que se siente tratada de una manera especial por culpa de su situación. Ella no quiere asistir a una fiesta, porque allí seguro que habrá alegría y diversión, pero lleva por dentro, metida en su cabeza, la fatalidad de una enfermedad extraña en los pulmones y no quiere asistir al jolgorio cuando está a las puertas de irse al otro barrio. No tiene ganas de vestirse, porque se encuentra apática, pero su compañero insiste a que asista para que se anime. En la fiesta, los amigos muestran hacia ella una cordialidad un tanto especial, porque hacía tiempo que no la veían y las preguntas o la sociabilización entre ellos se hace con cautela. Sin embargo, ella no puede aguantar más y explota ante las preguntas estúpidas de turno que si ahora ya no trabaja, te veo bien y cuánto tiempo que no te veo. Toda una cordialidad postiza repugnante. Además, ve esa alegría en las parejas por el nuevo ser que va a llegar y la explosión de felicidad, en cambio confiesa que la dejen en paz que le parece muy bien el contento de un nuevo hijo, pero que ha venido forzada y se siente en otra dimensión, pues ya se puede morir ahora. Poco menos que los manda a paseo con tantos mimos hacia su persona. Las dudas aparecen con su marido, interpretado por Gaspard Ulliel,
que se muestra contento ante la posibilidad de un trasplante de pulmón. Él no acaba de saber cómo debe enfrentarse ante el problema, porque siempre acaba en bronca y mal rollo.
Título original Plus que jamais
Año 2022
Duración 123 minutos
País Francia
Dirección Emily Atef
Guion Emily Atef, Lars Hubrich
Música Jon Balke
Fotografía Yves Cape
Reparto. Vicky Krieps, Gaspard Ulliel,
Liv Ullmann, Bjom Floberg,
Jesper Christensen.
La chica joven que se encuentra inmersa en su grave enfermedad siente mayor angustia en el momento en que todo aquel que le rodea pregunta insistentemente por cómo se encuentra. Está muy deprimida por ese estado, pero todavía le hunde más el constante bombardeo del personal que se preocupa por su enfermedad, por un sentido de empatía, pero que no acaba de aceptar bien. Con ello, todavía siente más presión y le hunde más en su propia miseria. Por ejemplo, es la enferma debe sentirse más fuerte que su madre que se echa a llorar ante las adversidades de su hija. Las apariencias de fortaleza ante los demás la derrumban cuando está sola y no aguanta las pamplinas de sus familiares más cercanos. Por eso, consulta su situación a la red: " qué hacer cuando te estás muriendo". Mientras, su pareja intenta animarla ante la posibilidad de un trasplante de pulmón, pero ella no lo ve nada claro. En estas, la chica encuentra compañía valiosa en un bloguero que está en fase terminal. Conversan y hablan de sus vidas. La relación de la pareja se viene abajo cuando pretender realizar un acto sexual, pues ella se siente indispuesta y se frustra ante al imposibilidad de completar el deseo. Pese a las circunstancias adversas, el compañero intenta calmar ese arrebato de rabia de su compañera. Ahora pretende largarse a Noruega con esa persona que acaba de conocer y le da confianza. Así pues, por mucho que insista su chico que la acompañará, ella se niega, pues quiere ir sola, aislarse y reflexionar sobre su incipiente futuro. Le ahoga la espera de que llegue su muerte, en su mismo lugar de cada día, prefiere ir sola hacia ninguna parte a la desesperada. Acude al lugar donde vive el chico que ha mantenido conversación por la red y se extraña de que sea un anciano. Ese contacto con la naturaleza y el posterior ataque de respiración forzosa en plena montaña, le hacen reflexionar de que no quiere que le trasplanten ningún pulmón. No desea morir en un quirófano, sino que lo quiere hacerlo con la naturaleza. A lo que su pareja emprende vuelo hacia ella. Se ven de nuevo en ese lugar idílico de los fiordos. Llegado a este punto, ni siquiera un buen polvo la convencerá para volver y realizarse el trasplante. En fin, los últimos días que respira un ser humano en la vida y no sabe cómo se va a enfrentar a ellos.
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