casas,
Secun de la Rosa, Mamen García,
Carmen Machi, Jaime Ordóñez,
Terele Pávez, Joaquim Climent,
Alejandro Awada, Jordi Aguilar
La mayoría de la trama de "El Bar" de Álex de la Iglesia se desarrolla dentro de
un bar de barrio donde entran gentes variopintas: el camarero, Secun de la
Rosa,
campechano con sus clientes: si le piden la cuenta rápido se la da, si se le acerca una chica molona, entonces la cosa cambia y no se lo quitará de encima ni rociándolo con gasolina; la dueña, de pelos desaliñados, Terele Pávez
( siempre se le recordará en el papel de Régula como sirvienta fiel y de una vida doblegada de rodillas con los señoritos del cortijo: "lo que usté mande señorito" en "Los santos inocentes" de Mario Camus), recién fallecida, que parece salida directamente de "Las brujas de Zugarramundi", con esos pelos y esas pintas descuidadas y fija siempre en el reparto las últimas cintas del director: "Mi gran noche, "Balada triste de trompeta" , "800 balas" y "La comunidad"); Mario Casas
( otro de los fijos) en el papel de Friqui de los ordenadores; Blanca Suárez
como finolis en un bar cutre que al final acabará poco menos que como una pordiosera; Carmen Machi
con un papel de viciosa de las máquinas tragaperras; el humorista Jaime Ordoñez
como mendigo miserable llevado al límite. Todos ellos concentrados en el local porque se sucederán unos acontecimientos que no les dejará salir a la calle. Allí dentro se cocerán las diferentes personalidades como un coctel molotov humano que no parará de desbarrar.
campechano con sus clientes: si le piden la cuenta rápido se la da, si se le acerca una chica molona, entonces la cosa cambia y no se lo quitará de encima ni rociándolo con gasolina; la dueña, de pelos desaliñados, Terele Pávez
( siempre se le recordará en el papel de Régula como sirvienta fiel y de una vida doblegada de rodillas con los señoritos del cortijo: "lo que usté mande señorito" en "Los santos inocentes" de Mario Camus), recién fallecida, que parece salida directamente de "Las brujas de Zugarramundi", con esos pelos y esas pintas descuidadas y fija siempre en el reparto las últimas cintas del director: "Mi gran noche, "Balada triste de trompeta" , "800 balas" y "La comunidad"); Mario Casas
( otro de los fijos) en el papel de Friqui de los ordenadores; Blanca Suárez
como finolis en un bar cutre que al final acabará poco menos que como una pordiosera; Carmen Machi
con un papel de viciosa de las máquinas tragaperras; el humorista Jaime Ordoñez
como mendigo miserable llevado al límite. Todos ellos concentrados en el local porque se sucederán unos acontecimientos que no les dejará salir a la calle. Allí dentro se cocerán las diferentes personalidades como un coctel molotov humano que no parará de desbarrar.
La trama pasa por unos asesinatos
que se cometen justo en la misma acera del bar y si alguien osa salir a ayudar
a los muertos caerá en las garras de una bala en plena cabeza. Nadie sabe por qué disparan a todo aquel que sale del bar. Ante esta
perspectiva, los clientes del bar no les queda otra que amarrarse al local y no
moverse de allí. En ese círculo cerrado donde concurren un elenco variado de
personalidades y llevados a un extremo límite, los nervios y la tensión se va
cargando cada vez más. Las sospechas entre ellos va en aumento, nadie se fía
del otro. Todos están asustados. No sabemos qué cosa extraña sucede en ese
local hasta que llega el ejército y los aisla. Se quedan pasmados de ver que no van en su rescate sino a
marginarlos. Estamos ante un virus contagioso y la cuarentena se realiza
dentro del bar y aquel que se le ocurra cruzar la puerta se llevará un tiro
entre ceja y ceja. Si en lugar de de la Iglesia fuera Paco Plaza el director, a
mediado de metraje ya estaban saltando zombis por todos lados. En fin, con un
final en las cloacas ,que parece no saber cómo acabar la historia, se
hace un tanto pesada. Por eso, la cinta muestra altibajos que no consigue mantener el ritmo durante toda la proyección y
decae lentamente. Hacen falta muchas, muchas palomitas para que pase el tiempo
rápido.
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