(que parecen carceleros o quinquis, pues están completamente desbordados por la situación y se han mimetizado junto al personal que les rodea) y de algún político si aparece por sus instalaciones. Hay ciertas similitudes con "A cambio de nada" del director Daniel Guzmán, donde un adolescente se busca la vida con el robo de motos y vendiéndolas luego a un taller pirata que hace negocio con ellas. Aquí es mucho más bestia y se suceden las gamberradas de turno: callejear a ver que se pilla, robos en supermercados para pegarse el botellón.
Se ponen ciegos de alcohol mientras oyen música rap o reggaetón. Así, en definitiva, quiere retratar lo que se cuece en los barrios periféricos donde los chavales se mofan del mundo y viven al margen de la ley, su música, las amenazas de los macarras mayores y saliendo del paso como pueden. En fin, el barrio, las compañías y las condiciones sociales de su propia casa marca el destino del pobre Lucas, protagonista desgraciado que recibe todos los palos, que se va maleando cada vez más conforme pasa el tiempo hasta llega a ser un delincuente como su hermano y el resto de colegas del barrio.
Título original Sonne und Beton
Año 2023
Duración 119 minutos
País Alemania
Dirección David Wnendt
Guion Felix Lobrecht, David Wnendt
Música Enis Rotthoff, Konstantin Djorkaeff
Reparto Levi, Rico Arcos, Imram Chaaman,
Rafael Luis Klein-Hebling,
Vicent Wiemer, Leon Ullrich,
Aaron Maldonado-Morales,
Wael Alkhabit, Jorg Hartmann,
Franziska Wulf, Roland Wolf.
Lucas solo es un adolescente perdido para los estudios y que busca malas compañías en ese deambular de hacer bolillos. Le tira más no hacer nada y enfrentarse indiscriminadamente a jóvenes más adultos que se han perdido ya para una causa laboral o un camino de estudios que ya dejaron hace tiempo. Se enfrentará a esos tipos que le acaban de dar una paliza por nada junto a otras bandas que desean violencia por distraerse y disfrutar. Apalizar y dejar sangrado a alguien en el suelo es lo que más les divierte. Al mismo tiempo lo amenazan y obligan a que les de pasta de donde sea. Por lo tanto, el eje central del tema es esa disputa del territorio y la clientela de drogatas, al lado de las amenazas constantes. Las mafias actuales o de siempre que quieren controlar el tema de la droga. Pelearán para tener el control del espacio. En casa, evidentemente, las cosas no funcionan mejor porque cuando llega a su vivienda, un edificio en las alturas de un macro bloque de pisos. No le hace ni puto caso a su padre que, aunque lo ve como un Cristo lleno de heridas, es recíproco y tampoco dice nada y se tumba en su cama con la música a todo trapo. Allí no encuentra la solución porque su hermano está más tarado que los que le han golpeado a él. Todo lo que le pasa es de lo más normal, pues el guía que va por delante, su hermano, no le dará luz alguna. Luego accederá al instituto que debe acreditarse para entrar, pero una vez en el interior, los alumnos son capaces de voltear del revés al propio profesor, insultarlo cambiándole el nombre. La violencia no está solo en el hogar del protagonista, sino que en la de su amigo también se dan de hostias los padres al enterarse de que su hijo ha faltado a clase casi todos los días. La cinta sigue con el mismo plan: robar bebida en supermercados para emborracharse; oír música cargante a todo trapo y porros para ponerse ciegos junto a los colegas. El siguiente plan, como animales de presa que son, intentan cazar a la fuerza a cualquier chica que se les cruce en su camino y acabar la farra de vuelta a casa en un taxi que no pagarán y dejarán tirado al taxista con un rociado de spray en los ojos. La violencia va con ellos y allí donde aterrizan la lían, por ejemplo, en el instituto lanzan al aire las sillas y las mesas, incluso contra el propio profesor que sale herido y sangrando. En definitiva, la policía siempre está pisándoles los talones y son carne de prisión: deshumanización de la sociedad. Eso.
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