miércoles, 11 de diciembre de 2024

La contadora de películas

 


La acción se desarrolla en el desierto de Atacama en Chile en 1966 con las calles llenas de tierra en una zona muy seca. "La contadora de películas" (del libro de Hernán Rivera) de la directora danesa Lone Scherfig ( "Siempre el mismo día" o "An Education", además de un guion solvente de Walter Salles, director de "Diarios de motocicletas".) habla de una familia compuesta por un matrimonio y cuatro hijos ( tres chicos y una chica) que viven de lo que da la mina junto a sus casas. Se inicia con esa niña ( posteriormente en su edad adulta interpretado 




por Sara Becker) que se zambulle dentro de un torbellino que es zarandeada por el polvo y la inmundicia, justo como le ocurrirá en la vida. El padre trabaja duro con la taladradora en la mano y llega a casa hecho una basura. Sin embargo, el fin de semana se visten todos de fiesta, limpitos y aseaditos, y se encaminan al cine. Allí verán una peli del oeste o cualquier otra ficción ( la elección de películas que pasan por allí son de lo mejorcito: "Espartaco", "El apartamento", "Senderos de gloria",etc.) que los llevará a otros mundos. Van contentos, felices de entrar dentro de otras vidas. En la entrada, el jefe de la mina del padre invita a gominolas a la familia. Esto supone un punto de provocación. Es el dueño de la explotación de salitre ( mineral que se utilizaba para explosivos o fertilizante), 




interpretado por Daniel Brhuh, que le tiene echado el ojo a la mujer de ese marido ilusionado con las películas de acción, interpretado por Antonio de la Torre. En ese cine, él se  mira con todo detalla el quehacer de los currantes




Luego, en casa, las películas son contadas por los niños, pero quien más gracias tiene es la niña. Después de un torpe accidente del padre en la mina, la única solución para paliar los problemas económicos será que la madre, 




interpretado por Berenice Bejo,  atienda  las propuestas deshonestas del jefe de su marido para obtener rendimiento y tirar adelante la familia. Sin embargo, como ocurre muchas veces, la desgracia está encima de ellos y la familia tiende a la descomposición. En fin, es una película dentro de infinidad de películas que son explicadas de manera artesanal en el comedor de casa. Ese es el entretenimiento nocturno que tienen: revivir de nuevo en sus cabezas las ficciones vistas en la pantalla grande del cine. Es el único motivo de alegría en la ingrata vida que les ha tocado vivir.

Título original La contadora de películas

Año                2023

Duración         116 minutos

País                 España

Dirección         Lone Scherfig

Guion              Walter Salles, Rafa Russo

                        Isabel Coixet

Novela             Hernán Rivera Letelier

Música             Fernando Velázquez

Fotografía        Daniel Aranyo

Reparto            Berenice Bejo, Daniel Brühl,

                         Antonio de la Torre, Sara Becker,

                         Geraldine Neary, Luis Dubo,

                          Pablo Schwarz, Mario Horton,

                          Max Salgado, Ariel Mateluna,

                          Francisco Díaz, Santiago Urbina,

                          Beltrán Izquierdo. 




Salir de la monotonía diaria de la cantera del salitre con el esfuerzo máximo y el cansancio bestial no es fácil, solo ocurre cada domingo con la espera de la nueva película en el cine. Allí se adquiere una nueva dimensión y proyectarse a otros mundos sin salir del lugar es motivo de alegría. La cuestión es meterse en esos personajes heroicos que se enfundan en sus trajes de guerra y le hacen frente a las adversidades no tienen miedo a enfrentarse a la muerte, porque eso es ser héroe; justo lo contrario que les pasa a ellos que se encuentran sometidos por una multinacional para explotar sus tierras por un sueldo de miseria. El padre mantiene el compromiso de obtener unas monedas para subsistir y echar adelante la familia numerosa. Los problemas aparecen en el momento en que el padre de familia en una explosión de la cantera tiene un accidente  y queda impedido de caminar. Empiezan las apariciones del jefe en su casa para avisar que si no produce, se quedará sin sueldo y además la casa donde viven es de la empresa y él no sabe si podrá hacer algo al respecto para retenerlos allí, pero le dice a la mujer que debe visitarlo el día siguiente. La precariedad de la familia va cuesta abajo y la madre no tiene más remedio que embargar sus pocas joyas que tiene. Siempre les quedarán las películas y volver a interpretarlas en el salón de casa aquellas secuencias memorables. Todos sentados en el comedor y pendientes de ese hijo que ejecutará la secuencia principal con el material que tenga a mano. La hija, ya crecida y con la madre que de forma miserable los ha abandonado toma el relevo de ganar unas monedas contando películas para los vecinos y así recibir un dinero a cambio. Aunque no es suficiente y el cacique de turno quiere que le cuenta una película a él solo, pero de cerca hasta que se aprovecha de ella. Su hermano, enterado del abuso, se lo carga y posteriormente, en una borrachera canta que lo mató y lo encierran en la cárcel. El padre muere y la hija quiere visitar a su madre en la ciudad, pero ve que hace un espectáculo penoso y cutre y no es capaz de decirle nada. Vuelve y le cuenta a sus hermanos una mentira: que su madre ha triunfado. Con la dictadura de Pinochet, en 1973, las cosas se endurecen y la mina se cierra. Así, pasados los años, el pueblo queda completamente abandonado y ella, la hija, vuelve al lugar abandonado junto a su hija pequeña. En definitiva, cuenta un relato familiar con el tema de fondo de las películas en un cine de pueblo. La ficción llenará de felicidad el corazón roto de los rudos trabajadores de la mina.

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