miércoles, 23 de octubre de 2024

El hombre bueno



David Trueba necesita muy poco para ganarse a su público. Siempre monta historias de relaciones humanas que en menor o mayor motivos te afectan. Los actores, anclados en sus convicciones, se enfrentan entre sí por medio de diálogos y dudan ante su futuro incierto. Le gusta penetrar en la mente de los personajes de temperamento especial e indagar en sus convicciones como en sus documentales de "Un día en Nueva York con Woody Allen"  donde exprime hasta el último rincón de su creación artística del reconocido director o "La silla de Fernando" donde hay muchos momentos que te saltan las carcajadas de lo que suelta el bueno de Fernando Fernán Gómez. Siempre que te detienes en alguna de sus obras sales satisfecho por no decir las autobiografías de Eugenio, el humorista, en "Saben aquell". En sus películas o series los personajes mantienen su personalidad aunque chirríe por su constante tozudez en sus propias ideas como en la serie "¿ Qué fue de Jorge Sanz" que cuenta su vida de ficción, la del actor Jorge Sanz, 



que aquí también realiza el papel de casero de una casa en la costa de Mallorca. Es un tipo que conoce a la familia desde su adolescencia. Él pinta y lleva una vida bohemia desde que le sucedió un accidente a su mujer  y lo dejó tocado. En esa casa frente al mar, aparece una familia, ella interpretada 



por Macarena Sanz, y él por Vito Sanz, con una hija que fueron conocidos ya hace tiempo. Pretenden convencerle para que decida sobre su matrimonio roto.



  En fin, habla de las relaciones matrimoniales que llegado el caso y pasado el tiempo, pues se desgastan y se rompen. Los amores del inicio se vuelven recriminaciones y de mal rollo. Los recuerdos de la vida pasada y la decisión de la ruptura matrimonial son el hilo conductor de la historia. La relación entre la casera y la chica es cada vez más cercana, sensible.  Y todo eso, la vida que fluye y sale a flote. 

Título original El hombre bueno

Año                 2024

Duración         79 minutos

Dirección         David Trueba

Guion               David Trueba

Música             Raimon

Fotografía        Ignacio Gabasa

Reparto            Jorge Sanz, Vito Sanz,

                         Macarena Sanz




La primera relación que mantiene el casero con la familia, en la conversación, mientras cenan, ya aparecen ciertas diferencias que se irán agravando con el tiempo. El marido de la pareja no deja en buen lugar a su mujer cuando cuenta a su amigo, el casero, que su mujer se dedica a editar una revista de mujeres y lo dice con un cierto tonillo de desprecio. Vamos, que allí el que lleva la pasta a casa es él. Esa relación ya está rota antes de empezar. El casero salva la situación y le hecha un capote a la mujer que le dice que también hay revistas de hombres que solo hablan de tetas, fútbol y motos. Posteriormente, en otra ocasión, hablan los dos con sus diferencias: uno con el sentimiento urbanitas del tipo de ciudad que le recrimina su aburrimiento en la isla en solitario; el otro, que ya ha sido tildado de animal por bañarse en el mar en pelotas, dice que aquello es puro veneno y que si quiere sentirse con sensaciones fuertes de libertad se sube a la montaña y allí las encuentra. Así, se pretende mostrar que el casado lleva mejor vida por estar acompañado por una mujer, en cambio, el soltero es un lobo solitario sin salida. Pero, casualidades de la vida, pronto le confesarán que se quieren separar. Así, después de la cena le confiesan que la abogada   les ha aconsejado que se busquen "un hombre bueno" para la separación y que vea el caso con perspectiva y juzgue cómo se separarán los bienes conjuntos y sea él mismo el juez sin llegar a un pleito que sea costoso. Y han pensado precisamente en él, pero lo rechaza porque alude que hace muchos años que no se ven y no sabe casi nada de ellos. Pero insisten en contarles cada uno por un lado los motivos. Así las cosas y bajo presión, no tiene más remedio que aceptar el trato y escuchar las dos partes para ser juez de los dos amigos. Así, las dos partes, en solitario, se confiesan a su amigo de esa relación rota y los motivos que los han llevado a esa decisión. Él confiesa que su mujer apenas gana dinero en el trabajo y su familia es especial; ella, que tuvo que dejar su trabajo para entregarse a criar a su hija. Evidentemente, los consejos con ella no acaban de funcionar porque el mediador está de parte de su amigo y quiere que aguanten el matrimonio y a ella le parece que se está metiendo de lleno donde no le importa. Solo falta que el marido se pira a la ciudad por asuntos de trabajo para acercar posiciones entre el casero y ella. Éste se va haciendo con la chica, navegación en su barquito, visiones de películas especiales "El maquinista de la general", de Buster Keaton, baños, los dos juntos, en pelotas. Así, van acercando posiciones en su relación y le atrae la vida bohemia de un tipo que se alejó del bullicio a partir de un accidente de su pareja. Finalmente, ese hombre bueno, como si fuera un juez popular en un juicio, dictará sentencia sobre la separación de la pareja. Vemos los golpes que da la vida a esos tres personajes atormentados por el paso del tiempo. En la sencillez de los diálogos está la profundidad misma de la vida.

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