"Las tres hijas" de Azazel Jacobs ( director de "The Lovers") analiza minuciosamente el proceso final de una vida, pero no tanto del enfermo, sino de aquellos seres queridos que lo rodean. En este caso, el enfermo terminal es el padre que está afectado de un cáncer terminal. Tiene tres hijas a su alrededor, interpretado por Carrie Coon, Elizabeth Olsen y Natasha Lyonne, con formas de actuar y una trayectoria o un camino de existencia diferente.
Por lo tanto, ese proceso final de la existencia del padre, junto a las tres juntas, saldrán a relucir hechos del pasado y piques actuales. Por mucho que el asistente social les indique que lo mejor para su padre es que las vea contentas y en paz, ellas no podrán contener los impulsos de sacarse los ojos. Así pues, ese cuerpo que no puede aguantar más sigue adelanto porque su cerebro se mantiene constante hasta que no vea que todo está en calma. Las hijas están tensas y las situaciones de enfrentamiento se dan constantemente.
Así pues, el enfermo es el tema de fondo, pero no entra en acción, sino las tres defenderán su posición actual y la manera de actuar. Por lo tanto, las relaciones familiares, ya enfriadas por llevar tiempo alejados y cada una con sus rutinas, chocarán enfrentadas por sus diferentes formas de ser. Por momentos, parece que estemos asistiendo a una obra de teatro que se desarrolla íntegramente en el piso del padre convaleciente. Lo que es cierto es que el moribundo es el actor principal, pero a distancia, porque está en la boca de ellas y aparece constantemente, además de provocar todos los altercados en esa casa, pero sin actuar directamente.
Es, pues, un actor invisible que al final hace una aparición para rendir cuentas, además de ser el provocador de toda la trama que se desarrolla ahí. Finalmente, las discrepancias aparecerán como dardos envenenados. Pasar varios días en esa situación las llevará a constantes enfrentamientos sin una salida fácil.
Título original His Three Daughters
Año 2023
Duración. 101 minutos
País Estados Unidos
Dirección Azazel Jacobs
Guion Azazel Jacobs
Música Rodrigo Amarante
Reparto Carrie Coon, Elizabeth Olsen
Natasha Lyonne, Jovan Adepo,
Jay O. Sanders, Rudy Galvan,
José Febus, Randy Ramos Jr.
Jasmine Bracey
La historia pretende juntar a las tres hijas, ante un padre el las últimas, en una situación extrema donde se tiran de los pelos mutuamente. Una de ellas, la mayor, por ejemplo, no se pueda fumar un canuto en la casa del moribundo porque no está nada bien y se lo recrimina una de su hermana que le dice que no ha progresado ni ha madurado con esas mierdas. Ella, que es la que ha estado siempre con el padre, pasa de todo y se va a la calle a fumárselo, pero allí también se lo recrimina un policía de la zona. Ella mantiene sus costumbres inalterables sin importarle la situación en que se encuentran. Las otras dos hablan entre sí y piensan que está fatal con su anarquía y dejadez; sola se va a perder, pero ellas no la pueden cuidar, pues no van a cargar con ese lastre. Plantea, en cierta manera, que por mucha infancia que pasaran juntas, cada una ha desarrollado su madurez de una manera diferente, con hijos o sin ellos y por eso tienen una perspectiva del mundo que las rodea muy diferente. Así, mientras la descarriada solo piensa en meterse un petardo por la boca, las otras miran fotos de su familia en la distancia. Además, hay trámites pendientes de gestionar y ella va por la casa medio pedo perdida. Se enfrentan dos mundos antagónicos: el tema de la droga y su pasotismo, frente al tradicional de los hijos y la familia. Y sigue el drama del último momento, mientras la mayor se preocupa de la burocracia, la mediana de pensar en los suyos que se encuentran lejos y la pequeña en esconderse para meterse un nuevo porro. Llegado el momento de decidir cuándo es el final del padre no acaban de ponerse de acuerdo, pese a que "el ángel de la muerte", como ellas llaman al sanitario que habla y les dice que las va a ayudar, les indica que poco a poco se padre se apagará sin dolor. Por si faltara poco, entran en juego las influencias externas como es el caso del maromo de la colgada que le fastidia que las dos recién llegadas impongan normas de mandarlos a fumar al parque: lo que faltaba. Así, es el que se enfrenta a las dos hermanas para recriminarlas que hasta ahora quien se ha encargado de su padre es su compañera y que ellas dos nunca venían a verlo. Pues eso, la casa se convierte en un infierno donde las tres llegan a las manos, mientras en el cuarto de al lado agoniza el padre; siguen con los diálogos donde se sacan los ojos una a otra, echándose en cara los trapos sucios del tiempo pasado, como ,por ejemplo, que el padre que se está muriendo no es el auténtico de la drogadicta, sino quien la adoptó antes de morir el verdadero. En esa habitación donde suenan los pitidos de su débil corazón, solo falta que quede en silencio y se apague la luz de la vida en nada. Finalmente, en esos momentos delicados que el enfermo ya no tiene solución y alargar su existencia supone un martirio, no queda más remedio que un poquito de comprensión y la eutanasia, subir la morfina para calmar el dolor y tranquilizar el final, en esos casos es la solución: todos ganan y nadie padece.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar en esta página