viernes, 10 de enero de 2025

Un dolor real




"Un dolor real" de Jesse Eisenberg trata de un viaje que implica más que un recorrido por unos lugares, sino una cierta inmersión hacia el interior de los personajes. Esto son dos primos que se reúnen en un aeropuerto con la intención de viajar juntos a Polonia con un destino ya predeterminado: la de llegar hasta la casa donde vivió y sufrió su abuela que acaba de fallecer. No parece que lleven una relación estrecha, pues no saben mucho el uno del otro. Uno, Davers, interpretado por 



Jesse Eisenberg ( actor y director de la peli), parece respetuoso con una vida encarrilada, mujer e hijos. En el transcurso del viaje se ve un tanto distante o acomplejado al lado de su primo, Benji, interpretado por Kieran Culkin, el cual no para de cachondearse de su trabajo en internet y eso de montar páginas o diseños de producto.



 El otro es vitalista, bromista, pasota. Esos dos conceptos de ver el mundo y vivir la vida les lleva a un punto de distancia de choque. Uno a la reflexión y el otro a explotar en según en qué situaciones se encuentre por su concepto del mundo.  Ya se ve que van a rebotarse por su forme de ser diferente, porque comparten una misma misión y juntos se rebotarán. 




En fin, la idea parte en mostrar a dos primos con una genética parecida, los padres eran hermanos, pero que el comportamientos es muy diferente, no se parecen en nada. Cada uno responde a un modelo diferente. Uno porretas y pasota de la vida, el otro con una familia formada y un concepto del mundo ordenado. 

Título original A Real Pain

Año                2024

Duración.       89 minutos

Dirección.       Jesse Eisenberg

Guion.             Jesse Eisenberg

Fotografía        Michal Dymek

Reparto            Jesse Eisenberg, Kieran Culkin,

                         Will Sharpe, Jennifer Grey,

                         Kurt Egyiawan, Ellora Torchia,

                         Liza Sadovy, Olha Bosova,

                          Banner Eisenberg,

                         Jukob Gasowski, Daniel Oreskes.




La historia va de dos primos que viajan a Varsovia. Son muy diferentes: uno va a su rollo y es desenvuelto, un tanto cara dura, con mucho morro, vamos le pide lo que puede al otro y no se está de nada; en cambio, el otro es más modosito, va por el mundo con demasiado respeto y cuidado de lo que hace. Llegan al hotel y enseguida ya se disponen a firmar la ruta turística con un combinado de personal muy diverso. se atisba a lo lejos que habrá enfrentamientos. El primo cachondo se descojona a las primeras de cambio como si estuviera siempre fumado. La visita que realizarán será a campos de concentración nazi y las personas del grupo quieren mostrar una forma de recompensa a sus familiares fallecidos con esta visita. Es una forma de rendir homenaje a sus antepasados. En esa reunión inicial del grupo donde se cuentan las interioridades de cada uno, Benji explica que su abuela era de ahí y la querían mucho y les dejó la pasta y por eso están allí que hasta entonces no habían podido ir, ya hacía tiempo de ello, porque mi primo está siempre liado con sus mierdas. Por tanto, ese primo pasota no se está de nada en poner a parir a todo aquel que se le cruza. Y por eso están allí a realizar el Tour geriátrico que suelta a las primeras de cambio. Los primos, en ese recorrido, se plantean que podían ser perfectamente polacos dependiendo de las circunstancias de su abuela. Montan en un tren en primera clase y Benji se siente estafado, pues van a rememorar el sufrimiento que pasaron sus familiares judíos y ellos van como unos señores en el vagón de primera. Pretende que sean coherentes con sus acciones, pero qué mierda están haciendo. Los manda a parir a todos y se las pira. Hay una búsqueda de una identidad perdida y no acaban de verlo en los campos crematorios con los despojos de los masacrados. Finalmente, mientras los turistas se toman el viaje como una experiencia pasajera, Benji, más humano que el resto, se siente profundamente afectado del sentimiento de crueldad y experimenta un sentimiento hondo de dolor como si fuera él mismo quien sufriera en sus carnes los abusos de la masacre nazi. Eso, una cinta sencilla sin mayores pretensiones que buscar el lado de la amistad, la concordia, la empatía y la profundidad humana. Formas de vivir diferentes.

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