miércoles, 25 de diciembre de 2024

The artifice girl



"The artifice girl" de Franklin Ritcht ( director e intérprete) plantea la repercusión que tienen los avances en el mundo digital. 



En la escena inicial, dos policías que interrogan a un joven de forma agresiva ( la manera en que preguntan e intimidan al personaje se parece a los interrogatorios de "La llegada" de Alejandro Rojas). Las preguntas van encaminados a descubrir el índice de culpabilidad que tiene un tipo por componer uno personaje, una niña con apariencia idéntica a una real, por medio de Inteligencia Artificial. De la misma manera confiesa que ha revivido para las películas los caretos de leyendas del pasado.  Así, actualmente la I.A. se usa en la red para cometer cualquier barbaridad, por ejemplo,  "bulling" contra el personal más indefenso: los adolescentes usan los cuerpos desnudos de cualquier página porno para suplantarles el careto de las adolescentes en ese cuerpo desnudo. Así, quedan completamente avergonzados ante un desnudo que ,aunque no sea de ellos, puede marcarlos de por vida. En este caso, se producirá un interrogatorio a ese creador de un robot inteligente con aspecto de joven que registrará los datos del personal pedófilo tarado. 



La historia muestra tres épocas donde la pregunta es la misma: "dónde están sus  sentimientos". Pero los protagonistas de carne y hueso envejecen excepto ella que sigue igual.  Vemos una I.A. eterna más allá de su creador, pero imperfecta. Esto nos lleva a pensar lo deficiente del ser humano y en el caso de un creador nuestro también defectuoso por mucho que su juventud sea perpetua. Ante la perfección de la imagen, la policía dice que "esto se va a follar a la Siri". Finalmente, esa especie de Siri, una chica menor de edad, será el cebo perfecto para cazar a los pervertidos que circulan por la Red. Y a saber si un día no muy lejano suplantará al ser humano.

Título original The Artifice Girl

Año                 2022

Duración         93 minutos

País                 Estados Unidos

Dirección         Franklin Ritch

Guion               Franklin Ritch

Música             Alex Cuervo

Reparto           Tatum Matthews, David Girard,
                         Lance Henriksen, Alyssa Moody
                         Sinda Nichols, Franklin Ritch,
                          Rashaud Sessions





El interrogatorio a esa persona es lo más cercano a la de un criminal que ha realizado un acto vandálico. Los comisarios cosen a preguntas al chico que se niega a responder. Se meten de lleno en su vida privada porque sospechan ciegamente de su culpabilidad. Como no le gusta las preguntas, te vamos a decir quién somos nosotros:" rastreamos y cazamos pedófilos". "No está detenido, pero si sale de esta habitación será arrestado". Responde: "No pueden arrastrar a alguien a un puto sótano y agobiarlo hasta que cante sin ser culpable de nada". A partir de que aparecen pistas de niñas en fotografías, la conversación toma un ritmo de voz alto y violento. Quiere que escupa ya el alias de su ordenador. Los policías necesitan saber quién es la niña que usa de cebo para cazar a los pedófilos, pero les confiesa que no existe tal, ya que la ha creado artificialmente. Así las cosas, qué tipo de acusación se puede hacer a una persona que lanza por la red a una adolescente que es un creación artificial, es decir que físicamente no existe. Por lo tanto, Cherry, que pronto aparecerá conectada en la pantalla y dialogando con ellos, no es humana y no le cae el peso de la ley sobre él. Esa creación es casi perfecta que realiza varios chats a la vez y no falla en ninguno de ellos. Así, tiene todos los datos de la Red y habla varios idiomas. Ya no es una niña, es un monstruo de creación artificial. Los policías se quedan asustados de la realidad de la imagen que parece mostrar sentimientos y la interrogan. Así pues, la idea de la creación del ser digital será como trampa para descubrir a los tíos que se aprovechan de los niños en Internet. El policía le planta la pregunta al robot de cómo se siente con respecto a lo que hace, pero su creador le dice que eso es trampa, porque ella no tiene sentimientos por mucho que en su imagen lo parezca. Así, esas preguntas tienen respuestas robotizadas, su intención es la de proteger a los niños que son atacados por los depredadores del ciberespacio. No tiene, por mucho que sea igual a una niña, deseos humanos. La imagen se confiesa, cuando lo dejan solo con su creador, responsable de haber filtrado información a un archivo de la policía y por eso está aquí ahora. Pasan los años y los creadores de Cherry están en el mismo lugar: se plantean si el engendro tiene sentimientos ocultos o no. La forma de saberlo es, en su presencia, cascarle una paliza a su creador para que reaccione. Confiesa que puede crear emociones como los humanos. En definitiva, pasan tres fases donde los humanos envejecen y ella toma el cuerpo de un robot y sigue tan lozana. Ante su creador, viejo y en silla de ruedas, se realiza la última confesión que dejará al robot y al espectador un tanto "mosca" de las intenciones iniciales de esa creación inicial.

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