lunes, 9 de diciembre de 2024

Entre dos amaneceres


 

No es necesario esperar más allá de los títulos iniciales de crédito para ver el tema central: el conflicto laboral. El hijo del dueño de una empresa textil  pegándole la bronca al encargado porque una máquina se ha estropeado y los pedidos no saldrán el día siguiente. El otro hermano, desde la oficina, achucha al empleado para que no se pare la producción y salgan los pedidos a su hora. Por lo tanto, la bronca hacia el encargado del almacén es instantánea: "búscate la vida y arregla la máquina como sea o que funcione estropeada. Es tu problema". Ese es el planteamiento inicial de "Entre amaneceres" del director turco Selman Nacar. La historia se centra en esa empresa familiar, dos hermanos y el padre como dueños, sus vidas al margen del negocio, pero, evidentemente, asaltan conflictos laborales con los empleados.Las dificultades financieras de la empresa se suman a otras directas con los trabajadores a causa de un accidente de un empleado. 




A partir de aquí se generará un conflicto duro de resolver. Esas condiciones laborales de infinidad de inmigrantes o no que tienen un trabajo precario y sin ningún tipo de seguro social. Por eso, si sucede un accidente se ha de buscar una solución difícil de resolver. En definitiva, muestra las condiciones precarias de una empresa en momentos de quiebra en conflicto directo con sus empleados.

Título original Between Two Dawns

Año                 2021

Duración         91 minutos

País                 Turquía

Dirección         Selman Nacar

Guión              Selman Nacar

Fotografía       Tudor Panduru

Reparto           Mucahit Koçak, Unai Silver,

                        Nezaket Erden, Bedir Bedir,

                        Burcu Golgedar, Erdem Senocak,

                        Mustafa Sonmez, Banu Fotocan,

                        Cihat Suvarioglu.






El conflicto laboral se genera dentro de una empresa familiar de telas. Allí, la financiación de la empresa pasa por momentos delicados. Las condiciones laborales, a primera vista, parecen deficientes, pero las dificultades se incrementan cuando un empleado tiene un accidente. En en el hospital, los hermanos, futuros dueños de la empresa, no paran de comentar y de tirar las culpas hacia el trabajador. Opinan que tanto gasto en material de seguridad, cascos, botas, gafas, que a la empresa le cuesta un dineral y no hacen uso de ellos. Nada de preocuparse por el pobre empleado que se ha achicharrado vivo y que se debate entre la vida y la muerte. Además, ya piensan que si muere se viene abajo todo y deberán cargar con las responsabilidades civiles. El empresario lo primero que hace es buscar la seguridad en el abogado y sus consejos para capear el temporal que se les viene encima. La cordialidad con la familia del accidentado es infinita, en este caso la mujer y el hermano, porque necesitan de su justificación firmada de un documento preparado donde salva el culo a los dueños y alude que el marido era un borracho culpándolo directamente del accidente. Da la sensación de que quieren comprarlos, a los parientes, antes de tiempo para que mantengan la boca cerrada en caso de juicio. Los dueños necesitan de esa firma para culpar directamente al trabajador. Sin embargo, la familia entiende que esa posición es secundaria y primero hay que atender a su familiar accidentado. Todo está pendiente de que se salve o que muera, pues en el caso último, la cárcel es segura para el patrón.El escrito del abogado es clave, pero la familia se niega firmarlo y además se cabrea en exceso. En medio de la trama se cuela la vida privada de uno de los hermanos que quiere pedir la mano de su novia y pretende abrirse paso en su futuro, pero siempre detrás planea la preocupación del accidente. Al final, vemos que las dos posiciones quedan muy distantes: los dueños pasan página de un tema que se solucionará con el tiempo y los trabajadores seguirán en las mismas condiciones pésimas y otro ocupará su lugar. En definitiva, vemos esos dos mundos laborales diferenciados: por un lado, el dueño preocupado por la producción sin ocuparse de las condiciones de los trabajadores ( si hubiera hecho caso en el momento en que le comunicaron que la máquina estaba estropeado, el accidente no se hubiera producido); por otro lado el trabajador que necesita el dinero para su subsistencia aunque el estado del trabajo sea precario y humillante.

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