Cristian Mungiu sigue la
líneaque marcó en su película “Cuatro
meses, tres semanas y dos días” ( cinta excelente que te dejaba echo polvo) donde la angustia es tan agobiante de ver a los protagonistas que sufren a cada minuto que pasa. Allí el trapicheo de la ilegalidad del aborto
abocaba a unas chicas jóvenes a verse metidas en un fango repugnante. Aquel
médico, o lo que fuera, desconsiderado, encarnado por el actor Vlad Ivanov
que ahora está metido a policía
que facilitará los chanchullosque
le pide el protagonista ( Adrián Titieni ).
La cinta, "Los exámenes" ( mejor director en el festival
de Cannes 2016) cuenta la obsesión que tiene un padre con los exámenes finales de su
hija pues la nota le dará derecho a estudiar en Inglaterra. El padre no puede
tolerar que se quede anclada con un chico de por allí con poco futuro, como les
pasó a ellos, sus padres, y pretende lo mejor para ella: que marche fuera cueste lo que cueste.
Sin embargo,
sucede un hecho puntual que cambiará la dirección de los acontecimientos y se verá
obligado a mover unas teclas sociales ( su profesión de médico le deja capacidad de movimiento) para conseguir ese deseo.
Es el final del primer trimestre en una universidad. Es la primera parada de los estudios por Navidad ( ya tenemos una cinta prioritaria para ver especialmente estas fechas). Pero hay alumnos que, por alguna causa, no están los padres para llevárselos o son rechazados por algo en concreto. No pueden marchar a sus casas. Este es el planteamiento de "Los que se quedan" del director Alexander Payne que ha creado películas excelentes, además de esta, como: "Nebraska" donde un anciano está obsesionado por cobrar un boleto de lotería que es un timo; "Los descendientes" un padre se replantea su vida ante la muerte de su mujer y sus hijos descarriados por su adolescencia; "Entre copas" el mismo Paul Giamatti con veinte años menos, se pega unas farras antes de casarse). Aquí, todos se piran de vacaciones, son las navidades de 1970, excepto cuatro alumnos que se quedan castigados a saber por qué fechoría o defenestrados por su familia.
Y le toca quedarse con ellos el profesor, interpretado por Paul Giamatti, que menos resistencia opone para permanecer las fiestas clavado en el centro y es el que más odian tanto profesores como alumnos. Es un cascarrabias para los alumnos porque les exige el máximo, pero en el fondo mantiene intacto un fondo humanitario. Así, él se queda castigado con las cuatro, que al final son cinco y acaba siendo uno solo. Ese uno viene a ser como diez juntos, perlas de la universidad. Alguien los tiene que cuidar. El director lo mete en ese embolado y además le recrimina por no haber aprobado a un alumno niño de papá.
En medio de esa despedida religiosa, los alumnos pronuncian conjuras sobre ese maldito profesor que los ha cateado y les manda deberes de estudio para las vacaciones. Esa experiencia servirá para vaciarse por dentro y confesar así las penas ocultas que no les dejan avanzar. En definitiva, esa estancia sin apenas clases y de intercambios de diferentes formas de pensar humanizarán o cambiarán la perspectiva del adolescente que hará que se centre en sus estudios y recapacite sobre su vida. Así pues, tres solitarios, profesor,
cocinera, interpretado por Da'Vine Joy Randolph, mejor actriz de reparto en los Óscar 2023, y alumno, interpretado por Dominic Sessa ( podría ser Holden Caufield el protagonista del la novela "El guardián entre el centeno" en el caso de haberse quedado esas navidades ingresado en el internado) encuentran un punto de conexión en unas fechas tan familiares y tan distantes de las suyas.
Matthias, protagonizado por Marín Grigori, es un trabajador de desguace de carne en Alemania, pero no aguanta las discriminaciones, insultos y abusos raciales hacia su persona.
Así, al primer conato de insulto con su superior le propinará un cabezazo en pleno rostro compañero provocador. No tiene otra opción que abandonar el delantal, la empresa y desandar el camino de Alemania hacia su tierra natal en Transilvania.
Allí ha descuidado a un hijo durante unos años y ya será la hora de tomar las riendas de padre. Por lo tanto, quiere restablecerse en esa comunidad y buscar un trabajo. Esa es la propuesta inicial del director rumano Cristian Mangiu R.M.N"( las siglas de Resonancia Magnética Nuclear que le hacen al padre por su enfermedad cerebral), director que persigue las problemáticas de las personas como en "Los exámenes" en esta última también busca ese tipo de relación entre padre, un médico, y su hija adolescentes con problemas para superar unas pruebas o su cinta más famosa, la excelente "4 meses, 3 semanas, 2 días", donde se incide en la herida de las estructuras de un régimen comunista de la década de los ochenta y las dificultades de realizar un aborto ilegal. En este caso, posteriormente, la historia se centrará en esas nuevas personas que llegan al pueblo para ocupar un puesto de trabajo en la fábrica de pan.
La pareja, que en su día permanecieron enamorados, retomarán esa relación con más fuerza y se verán inmersos en los dos bandos: ella del lado de los inmigrantes porque trabajan en su empresa y es la jefa; él en el lado del tumultuoso pueblo que entra en cólera contra ellos y quiere expulsarlos a las buenas o a las malas. Destaca el plano secuencia de diez minutos asambleario donde se discute y se rechaza la inmigración que les va a quitar el trabajo, cuando el protagonista y muchos más se han ganado la vida fuera. Muy curioso ese tipo de racismo.
"La trenza" de Laetitia Colombani se desarrolla en tres historias en países diferentes que va retomando en diferentes fases allí donde las dejó. La primera sucede en el norte de la India. Muestra la vida cotidiana de unas mujeres que se dedican a limpiar los retretes de las casas. Es decir, entran en el cagadero diariamente para quitar de en medio las cacas de los dueños con ceniza y una paleta que recogen en una cestita y la largan lejos cerca de río. Todo ello a cambio de un puñado de arroz que aliñado con ratas frescas será el menú de ese día.
La protagonista vive en una cueva de piedra con su familia. Pese a las miserias, el padre cuenta historias de cuando era un niño y ríen sin cesar, mientras comen sentados en el suelo. La madre quiere que su hija vaya a la escuela y no sea en el futuro tan desgraciada como lo son ellos.
La segunda historia pasa en Monopoli, Sur de Italia. La cámara sigue a Julia en ese trayecto de casa de su madre al taller de su padre.
En este caso, el tema cultural toca por la banda de un chico que conoce que es de procedencia de la india.La calidad de vida ha subido, pero el negocio de su padre de peluquines está en las últimas. Así, necesita un cambio antes de arruinarse.
Y la tercera se desarrolla en Montreal, Canadá. En este caso se ve una familia socialmente acomodada. Sin penurias de hambre como la primera ni la segunda.
No hay ningún tipo de precariedad, pero siempre vemos el punto de agobio de los hijos por la presentación de la tesis o el trabajo de fin de curso de la hija adolescente y el estrés añadido de la madre. Los tres casos toca el tema del padre ausente por causas diferentes. En definitiva, los humanos no son capaces de saborear los días dulces, porque una vez u otra, pronto, aparecerá el mal en forma de drama que atenazará a todas las familias. Está muy bien la comparación de la escala de las familias desde la más pobre y con menos recursos, pasando por la mediana, hasta llegar a la más elevada.
"Cómo tener relaciones sexuales" de la directora Molly Manning Walker ( ganadora de la sección Un Certain Regard en el festival de Cannes 2023) plantea la problemática del desmadre adolescente en las farras de verano en el extranjero. Las agencias de viajes montan paquetes de viajes especiales, a precios irrisorios, con la seguridad de diversión, para consumir droga, alcohol y sexo. No importará que sean menores, que les afecte una relación inicial sin estar demasiado preparadas. Así, aparcados los exámenes finales del curso, ya no importará mucho los suspensos, es hora de la locura colectiva. Tres adolescentes
( Tara, Mia McKenna; Skye, Lara Peake; Em, Enva Lewis) se meten en la boca del lobo sin contemplación. La idea principal de estas tres jóvenes es la de tirarse a un tío a toda costa, aunque esa acción sea la experiencia de lo más deleznable que puedan tener. Por lo tanto, pasárselo bien es mamar alcohol hasta caer tumbadas en la cama, derrotadas del baile, y borrachuzas perdidas. Los resultados aparecen en esa calle repleta de bares con el suelo lleno de latas y meadas por todas las esquinas. Parece un lugar en el desierto hecho expresamente para eso: las locuras de los jóvenes hasta llegar al coma etílico si hace falta.
Las ilusiones de obtener una relación sexual explosiva se quedan en nada. En fin, resulta patético que se relacionen o logren obtener su primera relación sexual a partir de borracheras sin fin, de colocones que no saben ni dónde se encuentran. Eso no será lo que ellas esperan, sino una decepción absoluta.
El personaje, interpretado por Brendan Fraser ( nominado a los Óscar 2023 como mejor actor)
que se vio obligado a interpretar su papel junto a un traje de judías secas y canicas para dar vida a un obeso inmenso, está de vuelta de la vida, se la suda todo y aunque está a unos minutos de un infarto reniega de ir al hospital. Ese profesor de Universidad a distancia mantiene sus constantes ciegas en su trabajo y pasa de que muera dentro de unos días, por mucho que su amiga y asistenta sanitaria le confirme su asegurada muerte si no pone remedio pronto. Hablamos de "La ballena" última película de Darren Aronofsky ( en su haber destacamos excelentes películas como "Cisne negro" donde las disputas de una bailarina, Natalia Portman, por ser la primera entre sus compañeras le llevará a un extremo de cólera y dolor; "El luchador" vemos a un derrotado de la vida, Mickey Rourke, aquel galán de "9 semanas y media" de Adrian Lyne que levantaba pasiones con aquel "striptease" de Kim Basinger. Aquí aparece el ídolo de otras épocas derrotado y detrás del mostrador de una carnicería). En este caso, se inicia con una visión de una clase "online" donde el profesor esconde su estado físico con su cámara apagada para quedar al margen de la visión de sus alumnos que ven una pantalla en negro con la excusa del profesor de que no le funciona bien.Se desarrolla íntegramente dentro de esa casa en declive rodeado de libros y una sucesión de actos que tendrán lugar con los personajes que van apareciendo en escena como es el caso de su hija, interpretado por
Sadie Sinkque le recrimina el haberla abandonado en su infancia. Por lo tanto, el desarrollo se efectúa íntegramente en su casa como si de una obra teatral se tratara. Muestra ese encierro del protagonista en una prisión y con las personas que entran llega aire fresco de la calle que él puede respirar salvar el último envite de la vida, alargar sus teorías literarias.Fomentar aquello que todavía le queda en su cuerpo, su inteligencia. Además de rellenar el crucigrama de su propia vida para que el espectador se entere del motivo de esa situación.En fin, el drama gira en torno a esa persona que está en la antesala de la muerte y a su alrededor se forma ese ambiente discursivo entre las fronteras de la vida y la muerte y su preparación para entrar en el más allá.