lunes, 18 de septiembre de 2017

Los hijos de Joseph



Título original Le fils de Joseph

Año                2016

Duración        115 minutos

País               Francia

Director          Eugène Green

Guión             Eugène Green

Fotografía       Raphael O'Byme

Reparto           Victor Ezenfis, Natacha Régnier

                        Fabrizio Rongione, Mathieu

                        Amalric, María de Madeiros

                        Julia Gros de Gasquet

                        Jacques Bonnaffé 

La película "Los hijos de Joseph"  de Eugène Green plantea un aspecto problemático de paternidad. Pensemos en la cantidad de madres solteras que han querido tener un hijo sin la necesidad de mantener una relación de pareja obligatoriamente. Esa experiencia gratificante no está exenta de problemática, pues ese hijo, 

Víctor Ezenfis, cuando se plantee la cuestión de conocer el padre desconocido puede resultar un problema. No importa que la situación sea de lo más plácida, pues la condición humana siempre busca ese punto de mal rollo, esa inseguridad en sí mismo que asoma por cualquier resquicio de la vida. En parte, es el inconformismo de la sociedad del humano en buscarse problemas. En este caso no importa que el ambiente social y familiar sea exquisito y de una madre, 

Natacha Regbier, muy tolerante ( su comportamiento siempre pausado, cariñoso, pese a la ira que le demuestra su hijo)   para que asalten las dudas y la mala hostia porque se quiere saber esa parte incompleta de su ser, su padre, papel encarnado por 

Mathieu Amalric. Ese bienestar exterior no siempre es sinónimo de estado de felicidad, pues su visión incompleta de familia en su persona le causa desasosiego y malestar consigo mismo.








La película va del adolescentes inseguro. Esa etapa que no sabes qué vas a hacer con tu vida ni qué sentido tiene estar en la existencia. La negatividad y el decir no a todo es lo primero que te sale por la boca. El conflicto se abre enseguida: el chaval quiere saber quién es su padre ya no le vale la misma respuesta de siempre, con evasiones y que no tiene padre, él tiene uno y quiere conocerlo, tratarlo, saber de su existencia. Por muy buen rollo que quiera insertar la madre, no hará que Vicent, su hijo, salga airado de mal humor. Ya no es tanto echar en falta una familia convencional sino descubrir la otra pieza del puzzle que le falta completar. Plantea sutilmente si la concepción del hijo ha de ser necesariamente por una tradicional relación amorosa donde el juego de relaciones en pareja y la posterior convivencia le dará al hijo una seguridad y una visión de las cosas diferente. La cámara se detiene en la soledad de la madre mientras ve varias parejas tomando unas copas en un bar. Ante esta visión, se pueden abrir grietas por donde entre la inseguridad de su comportamiento en su vida si realmente ha reaccionado con buena fe frente a un hijo. Las dudas le asaltan y le atenazan, lo vemos por su compostura por su forma de dudar. Así, en cada escena asoma la figura paternal, desde la calle en sus momentos de ocio como en el hospital de su trabajo. Por si fuera poco, el chaval se obstina en conseguir el nombre de su padre biológico, pero a su madre no le hace ninguna gracia, pues le comenta que de haber sido por él ahora mismo no existiría ya que quería que abortara o le dejaría para siempre. Aquí es donde se plantea el dilema: un hijo es compartido por igual entre los dos géneros o bien la madre tiene potestad sobre ese ser que está todavía en proyección. Y si decide ir hacia adelante sin la aprobación del padre, qué sucederá con esa paternidad perdida. Por eso, la cinta llega más allá de las imágenes y de la problemática actual la que se está dirimiendo en la estrategia del hijo para conocer a ese padre que no deseaba tenerlo y pedirle explicaciones. Al margen de la trama, la historia está contada con delicadeza, sutileza y una capacidad de sugerir  de una forma excelente. Lástima que al final se desinfla un tanto, pero con todo y eso se pasa un buen rato. En definitiva, por medio de artimañas que no contaremos, el hijo se entera de cómo es realmente su padre y posiblemente le dé definitivamente la razón a su madre y olvide para siempre a ese alguien que en su día no quiso que llegar a este mundo. En fin, un padre puede hacerlo el mejor de tus amigos sin necesidad de ser el que te prestó un día de placer tus propios genes.

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