viernes, 31 de mayo de 2024

El viejo roble

 


No sería necesario acudir a ningún tipo de sinopsis, ni siquiera créditos, nada, para saber que estamos ante una película de protesta y sin pistas ya sabríamos el director, incluso el guionista. Unas fotos fijas y una voz en "off" que explican las intenciones de esos energúmenos que increpan a un autobús de migrantes. Son gentes que vienen de Siria y huyen de las bombas, pero aquí también les caen, pero son dialécticas por medio de insultos. Las fotos pasan a la realidad y el griterío se aumenta en la medida en que los ocupantes empiezan a bajar de él. No consienten que les hagan fotos y esto acarrea más violencia. Luego esa cámara pronto caerá al suelo hecha trizas. Esa es la primera presentación de "El viejo roble", no sabemos si será la última de Ken Loach, y su guionista colaborador Paul Laverty ( guionista también de muchas películas de Iciar Bollaín, no podía ser de otra manera, pues  es su pareja). Así las cosas, el tema discurrirá por estos cauces de las injusticias del mundo, muy del gusto del director implicado siempre en mostrar los desequilibrios sociales entre los desprotegidos y los privilegiados. En este caso todos son miserables, pero los de fuera más y además reciben el mal trato. No importa que el tema se desvíe, porque siempre irá hacia ese cauce que es la injusticia social. En este caso, los vecinos hablan de especulación inmobiliaria que un empresa de Chipre acaba de comprar un paquete de casas cerca de los habitantes a un precio cinco veces más barato que las suyas y esto implica problemas. 




Pero no se quedará aquí con este tema, sino que volverá de nuevo a los pobres que huyen de su país por la guerra. La problemática es una sucesión de conflictos que se produce en el barrio minero del condado de Durham al nordeste de Inglaterra. 




Pasa alrededor de ese tipo dueño del pub, interpretado por Dave Turner, que regenta un bar y mantiene disputas sin buscarlas con los gamberros del barrio y sus propios parroquianos. Siempre se ve implicado sin quererlo. En fin, el hecho de que dé apoyo a esas personas que acaban de llegar y no piense como los energúmenos que no paran de vociferar insultos racistas. 

Título original The Old Oak

Año                 2023

Duración         110 minutos

Dirección         Ken Loach

Guion               Paul Laverty

Música             George Fenton

Fotografía         Robbie Ryan

Reparto            Dave Turner, Debbie Honeywood,

                          Ebla Mari, Andy Dawson,

                          Trevor Fox, Neil Leiper, 

                           Laura Daly, Jordan Louis,

                           Reuben Bainbridge. 




La historia de la cámara rota por el intruso sigue su curso y la chica busca al tipo que se la rompió que se niega en redondo a pagársela. Encima le increpa y le dice que se vaya a su país, en medio se encuentra el señor que regenta el bar que comenta que tiene gracia que lo diga él, pues tampoco es del lugar, que se vaya también. Se la lleva a su pub porque le comenta que nunca se la pagará. Allí le comenta que la ciudad es un cementerio desde que se cerraron las minas, antes su bar estaba hasta los topes, eran otros tiempos. Intenta ayudarla con la reconstrucción de su máquina. Los diálogos de los clientes del bar siempre son racistas y no toleran que pise el local un migrante. Son como hienas que se alimentan de videos racistas y de hablar constantemente del tema hasta que se calientan en exceso. Una chica, amiga del dueño del bar, se ocupa de repartir las necesidades más urgentes como ropa o pañales, pero se encuentra con el problema de que en ese barrio también hay precariedad y se ve con muy malos ojos. Pese a que lo han perdido todo y necesitan ayuda, los vecinos se quejan constantemente. Siguen los comentarios en el bar de los "borrachuzos" que no saben hacer otra cosa que despotricar de la gente humilde de fuera, que si nos traen a toda esa escoria a nosotros y no la llevan a las grandes ciudades. Aquí también somos pobres que vivimos con velas en las casas. Hay que hacer algo. Por un lado, el barman es un buen tipo que se ve presionado por los clientes para que abra la sala que tiene junto al bar y medio abandonada para que se reúnan contra los recién llegados y ,por otro lado, quieren que se habilite como local social y les deje la sala a los inmigrantes para abrir una especie de comedor. Así se ve agobiado por unos y por los otros. En el paso del tiempo, conocemos la vida de ese solitario que sufrió por la muerte de su padre, el abandono de su esposa, porque no le prestaba atención y el olvido de su hijo, por eso tomó la determinación de suicidarse. Ahora, el perro que le salvó la vida por su aparición repentina, cuando intentaba zambullirse en el mar, sin saber nadar. Ahora, se lo acaban de zampar los malvados del barrio que llevan a los perros como caballos sueltos. Está pues completamente desolado y solo le queda explicárselo a la chica de la cámara. Finalmente, cuando ha conseguido poner en marcha la sala adjunta como comedor para niños, Charli, su viejo amigo y compañero de clase tiene la barra de joderle la sala de reunión, porque desprecia ese acto de solidaridad y, por medio de un escape, la peta de agua. Ese desprecio no puede tragarlo y el propietario  le canta las cuarenta. En definitiva, el director se clava en eso que ha hecho siempre: se coloca del lado de los más desprotegidos y reciben las cuchilladas de los malvados de la zona que se consideran propietarios de esa tierra.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar en esta página