La idea puede estar tomada de la pandemia del Covid, pero, en este caso, la enfermedad ataca otros organismos diferentes, por ejemplo el cerebro. Imaginemos que una parte de la población sufre esta enfermedad y se queda en blanco, sin identidad propio.
Título original Mila
Año 2020
Duración 90 minutos
País Grecia
Dirección Chistos Nikou
Guión Chistos Nokou, Stavros Raptis,
Música Alexander Voulgaris
Fotografía Bartosz Swiniarski
Reparto Aris Servetalis, Babis Makridis,
Sofia Georgovassili, Kostas Laskos,
Argyris Bakirtzis, Anna Kalaitzidou,
Kimon Floretes, Alexandra Aidini,
Nota Tserniafski, Akis Benardis,
Konstantinos Papatheodorou.
Muchas personas pierden la memoria y no sucede porque sean viejas, sino porque se produce una pérdida instantánea sin entender los motivos. Los enfermos son sometidos a unas pruebas para ver si son capaces de detectar ciertas músicas u objetos tradicionales que son incapaces de adivinar. En el hospital estarán hasta que los reclamen los familiares, pero en el caso contrario, se les planteará una nueva vida, un tipo de programa que les facilitará una nueva memoria y empezar de cero. Una especie de “reset” humano en el cerebro y que la maquinaria empiece de nuevo. El programa consiste en dejar al tipo en una habitación que desconoce y en soledad.¿Qué hace él si no se acuerda de nada? De momento va experimentando con aquello que encuentra en la calle y luego es capaz de volver a casa. Con una cámara de revelado instantáneo va creando su propio álbum y al mismo tiempo su identidad. La voz de su programa, metida en un casete, le indica que puede acercarse a las mujeres a ver si es capaz de ligar. Mediante ciertas experiencias, se quiere que el individuo llegue a conseguir una vida normal. El cerebro es incapaz de mandar órdenes a ese cuerpo a la deriva. Encuentra una chica que está en las mismas condiciones que él y deambulan por las ciudad sin rumbo alguno. Los dos están en el mismo programa de reinserción. En esa propuesta entra el enamoramiento inicial como la primera vez. El programa sigue su camino de instrucciones, las pruebas siguientes que debe realizar, por ejemplo, después de ligar o acompañar en los últimos días de vida a un enfermo terminal. Todo ello acompañado de las manzanas como el medio simbólico de alcanzar la memoria perdida. En definitiva, la idea consiste en remover los sentimientos de ese cerebro insensible: placer, dolor, risas.
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