https://www.youtube.com/watch?v=qYx7a5mxKMA
La película se inicia con imágenes que brotan de unas vidas corrientes. Parejas que discurren por sus
trabajos y sus hogares de manera cotidiana: la protagonista es administrativa en una empresa de construcción que mantiene una relación rutinaria con su pareja.Sin embargo, la aparición de un ramo de flores
anónimo cada jueves puede cambiar esa rutina aburrida. Qué se le puede ocurrir
así de pronto a una mujer que le regalen flores con asiduidad y que no tenga ni
idea de quien es el remitente. Se abre una ventana de ilusión y de la curiosidad en ese cuerpo apagado por averiguar quién está detrás de todo
esto.
Ella, en su interior, quiere saber si ese hombre tierno que le corresponde con flores hubiera podido ser un amante que le correspondiera más y mejor que su propio marido. En cambio, éste último también está deseoso de averiguar quién le está poniendo los cuernos. Se abre una intriga para los dos personajes porque el espectador pronto se lo hará saber el enfoque de la
cámara. El ramo de flores parece que ha despertado del soponcio a ese matrimonio aburrida. Por otro lado, aparece en escena la relación de su anónimo pretendiente, el cual mantiene también una vida rutinaria. Los
personajes crean un entramado oculto de vidas paralelas que tienen que ver poco
con la realidad misma de sus propias vidas. Son los sueños y las pasiones irrealizables que campan por la imaginación, pero que con ellas se verán más identificados. Solo
necesitan un pequeño detalle, como en este caso el ramo de flores, para lanzar la bola de nieve desde tu puño montaña
abajo y que se haga gigante. La película habla de relaciones humanas enfrentadas, de vidas paralelas a
las reales, de fantasía de la mente, de montarse películas ficticias en la
cabeza y creérselas al mismo tiempo. Cuenta como el comportamiento del carácter humano puede ser
huraño y esquivo con una persona y afable y bondadoso con otras, de las
relaciones sentimentales rotas que vuelven a rebrotar por medio de ilusiones
efímeras. En cierta manera, es la solución que encuentra el ser humano ante el
drama de vivir la vida que uno no quiere para sí. El paso de los días, de los años pierde el valor frente
a unas vidas desesperadas. Ante estos estados humanos, el hilo conductor lo
encontramos en las flores, las cuales sirven tanto para albergar una esperanza
de salir del bache conjugal y encontrar un nuevo amor que le devuelva la
ilusión perdida como para ofrecerlas en el santo lugar que se produjo una
muerte. Las cámaras muestran la contradicción de servir para acontecimientos tan diversos: uno para
la alegría y otro para la nostalgia y el dolor. Vemos el mismo símbolo
utilizado de diferente manera. Los directores vascos van abriendo ventanas por
donde entra la tensión y la intriga por lo desconocido. Ese camino que recorren los personajes es para buscar nuevas relaciones. El
humano necesita del contacto para sentirse vivo y las parejas, en muchos momentos, están alejadas de esa sensibilidad.
El televisor como único medio de relación. El hermetismo es tenso e
insostenible. Por eso, en cuanto aparece un resquicio de luz sentimental, los personajes se agarrarán a él con intensidad. Al final de todo, con toda seguridad nos quedará grabada la
película porque no hay tramo de carretera que no nos encontremos, mientras
conducimos, con una cruz repleta de flores en memoria de aquél que falleció en
accidente de tráfico.
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